Al final quién paga…

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Por: William Quinteros

¡¡¡Viva los alterados!!!

Hoy aquí en Noruega, mejor dicho en Escandinavia, nos despertamos con la noticia de que SAS, la legendaria línea aeronáutica del norte, está técnicamente fundida. La alternativa parece muy clara, si los países, Dinamarca, Suecia y Noruega, no ponen más capital (subsidios), habrá que asumir la quiebra de la empresa, que no solo se limita a los aviones. El paquete de medidas propuestas, ha sido en resumen: reducción de personal en varios miles de personas, rebaja de sueldos hasta de un 35%, por solo nombrar las que más nos conmueven. No estoy hablando de PLUNA con unos pocos aviones, estoy hablando de una compañía que tiene detrás tres países, SAS.

Estoy aprontando mis maletas para ir para mi paisito, di muchas vueltas para conseguir pasajes baratos y que no te den la vuelta al mundo. Al final caí en IBERIA, derechito de Madrid a Montevideo. Ayer leo en El País de Madrid, que más de 4500 obreros de IBERIA perderán su trabajo, y los que conserven sus puestos tendrán que aceptar nuevos horarios de trabajo y mucho menos sueldo. La empresa, dijeron los ejecutivos, no puede seguir asumiendo pérdidas diarias de millones de euros. Como comprenderán estoy temblando ¡quién sabe si llegaré al Uruguay!

¿Qué está pasando en el sector? Que lo digan los que saben, yo lo que sé es que, en lo que a nosotros nos toca, me refiero a PLUNA, se ha “embarrado tanto la cancha”, que visto de afuera, da la impresión que algunos gozan con la desgracia del país. Hacen mucha fuerza, ponen mucho empeño para que las cosas salgan mal o no salgan, eso a cualquier precio, incluso el de mancillar el nombre de honorables personas, como la del señor director del Banco de la República Oriental del Uruguay.

Es hora de ir separando “los tantos”, según parece se van a cobrar los muy llevados y traídos 13 millones de dólares (aval del remate). Los aviones que estaban en condición de leasing con opción de compra, será devueltos en condiciones no muy costosas para el país. Nos restan algunos que están en tierra. Nos resta, también la fuente de trabajo de cientos de afectados por la quiebra y nos resta la “conectividad” del país con el resto del continente y del mundo. Según parece hay varias alternativas, algunos interesados. El gobierno trata de que esto le cueste al país lo menos posible y además que sea una solución duradera. Se trata de un desafío muy complicado, pues como lo he tratado de describir, hay en el sector una situación muy frágil y lábil.

Pero esto no es en definitiva lo más complicado, lo más humillante es la politización, mezquina, barata, poco seria, que se ha hecho del tema PLUNA. Quizás dentro del país este circo pueda resultar entretenido, pero desde aquí, resulta vergonzante, porque denota un comportamiento primitivo, impropio de una nación como la nuestra. Me pregunto si esto ¿será una herencia del tiempo de la dictadura? La interpelación hecha ante que finalizaran los plazos para ejecutar la garantía del aval del remate de los aviones. Las acusaciones ante la justicia, poco serias, que motivaron el desfile de autoridades por el juzgado, como si se tratara de criminales. Todo esto ¿para qué?

Creo que es imposible no “alterarse”, sobre todo si volvemos a aquello de que: “tire la primera piedra el que esté libre de culpa”. El señor director del BROU tiene todo el derecho del mundo de “alterarse”, es más, tiene todo el derecho del mundo para exigir ser resarcido por los agravios de que ha sido víctima. Y yo, Juan Pueblo, exijo que los responsables de este circo paguen el precio político que corresponden. Me refiero a la “oposición”, que ni siquiera merece ese calificativo.

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