La cuestión de las drogas es tan vieja como la propia humanidad y ha acompañado a los hombres a lo largo de toda su historia.
El tema de la marihuana ha tomado especial significado en los últimos tiempos, varias organizaciones levantaron la bandera de la legalización. En el Parlamento se convirtió un tema de debate y reflexión, el Poder Ejecutivo entró en escena con un planteo osado y para algunos impertinente, lo cierto es que pateó el avispero y puso a este rincón del mundo en primera plana.
Mateamargo tuvo el gusto de estar en la presentación del libro “Marihuana y otras yerbas” en el café la diaria. En la mesa de presentación estaban, la Dra. Raquel Peyraube, Enrique Fernández Romar, Psicólogo Social, Sebastián Aguiar, Sociólogo y miembro de ProLegal y el autor.
Entre el público miembros de la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil que promueven la legalización del cannabis, la Junta Nacional de Drogas, Sebastián Sabini (presidente de la comisión especial de drogas y adicciones del parlamento), compañeros de Guillermo de Brecha, amigos y familia.
Desde distintas miradas coincidían todos en cuanto a la calidad de la investigación periodística y del enfoque del relato. Se trata de una narrativa, al estilo Garat, que viene como anillo al dedo a la discusión que se está procesando en la sociedad en este particular momento, un escenario en el que el porro cobra una visibilidad que nunca antes había tenido en Uruguay.
Cuenta el autor: “Estaba haciendo una crónica para el semanario Brecha en febrero de 2011. Fui a visitar a Alicia Castilla y Mauricio Balitzki a cárcel de Canelones, me comí toda la revisación, como si fuera una visita, me pareció bastante chocante la situación que vivían ellos dos. A partir de eso consideré interesante poder indagar en los argumentos que le dieron cimiento al prohibicionismo, tanto en el imaginario social como político, a partir de eso inicié una investigación para conocer cuáles habían sido los usos de las drogas recreativas en el Uruguay y cómo a principios del siglo XX comienzan las reglamentaciones, a partir del primer Batllismo. Estas reglamentaciones terminan siendo muy fuertes en la época de Terra quien incluye a algunos médicos en comisiones de lucha contra las toxicomanías que comienzan a mutar hacia lo policial, coincidiendo con los conflictos de la guerra fría.”
El libro recorre los finales de la década del sesenta, con los pseudo hippies, por decirlo así, algunos colectivos artísticos que utilizaban marihuana esporádicamente, la dictadura cívica militar que reglamenta muy fuertemente el uso de drogas y sale a la caza de los usuarios, más de mil cien van a la cárcel o al hospital Vilardebó, por consumo de drogas, pero, ningún traficante fue preso. Luego deviene la reapertura democrática, con la aparición de las razias en el espacio público, colectivos que se organizan, que resisten esta situación, algunos de estos reivindicaban el uso de la marihuana. Más adelante el autor habla de los años noventa, el ingreso del poder del narcotráfico, casos de corrupción bastante importantes, lo que dejó el narcotráfico al país.
“Marihuana y otras yerbas” relata los sucesos del 2000 con los dichos de Jorge Batlle sobre la legalización, las repercusiones que tuvieron fuera y dentro del territorio; el ingreso de la pasta base en función del contexto internacional particular. También narra cómo algunos colectivos, sobre todo las Juventudes del Frente Amplio comienzan a tomar esta bandera y logran instalar el tema en agenda y cómo la marihuana va adquiriendo cierto prestigio y logrando aceptación.
Es de destacar el diseño de tapa obra de Manuel Carballa de alto contenido simbólico, con un juego para el ojo de encontrar en el dibujo momentos del libro, íconos de la cultura de todos los tiempos, objetos asociados a las distintas sustancia a trazo de birome.
Una lectura ágil, que indaga en las representaciones que fueron marco a las diferentes reglamentaciones de las drogas ilegales durante el último siglo hasta hoy el libro recorre la discusión del tema de las drogas a nivel legal, político y social. Combina el lenguaje coloquial con la investigación, viene a aportar una perspectiva particular al basto universo de opiniones sobre un tema polémico que las demanda.
Por: Paula Pérez Lacués