Periódico independiente uruguayo que comenzó a publicarse en marzo de 2006 y actualmente es el segundo mayor medio de circulación nacional.
¿Cómo arranca La Diaria?
Surge un par de años antes que salga el diario. En ese momento lo que pasó, esto lo cuento de oídas porque me sumo después al proyecto, fue que un grupo de gente joven, interesada en abrir un nuevo medio de izquierda, caen a Brecha con la propuesta de asociarse para concretar esta idea. Brecha lo empieza a pensar y yo unos pocos meses después me entero del asunto y empiezo a trabajar en el grupo. Se hacen encuestas para ver qué espacio podría haber para un periódico nuevo. El público que les interesaba a ellos era un público más joven que estaba leyendo prensa, pero que por una mezcla de precio y contenido no compraban.
Se comienza a pensar como se podría hacer una publicación. Brecha también, funciona con asamblea interna. Hacemos un informe a la asamblea y las opiniones estaban muy divididas. Podría haber una mayoría muy escasa para subirse al proyecto pero había gente que estaba muy en contra por motivos muy distintos. Había gente que pensaba que a Brecha no le servía subirse a este proyecto porque hacer eso implicaba que si esto andaba mal, se iba a llevar puesto al semanario. Otra gente pensaba que si andaba bien, se podía llevar a los lectores.
No había muchas condiciones para sacar un acuerdo fuerte y nos pareció a los que estábamos en eso, que no daba para sacarlo por una mayoría muy apretada o con gente que estaba realmente convencida de que era un desastre la idea. Entonces retiramos el proyecto. Seguimos trabajando un año más, ya fuera de Brecha. De la gente que estaba escribiendo en Brecha quedé yo solo. Y quedó también Ruben Svirsky, aunque en ese momento estaba en el Comité Asesor de Brecha.
¿Cómo fueron los inicios?
Conseguimos una casa que estaba cerca, que nos prestó Emaus a cambio de arreglarla un poco. Tuvimos una donación de computadoras, de algunas mesitas, de aparatos de teléfonos. Las donaciones eran de uruguayos que estaban en el exterior. Eran máquinas bastantes ineficientes, unas Pentium 2 en general. Pero ya estábamos más cerca.
En el 2005, empezamos a convocar gente para trabajar en redacción. Ahí empezamos a darle más idea al proyecto, por ahí aparece la idea de la suscripción para zafar del sistema de kioscos, que tiene un costo muy alto en el Uruguay.
Luego comenzamos a ver el tema de los números que es muy complicado. Nos ayudó mucho no saber gran cosa. Si hubiéramos sabido no nos tirábamos.
¿Pero la ecuación cierra a partir de los suscriptores?
Si. Lo que pasa es que costó bastante, más de lo que esperábamos. Porque empezás a ver que no te cierra, lo apretamos un poco y la vamos llevando… Y al final del mes te cierra. Pero la cuestión fue que cuando arrancamos, hicimos una conferencia de prensa en la que no fue absolutamente nadie. Nos comimos los sándwiches nosotros. El único extraño era un tipo que quería levantar los contenidos por internet. ¡Gratis! Lo mandamos al diablo y así se fue el único convocado.
Arrancamos con mil personas que se suscribieron sin saber cómo iba a ser el diario. ¡Unos héroes! De todas formas, la hipótesis de que había gente para esto se cumplió. El sistema de suscripción te permite saber bien quien te lee. La prensa actualmente no lo sabe. En cambio, acá sabes perfectamente donde está, en que barrio vive. Lo podes encuestar.
Nuestro relevamiento nos dice que la enorme mayoría de gente que nos lee, no compraba prensa. Hay más gente joven que compra la prensa que no la compraba. Empezó a comprar y ahora tiene un tipo de relación con la prensa que sólo te la da la suscripción.
¿Qué otras facilidades te da el sistema de suscripción?
Empezamos a sostener la suscripción porque no podíamos sacar un diario barato como lo queríamos hacer. Pero después empezamos a ver que la solución tiene ventajas propias. La confianza del lector se renueva por lo menos una vez por mes, no es día a día. No tenés que estar cargando la tapa, inflando nada. Ni siquiera tenés que poner en tapa la noticia más importante del día. Es otro el ritmo. Sabés que el tipo te leyó. Te viene leyendo todos los días, no podés copiar y pegar tres cuartas partes de una nota internacional.
