Uruguay será un país pionero en el cambio de paradigma internacional prohibicionista, por el modelo de regulación de mercados, el fracaso de la política prohibicionista es demasiado evidente.
Uno de esos buenos videos en youtube muestra parte de la historia del porqué la marihuana es ilegal, allí Noam Chomsky explica porqué se generó un discurso criminalizante contra la marihuana. La primera explicación es de carácter de clase: las drogas consumidas por los pobres son criminalizadas por las clases dominantes, el ejemplo de Inglaterra en el siglo XIX en relación a la prohibición de la ginebra, consumida por los obreros, en contraposición al whisky consumido por los lores, es ilustrativo.
La marihuana fue durante muchos años la droga de los pobres. En la década del 30, se venían los fines de la prohibición del alcohol y el departamento de narcóticos de los Estados Unidos se quedaba sin tareas… había que buscar un nuevo enemigo y trabajo para los burócratas. La marihuana venía desde México con un proceso de estigmatización desde los estados del sur, el Senado norteamericano recibió a algunos médicos sin conseguir que dijeran que había evidencias sobre la “maldad” de la sustancia, sin embargo encontraron un farmacólogo que hacía pruebas con perros y marihuana, el cual declaró que la marihuana era capaz de volver loca a la gente, y vino la prohibición y criminalización.
Luego se sumó una fuerte campaña publicitaria, una formidable producción de la década del treinta muestra a un personaje impecablemente vestido que nos dice con talante serio: “Marihuana: ¿amenaza o muerte? Las hojas y las flores secas del cáñamo índico, se usa en forma de cigarrillo, según los expertos puede crear adicción en solo unas semanas, causando la ruina física y moral, y la muerte”
Sin duda la amenaza no fue seguida por miles de personas, esta línea argumental la hemos escuchado innumerables veces. La marihuana puede generar adicción en uno de cada cuatro que la prueban, cierto. Pero muy por debajo del tabaco: seis de cada diez. O del alcohol: cinco de cada diez. Ambas legales. En suma, la capacidad adictiva a una sustancia no es una condición necesaria para su prohibición. Varios lectores fumadores me ahorran decir que la marihuana no genera la muerte. Eso no significa decir que es una droga inocua, puede generar problemas de memoria, no se recomienda a la hora de estudiar, no debe ser consumida por menores, y en caso de consumidores con problemas psicológicos tampoco es una decisión inteligente su consumo. Aunque el porcentaje de consumidores problemáticos de marihuana es más bien bajo en Uruguay. Sólo el 7% según los datos de la última encuesta nacional de drogas. Por tanto, el 93% de los que consumen no tienen consumos problemáticos. La política que propone el gobierno es para el 100% de los que consumen. Hacer políticas sanitarias para el 7% que tienen un consumo problemático y garantizar el acceso a un producto de calidad al 93%… para que este 100% financie las políticas sanitarias, educativas, preventivas e informativas.
El narrador continuaba con su voz más bien seria “Si alguna vez… se enfrenta… a la tentación de dar la primera pitada… NO LO HAGA”, un consejo tan ingenuo como inútil. Este discurso, deslegitima el mundo adulto, cuando le decimos a los jóvenes “no fumes marihuana, te mata”, y sus pares fuman y no se mueren… ¿Quién pierde? El miedo es paralizante, no ayuda a una política seria en drogas. No sería más inteligente decir: la marihuana es una droga que puede generar problemas en la salud, como otras drogas con las que convivimos (alcohol, tabaco). Su consumo implica un riesgo, como muchas de las actividades en la vida, pero hacerlo o no, debe ser una decisión fundada en la información de calidad, no en el miedo. Es mucho más garantista para los padres y madres preocupados saber que el estado va a vender en forma regulada un producto a mayores de 18 años, que la comercialización incontrolada por parte de los dealers.
Por supuesto que tendrá fisuras, ¿qué sistema no lo tiene? Pero será mejor que la regulación del mercado negro que hoy realiza el narcotráfico.
El segundo spot muestra dos “vaqueros”, uno prueba un porro y mata al compañero, le preguntan por qué lo hizo: muestran apocalípticamente al porro.
Los jóvenes se cagan de risa cuando alguien dice seriamente estas cosas.
Al influjo de Estados Unidos vendrían las convenciones en la década del 70, que impusieron la política prohibicionista a escala planetaria, Uruguay, dictadura mediante, se sumaría a esta política.
Cuarenta años después nos proponemos cambiar. ¿Puede ayudar la legalización a la seguridad y al combate al consumo problemático de pasta base de cocaína? Quitarle poder al narcotráfico ayudará a mejorar la seguridad ya que se reducen los delitos asociados a esta práctica. La separación de mercados de drogas implicará dejar atrás el efecto “góndola” por el que los consumidores de marihuana terminan accediendo a sustancias sanitariamente más peligrosas. La marihuana es utilizada por psiquiatras en forma medicinal (y solapada) para aquellos consumidores problemáticos a la pasta base que desean dejar de consumir, la generalización de esta práctica sumado a la sustitución de sustancias por precio (sistema de salud mediante), puede ayudar mucho a estas personas.
El proyecto de regulación de cannabis debe tender a ser mixto, en donde la sociedad civil tenga participación, si el autocultivo no es la solución ideal, no podemos dejar de incluir un modelo que asegura acceso de calidad y ayuda también al combate de narcotráfico.
Posibilitar el cáñamo productivo de uso no psicotrópico, investigación científica, uso medicinal, también deber ser parte del mismo.
Uruguay será un país pionero en el cambio de paradigma internacional prohibicionista, por el modelo de regulación de mercados, el fracaso de la política prohibicionista es demasiado evidente. Dejemos atrás los miedos a cambiar, después de todo, fue el miedo el que nos trajo hasta aquí.
Por: Tati Sabini