Contextualización de las fuerzas no capitalistas
La expulsión de los productores familiares, en el devenir del neoliberalismo y sus años de instauración previa, se plantó como un proceso continuo. A esto se le suma la expansión del agronegocio llegando a Uruguay desde la región. Ahora al productor familiar lo corren con plata y no con miseria (la expansión económica).
La llegada de los gobiernos progresistas vuelca un número de técnicos y planes al campo que cambian la lógica organizativa. Recientemente se ha producido un importante aumento en cuanto a número de organizaciones en el medio rural, como el número de productores familiares asociados a las mismas, persiguiendo la «zanahoria» del subsidio o de planes estatales.
La tarea de militante integrado en dichas organizaciones es ni más ni menos que trabajar en pro de la sustentabilidad de la organización en el medio rural. Es decir, lograr que la organización se mantenga como tal vinculada a las poblaciones locales, los asalariados rurales, independientes del gobierno de turno, como también de la Asociación Rural, La Federación Rural, etc.
Las sociedades de fomento rural como organizaciones históricas y predominantes tienen varios roles, uno el asociativo-organizativo, que es el que en general se cumple mejor. Por otro lado está el rol político-reivindicativo, el cual está llamado a ser fortalecido, tratando de lograr generar demandas genuinas de la sociedad rural organizada ya sea a través de las mesas de desarrollo rural o cualquier otro canal o forma de organización que se considere.
Las mesas de desarrollo rural creadas desde el gobierno –como lo fueron las fomento rural- deben ser apuntaladas atendiendo reclamos reales de la población rural organizada. Las mismas deben tener un carácter interactivo entre gobierno y organizaciones. Bajo ningún concepto pueden adquirir una dinámica expositiva, la sociedad tiene que apropiarse de este tipo de herramientas, los gobiernos son coyunturales, la organización no.
Construyendo Alternativa
Hoy en día la defensa de un modelo que apunte a la producción familiar como la defensa de los colonos, en un país sin campesinado, resulta dentro de la estrategia para la construcción del camino hacia el socialismo. ¿Nos podemos imaginar un modelo soberano donde la producción y el conocimiento recaiga solo en el Estado? ¿Qué apropiación del territorio tiene un pueblo si no vive en él? En ellos se encuentra la masa crítica, la que vive la contradicción, y se presentan como pieza clave en el desarrollo de la soberanía alimentaria, la defensa territorial, la defensa de los recursos naturales.
Traemos la agroecología como modelo de desarrollo productivo a la discusión. Esta implica una concepción distinta de ver las relaciones laborales, el intercambio con el medio y el sentido de propiedad. Plantea un modelo más amplio que el concepto de “producto orgánico” (un fin que cuida el producto pero no las relaciones sociales en que se produce)., donde las comunidades son las que se apropian del territorio produciendo y fundamentalmente defendiéndolo. Apunta a que la población local haga su propio camino, con justicia social y sustentabilidad a nivel ecológico (suelos, aguas, flora y fauna). Bajo esta visión la producción es diversificada, la propiedad colectiva, y es el mismo medio el que regula plagas, falta de nutrientes, etc. Si vaciamos una caja y plantamos mono cultivo es de fuerza lógica que lo único que va a crecer es la plaga que se alimenta del mono cultivo. Este modelo no es sin la gente, tampoco sin el conocimiento aplicado.
Los jóvenes productores, los jóvenes de la ciudad, los estudiantes..
Partimos del hecho de que la población rural está envejecida y la emigración campo ciudad de los jóvenes -en su derecho de desarrollarse- no para. Es por ello responsabilidad tanto de los jóvenes, pero en mayor media, de todos los compañeros, generar espacios en donde los pocos jóvenes rurales puedan expresar sus propias inquietudes, debilidades y también formarse en todo lo que haga a su permanencia.
Es en este contexto que se plantea la cuestión del militante joven. Su principal característica, su cuestión etaria. La etapa progresista de este gobierno que nos toca vivir, no plantea ir más allá, pero da las condiciones materiales para construir.
La construcción de poder popular, la base de la sociedad de mañana, es además de colectiva, permanente. Desde los territorios, desde los espacios comunes que tenemos, se van gestando. No hace falta Institución presente, ni discurso. Pero si están faltando los hechos y en eso no podemos claudicar.
En este marco la bandera de “la defensa de la tierra” que debe ser tomada por las organizaciones sociales, tiene que definirse en dos cuestiones: cuando decimos tierra, ¿qué decimos? ¿Cómo pasamos del plano discursivo -de la bandera-, a la acción, ya sea desde los centro de estudio, desde los barrios?
La formación académica –salvo pequeños reductos-sigue el desarrollo del modelo de producción capitalista, tampoco queremos decir que solo siendo “buen” técnico es suficiente.
La sociedad en su conjunto está de espaldas a su principal riqueza. Los movimientos desde las ciudades, comienzan a mostrar una preocupación por el ambiente, los recursos naturales aunque la estructura agraria sigue sin discutirse. El «Uruguay Natural” lejos de ser un modelo ha sido la cobertura ideada para no discutir cuáles son la relaciones sociales en el campo.
¿Quién defiende al colono? ¿Al productor de alimentos?, ¿A quién le corresponde plantear la soberanía alimentaria?¿Es responsabilidad del consumidor, de quien la produce, del Estado? ¿La plusvalía de los intermediarios quién la combate? ¿Cómo defendemos el ambiente?
Insertarse en el medio rural, trabajar la agroecología, desarrollar la importancia del campo, el territorio y la praxis política son cuestiones a estudiar, discutir y proponer.
“(…)Afirmamos que la agroecología se fundamenta en los saberes y prácticas ancestrales, que construye el conocimiento a partir del diálogo y el respeto a las diferentes visiones y procesos, del intercambio de experiencias y utiliza tecnología apropiadas a la producción de alimentos sanos que atiendan a las necesidades de la humanidad(…)
(…)Debemos proteger nuestros saberes de las empresas, que a todo convierte en mercancía, para que no se apropien ni roben nuestros conceptos y los utilicen como productos privados al servicio de la lógica capitalista. Hoy día enfrentamos una coyuntura en donde el banco Mundial, los malos gobiernos y las empresas transnacionales nos quieren roban el concepto de la agroecología a través del proceso de la COP-17 en Durban y Rio 20 para justificar el engaño de los mercados de carbono del suelo. Frente a esto, afirmamos que La Agroecología es Nuestra y No Está en Venta.(…)
(…)Denunciamos el modo de producción capitalista y sus expresiones de dominación como el agronegocio y la explotación minera, con su acaparamiento y reconcentración de tierras y agua, el desalojo y criminalización de las organizaciones y las familias campesinas e indígenas, la sobre explotación de la fuerza de trabajo y los bienes de la naturaleza. La imposición de un modelo de producción basado en el monocultivo, en la disminución de la biodiversidad, en el uso de agrotóxicos, de transgénicos y el patentar del patrimonio cultural de los pueblos (las semillas, el conocimiento, las tecnologías y las prácticas).”(…)
Segundo Encuentro Continental de Formadores y Formadores Agroecológico
04 de agosto de 2011.
Declaración Final
CLOC-Vía Campesina
Por: Colectivo Agro