Hay confianza, complicidad. Como un embrioncito de comunidad entorno al diario.Es muy distinto al tipo de relación que tenés con el resto de la gente. La gente se apropia mucho y te exige cosas.
También nosotros la complicamos en muchos sentidos: pusimos un defensor de lectores que la prensa uruguaya no tiene. En general, la prensa tiene defensores de lectores, pero son empleados de los medios. Por tanto, la independencia de los defensores de los lectores es relativa. Quisimos mejorar esta realidad. Para ello, conseguimos a alguien que lo financiara externamente. A final, FESUR puso una plata para pagarle el sueldo a Darío Klein, quien fue el primer defensor que tuvimos. Él no era un empleado nuestro, nosotros no le pagábamos el sueldo. Nos podíamos quejar pero era FESUR el que decidía. No era una figura que si no me gustaba lo que escribía yo le decía: mirá loco si querés conservar el puesto… Si hubiera tenido esa tentación no había forma de llevarla a cabo.
La actual defensora es Soledad Platero. Al final del año pasado pedimos que los suscriptores presentaran candidaturas. Hubo doce. Las pusimos a votación. Los suscriptores la pueden sacar y sí yo la quiero sacar tengo que hacerlo públicamente, publicar que la quiero sacar. Tengo que decir el porqué y poner a votación de los suscriptores sí se va o no.
La Diaria trata de inventar. No tenés que resignarte a que por ser Uruguay, un país chiquito… con lo que saques ya está, ya es un logro. Desde el principio, estuvo la idea que este proyecto tenía que tener una consistencia en muchos aspectos. Una consistencia en el funcionamiento interno, en el discurso político. Si estamos diciendo que vamos a defender relaciones sociales distintas, tenemos que aplicarlas acá adentro y eso tenía que ir desde la selección de agenda hasta el trato con la gente cuando se los llama por teléfono. Era mucho más complicado, porque esto no se sostiene en un solo pilar. Se sostiene en varios pilarcitos. Quizá cada uno de ellos es frágil pero juntos aguantan.
No ha sido nada fácil, hace dos años y pico que están cerrando los números. Tenemos un pasivo que es del tiempo que nos llevó llegar hasta aquí. Los números dan pero es lo que le pasa a todas las cooperativas. Cuando entrevistamos a las cooperativas, todos hablan de las dificultades para acceder al crédito. Recién ahora está el FONDES. Antes no había nada. Nosotros no tenemos garantías. La casa es alquilada. No nos dan préstamos.
¿Al principio cómo consiguieron la financiación?
Inventamos La Diaria S.A. Es una sociedad anónima muy peculiar. La compramos hecha. Esta S.A. tiene unas acciones que son las que te dan derecho a decidir, el 100% es nuestro y después hay acciones que te dan derecho a tener un representante en un directorio compuesto por 5 personas. Y sí alguien las tuviera todas, tampoco manda. Hay un representante por las acciones privadas y soy yo contra cuatro. Los otros cuatro son de los trabajadores, entonces no tiene riesgos en ese sentido. Esas acciones no son muy atractivas, una cosa que no te da beneficios no te da poder, en realidad lo hacés por querer ayudar. Juntamos alguna plata, gente amiga nos prestó y después terminás en ese préstamo de tipo no bancario que después te come la cabeza. Así, hemos conseguido salir pero hay que pagar sueldos. Y esto no es una microempresa. Si contás el centro de llamada, los distribuidores… estás arriba de las 100 personas.
¿Cómo empezaron a funcionar como cooperativa?
Al pasar los meses, los números no cerraban. Hicimos una asamblea y planteamos como venía la mano. Los sueldos previstos se podían sostener pero… La asamblea decidió seguir y bajarse los sueldos. Apostamos al proyecto. Formalmente, somos una cooperativa desde hace un tiempo pero desde el principio se trabajó con asambleas. Desde el comienzo, todas las decisiones de la Directiva se elijen en asamblea. Esta fue la condición para que esto haya podido funcionar. Todo termina cerrando un poco, porque en realidad queríamos hacer un proyecto que nos parecía que valía la pena. Sí no era un proyecto colectivo que incluyera un cambio de relaciones adentro, más allá del discurso que pudiera tener el periódico, no iba a funcionar.
