La génesis del Frente Amplio -FA- fue un proceso que tuvo diversos ingredientes. La izquierda tradicional: el Partido Socialista -PS- y el Partido Comunista -PC-, tuvieron décadas de acción política y un desarrollo de su trabajo, principalmente, en las contiendas electorales. Ninguno de ellos pudo superar su raquitismo electoral. Luego hicieron dos intentos para ampliar sus bases electorales, el PS formó la Unión Popular y el PC al FIDEL, pero los resultados fueron igualmente pobres.
De todas formas, constituyeron un antecedente que se sumó a otro tal vez más importante: el Congreso del Pueblo. Pero, al mismo tiempo, hubo un elemento presente en la realidad uruguaya, que sin duda configuró un condicionamiento muy importante porque obligó a la izquierda electoral a buscar una salida alternativa: la presencia operante de movimientos políticos que realizaron propaganda armada.
Al núcleo básico de los dos partidos de izquierda se unieron ciudadanos independientes y algunos desprendimientos de los dos partidos tradicionales, como Rodríguez Camusso, de origen nacionalista; Alba Roballo y Zelmar Michelini, del Partido Colorado.
Sólo los partidos de la izquierda tradicional no podían revertir el grave deterioro experimentado por el Uruguay con la conducción de los partidos tradicionales blanco y colorado. La situación de desocupación, marginalidad y exclusión a la cual descendió la sociedad uruguaya, en aquella época, requirió un enorme esfuerzo social que sólo pudo aportarlo un amplio espectro político social y que se conjugó en el Frente Amplio.
Ese origen heterogéneo estableció una impronta que el FA ha mantenido hasta hoy día. Es una fuerza política que contiene expresiones políticas de diversos sectores sociales. Puede definirse, sin riesgo de errar demasiado, como una fuerza política policlasista.
El FA original tuvo un carácter fuertemente popular y sus definiciones políticas fundamentales fueron de contenido antioligárquico y antiimperialista. Ha sido y es una fuerza política progresista. No tiene planteada como objetivo estratégico la acumulación antisistema. No obstante, tanto el MLN como el MPP que tienen una definición estratégica de liberación nacional y socialismo, la consideran una herramienta muy importante en esta etapa progresista que está transitando el Uruguay.
Pero es importante dejar en claro que la mejora de las condiciones económicas y sociales reflejadas hoy a nivel de ciertos sectores de la sociedad, el FA se las plantea en el marco de la sociedad capitalista en la cual vivimos.
¿Hasta dónde este proceso progresista puede seguir avanzando en un mundo dominado por la globalización impuesta por las grandes potencias imperialistas? Es algo que constituye una incertidumbre.
También está por verse cuanta contribución puede hacerse desde un proceso progresista, para una acumulación estratégica antisistema. Por supuesto, parados siempre desde una perspectiva por lo menos continental.
La verdad histórica, hasta ahora, no ha demostrado fehacientemente que esa acumulación estratégica para la construcción de una vía de transición de la sociedad presente hacia una civilización no capitalista, haya podido realizarse.
Por: Julio Marenales