Como indica la palabra, hay que cortar las raíces. Bordaberry quiere cortar el árbol, más jóvenes presos y durante más tiempo.
La oposición se la agarra con Bonomi y es lo mismo que acusar al bombero por el incendio, la solución es que no se prenda el fuego. De lo que se trata es de combatir la exclusión que genera una cultura de violencia canalizando constructivamente su energía.
¿Cuáles son las raíces?
Las raíces están en la fractura de la sociedad y la exclusión de una parte importante de la población. Cortarlas es que no haya más niños jugando en la basura ni jóvenes al pedo chupando vino en el cordón de la vereda. Para lograrlo es imprescindible crear oportunidades de participación en el sistema educativo y las políticas sociales.
El cruel asesinato del empleado de La Pasiva y tantos otros parecidos dan mucha bronca. Pero no podemos ignorar que los asesinos son también víctimas de una sociedad que los excluye, en la que algunos hacen una exhibición obscena de su riqueza, les crea la ilusión de que matando y robando van a ser felices y finalmente, los destruye. Aislarlos para defender los derechos humanos de la población es inevitable y crear condiciones de recuperación para defender es imprescindible. Pero sólo son formas de apagar el incendio que no resuelven el problema de fondo, evitar que se prenda el fuego.
El programa del FA se propone objetivos sociales muy importantes como reducir el número de personas pobres a la mitad y eliminar la indigencia, resolver los problemas de vivienda más graves, aumentar el número de escuelas de tiempo completo, aumentar la cobertura del Sistema Nacional Integrado de Salud, continuar aumentando los salarios reales y como resultado también continuarán aumentando las pasividades. Pero los resultados económicos de los siete años de gobierno del FA no parecen haber sido suficientes.
Hay dos políticas del gobierno del FA para tratar de revertir la exclusión, algunos programas del MIDES y el Plan Juntos que pone énfasis en la participación. Se pueden agregar otras.
¿Cómo se cortan las raíces?
Los caminos de la inclusión social y la construcción de una cultura son múltiples. Cuando conocí al padre Monzón en el año 2005 trabajando en el MTSS, contó una experiencia que es un buen ejemplo. Decía que las ollas populares podían ser comederos, y si mataban el hambre estaba muy bueno, pero que se podía ir a más y que la comida fuera una oportunidad de integración social. Empezaba por lavarse las manos, por colaborar en poner la mesa y retirar los platos, conversar de los temas del día y con esas sencillas actividades se hacía una experiencia de participación en lo colectivo, de asumir responsabilidad y de desarrollo cultural.
Hay dos nuevos ámbitos de participación creados durante el primer gobierno del FA.
La ley de creación del Sistema Nacional Integrado de Salud estableció las comisiones de usuarios de cada institución con representantes que surgirían de elecciones. Habría que reglamentar y convocar las elecciones, establecer un sistema de mandato imperativo que obligue a los representantes electos que no se olviden de los representados y tengan que consultarlos en las decisiones estratégicas o periódicamente, por ejemplo, cada seis meses presentando un balance de las actividades cumplidas y los lineamientos para el siguiente semestre. La asamblea de usuarios debería tener facultades para destituir a los representantes de acuerdo a procedimientos establecidos en la reglamentación.
El segundo ámbito son los consejos creados por la ley de reforma de la educación, que son un instrumento fundamental para promover la participación de los docentes, de los estudiantes y de sus padres y por este medio, identificar los problemas y buscar soluciones generando un compromiso de los actores de la educación. Al igual que en el SNIS, habría que reglamentar, convocar a elecciones, establecer un sistema de mandato imperativo y consultas, dando facultades para destituir a los representantes.
La posibilidad de generar movimientos sociales en torno a la salud y la educación tiene varios impactos: en primer lugar, es una forma de inclusión social; segundo, es una forma de asegurar que las conquistas no puedan ser eliminadas por un eventual gobierno de derecha; tercero, es una herramienta para que la población sea parte efectiva tomando decisiones en problemas que la afecta directamente; cuarto, permitiría a la militancia frenteamplista fortalecer sus raíces en la población, participando activamente con una perspectiva de izquierda; y por último, los problemas de la educación y la salud llevan también al debate de la seguridad.
El éxito dependerá de la capacidad de diálogo y apertura que tenga el gobierno y de la capacidad del FA de estimular la participación. Es necesario delegar poder de decisión, de ejecución y de control, con confianza en la iniciativa creadora del pueblo, con vocación democrática y sin pretensiones de control.
Por: Jorge Notaro