Eso hace que la gente que se sienta convocada, se la juegue por esto. También esto está asociado a la libertad, la independencia. Dependemos de los números, de los lectores pero no de la voluntad de un dueño que se puede molestar por algo que escribas. Entonces, la gente opta por sostener el proyecto.
Creo que las personas que trabajan acá podrían trabajar en cualquier otro lado por más plata. Se quedan porque se quieren quedar. Y se quieren quedar porque valoran que esto es de ellos.
La gente le tiene miedo al funcionamiento colectivo. Piensa que enlentece, que burocratiza. Estuve hace unos años en España, donde hay un movimiento cooperativo muy fuerte y no hay ningún medio de comunicación grande que funcione de esta forma. Ellos nos preguntaban cómo hacíamos. ¿Hacen asambleas para ver que sale en la tapa? No, la gente es elegida y después tiene sus responsabilidades, rinde cuentas, hará macanas pero cuando hay que decidir decide. No podés hacer como hacían los republicanos españoles que paraban la batalla para decidir sí había que atacar o no y mientras tanto los fascistas los acribillaban. Y todavía encima, en el negocio de la empresa en Uruguay, nadie vive de vender diarios.
Nosotros intentamos hacer el primer diario que vive de vender diarios. Por esta situación es que, en algunos casos, una empresa que le interesa tener diarios acá los subsidia, es común. Últimas noticas, que no sale mal, tiene el problema de la marca que es una lápida. Hay una trabajo periodístico importante, no el tema editorial, hay gente que labura. pero vende muy poquito, no cierra ni por broma. Eso existe porque hay una persona que le interesa tener un medio de comunicación. Hay otros medios que también funcionan de esa manera o con alguna inversión extranjera o con alguien que equivocado o no, piensa que le puede dar este algún punto de apoyo para otros negocios que tenga el país. Y finalmente tenés el diario El País, que vive básicamente de vender algo que no es un diario, vive de vender suplementos clasificados que no es un trabajo periodístico y que además tiene fatalmente los días contados, porque en el mundo ese tipo de papel clasificado se murió. En Uruguay todo llega un poquito más tarde pero Internet mata a eso y mata con menor rendimiento, no sacás la misma plata de tener un suplemento clasificado on line que impreso.
Leíamos también en el sitio que el perfil de las personas que trabajan en la Diaria es joven. ¿Eso fue buscado?
En realidad yo tiro un poco para arriba la edad pero hay dos persona mayores que yo, el resto está bastante por debajo. Pero sí, como la idea era llegar a un público más joven, lo más normal para conseguir eso era también que la gente que escribiera fuera realmente gente más joven que la que suele trabajar en la prensa uruguaya. El promedio de entrada era un poquito por encima de treinta años más o menos. Hay gente de veinte y poco.
Y también implicaba dejarla escribir en una forma más personal, que no entrara en el molde del estilo del medio: no se tiene que notar quien escribe. En cambio acá tratamos de que se note que la misma nota hecha por dos personas no va a ser igual y por eso se firma bastante más que en la prensa promedio. Eso te permite estar atento a la agenda desde una mirada más joven. Es más fácil que alguna gente mayor funcione como reserva de memoria del colectivo que la inversa.
Es bastante lógico también que a una persona joven, un tipo que tiene más de sesenta sea un referente histórico por el solo hecho de tener más de sesenta. Aunque en realidad su papel cuando las cosas pasaron en su tiempo histórico, cuando fue joven, fue muy lateral. Pero la gente mayor tiene cierta tendencia a ir apropiándose de la historia. Ahora por ejemplo toda la gente que estaba cuando se fundó el Frente Amplio, son fundadores. Estaban ahí cuando se fundó. Eso no quiere decir que alguien les preguntó cómo tenía que ser el Frente No participaron de esa discusión, adhirieron, acompañaron. Los fundadores del Frente Amplio en su mayoría se murieron todos hace años.
¿A partir de los datos que ustedes tienen de los suscriptores pueden sacar un perfil de los lectores de La Diaria?
Sí claro tenemos los datos y además los encuestamos. El perfil de lector en Uruguay, es más o menos el mismo para toda la prensa en Uruguay.
Nosotros podríamos decir que recuperamos, en un espacio de lectores de diarios, gente y especialmente recuperamos gente más joven, que de repente vienen de familias que tenían históricamente costumbre de leer prensa y se había perdido o seguían interesados en eso, los padres o los abuelos pero la gente joven no. Esa gente se recuperó.Pero yo me acuerdo cuando salía la primera versión de Mateamargo, en papel, que se vendía mucho. En realidad más allá de escribir y del recorte temático, más el estilo y el contenido. Esto responde más a otro tipo de sector socioeconómico como destinatario. No era tan distinto el perfil de lectores cuando se estudiaban encuetas de aquel Mateamargo que el resto de la prensa. Sí uno tomaba Búsqueda y Mateamargo, sí habían extremos en el sentido de decir: Búsqueda la compra determinado sector socio económico y Mateamargo lo compra otro sector socio económico. Había una cantidad de gente que estaba en el perfil de gente que podía leer Búsqueda desde el punto de vista socio económico, pero no en el ideológico. Pero no eran nuevos sectores que ingresaban a leer prensa. No había algo que pudiera decir hay un sector de laburante para abajo y esos son los que compraban Mateamargo. De repente lo compraba la misma persona, con nivel educativo terciario, con una posición media pero que quería leer las noticias en ese formato y con esa temática. Pero no necesariamente era su mundo, el mundo que le interesaba era otra cosa.
Entonces vos decís que La Diaria vino a ocupar ese espacio, a recuperar a los sectores que habían abanado la lectura de prensa escrita.
No por un marco de abandono sino por la no reproducción de esa costumbre. En varios sentidos pasa eso con La Diaria. También era parte de nuestra intensión en el momento histórico que se formó el proyecto, era decir: acá está pasando algo que nos preocupa y tiene que ver con la reproducción de la izquierda. Ya no en el término de la reproducción de lectores de prensa sino más político ideológico.
Los medios de prensa históricamente tienen esa función, entre otras, como organizadores de una manera del mirar el mundo. Y nosotros dijimos acá hay algo que complica esa reproducción de izquierda, en un momento además en el que la izquierda, cuantitativamente, electoralmente, estaba ahí para ganar, año 2004. Pero está pasando algo con el pensamiento de izquierda, que no vamos a solucionar con un medio de comunicación, esa reproducción requiere muchas otras cosas, pero podemos ayudar.
¿Cómo articulan esto que estás planteando con la necesidad de construir noticias todos los días?
Por un lado hay un alejamiento, un divorcio de determinados sectores. Tradicionalmente son formadores de opinión o van a serlo cuando, por su formación, su condición, por el papel que ocupan en la sociedad, se den una cantidad de condicionantes que no se elijen, se dan. Esa es gente que no deja de informarse. Pero la oferta que había desde todo punto de vista, con una lectura más de izquierda de la realidad no estaba siendo la más adecuada para esa demanda. Por factores en alguna medida culturales, de edad pero no solo de edad. Pero de repente no es la izquierda en total. Esa parte de izquierda no tiene una afinidad son un periódico propiamente oficialista. No le interesa, no le gusta, le molesta recibir un periódico que le de línea y continuamente le explique, en términos muy básicos, quien es bueno, quien es malo, que le borre matices que omita la noción que tiene cualquier persona mínimamente pensante.
Y bueno estar comprometido, involucrado con algo no quiere decir, que no puedo tener un pensamiento crítico sobre eso. Por ahí estaba el punto débil que nosotros veíamos. Esto significa tener opciones en cuanto a ver qué se publica, a veces hay gente que de cierta ortodoxia le molesta eso, le molesta que salgan determinadas opiniones. Sentir eso de que ustedes no están alineados a la defensa de esto o le dan pasto a las fieras. Cuando es sabido que las fieras no comen pasto. Entonces es muy difícil ver desde adentro de la actividad política le cuesta entender, que es necesario para una acumulación de izquierda propiamente que haya cosas que abarquen más.
Las publicaciones que están pensadas para militantes orgánicos de los grupos no deben ser oficialistas en el sentido que antes les mencionaba. A lo mejor tienen que ser más en una onda de discusión de las cosas que un producto para público más amplio.
Pero todos los gobiernos en algún momento, piensan que su problema es que, sí están convencidos que las cosas las hacen tan bien y a la gente no le gusta, hay problema de comunicación. Hace falta alguna herramienta para que la gente se dé cuenta de lo bien que se están haciendo las cosas.
El pensamiento crítico se construye con los hechos. La gente se plantea los problemas a través de los hechos. Nosotros seríamos muy ineptos en pensar como se puede resolver los problemas dentro de 200 años en una etapa muy avanzada de construcción del socialismo. No está en nuestra experiencia vital. Yo creo que no hay contradicción entre las dos cosas. Porque se trata, no de darle línea al público que a uno le interesa, sino de proponerle insumos para su interpretación. Es un público que está interesado en las noticias, sino estuviera interesado en lo que pasa sería un tipo de espécimen que tampoco entinede para qué va a servir políticamente.
Capaz que lo difícil en esto de poder aportar insumos, dentro de un marco de izquierda, pude ser el no caer en las luchas internas, dentro de la fuerza política, ¿no? ¿Ese puede ser unos de los obstáculos que enfrenta la diaria hoy?
Es un problema habitual, hay una buena parte del público lector de prensa que es elite, político, empresarial, institucional y esa gente esta muy especialmente sensible a leer todo los que se publica en función de sus propias pujas y demás. Las campañas electorales son picos de eso. Porque como además todos están tratando de producir noticias que los beneficien a ellos y los perjudiquen a los otros rivales leen todas las noticias relacionadas con eso. Si sale esto que a mi me puede dejar mal parado, es porque hay una operación para joderme. Entonces suponen que es una operación desde arriba para abajo, desde el centro a la periferia. Hay una persona que es un director o algo por el estilo que es la que dio orden de hostigar a tal polítco y de defender a otro. Entonces se nos quejan por fotos, hay momentos que se nos quejan porque no les gustó cómo salieron en tal foto. Un día sacamos una tapa en la que aparecían unos parlamentarios hablado por celular en una sesión y después nos llega una queja de uno de ellos, de que eso en un marco de campaña de elecciones del FA, da la impresión que en vez de estar haciendo su trabajo parlamentario estaba haciendo otra cosa con el celular, entonces eso lo perjudica, pero eso no es cierto. Hay momentos que esa sensibilidad esta mucho más a flor de piel.
¿Como evalúan sí existió avances o no sobre la legislación sobre medios en esta etapa progresista?
Acá pasan dos o tres cosas a la vez, una es que efectivamente es una cuestión delicada, uno no puede entrar en el terreno de la relación de los medios con una posición muy esquemática porque sino hace macanas. Hay cantidad de matices que hay que tener en cuenta, reconocer como funciona en lo menudo, en esto es lo menudo lo que determina la cosa. Sino fuera así no podría haber habido toda la enorme producción de doble sentido de la época de la dictadura. Justamente lo grueso estaba todo muy reglamentado pero siempre queda una cantidad enorme de posibilidades y destinatarios capaces de decodificar eso´, a veces hasta en exceso. Hay cantidad de cuentos muy graciosos con el canto popular donde la gente veía segundos sentidos donde no los había, ya la dinámica era a ver que quiere decir esto. A nosotros a veces nos pasa porque usamos títulos con doble sentido nos ha pasado alguna vez que pusimos un título mal y la gente le encuentra doble sentido a ver qué quiere decir.
En los siete años de izquierda creo que estamos enormemente atrasados con esto. Creo que los de las radios comunitarias se resolvieron bastante bien, con un criterio bastante avanzado en términos de comparación internacional. A lo mejor porque el retraso uruguayo permitió ver la experiencia ajena.
Por: Colectivo Mate Amargo