Por: Alejandro Gutiérrez
¿Por qué es tan relevante la energía en el mundo actual? ¿Qué vinculación hay entre energía y desarrollo tecnológico? ¿Es posible construir nuestra soberanía energética? ¿Qué factor juega y puede jugar el sector energético en el desarrollo de las fuerzas productivas? Si nos planteamos pensar Uruguay y América Latina, desde una generación que trabajará, militará social y políticamente, y criará a sus hijos en este país en los próximos 40 años, debemos hacer un profundo esfuerzo de dar rigor y buena puntería a los planteos.
Puede aportar a pensar en la dinámica del sistema la lectura de ciencia ficción, en 1953 Fredeik Pohol con el apoyo de Cyril M. Kornbluth escribieron una novela que resultó ser una gran sátira al sistema capitalista. Según comentarios de la crítica de la época: “Mercaderes del espacio podría ser llamada la mejor novela de ciencia-ficción… Una utopía donde el sistema económico ha devorado al sistema político, donde las grandes compañías ejercen el poder, sin intermediarios, y hasta el fin… y la sociedad ha sido estratificada rígidamente en productores, ejecutivos y consumidores… No es meramente un mundo donde el hombre de la publicidad es el rey; combina además el lujo y la escasez, aparatos fantásticos junto a la falta de combustible, toda clase de bebidas y gomas de mascar, y una extrema escasez de proteínas.” La increíble sátira premonitoria fue pensada 60 años antes, hoy el desafió de pensar el futuro lo debemos plantear en clave de oportunidad del cambio tecnológico, para desarrollar soberanía sobre nuestros recursos y construir una sociedad más justa y prospera en la que vivirán nuestros hijos.
Toda actividad humana tiene siempre asociada en forma directa o indirecta el uso de energía en sus diversas formas, la energía propia la denominamos trabajo humano. En la sociedad se hacen uso de otras fuentes de energía externas. La principal fuente de energía y la que hace posible que la vida exista es la energía solar, a partir del proceso de fotosíntesis se producen alimentos vegetales, base de toda la cadena alimentaria.
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde el hombre primitivo, un millón de años atrás, hasta el presente. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX con el desarrollo del generador de vapor y de la posibilidad de desarrollar fuerza motriz, se abrió la posibilidad de utilizar las grandes reservas energéticas de recursos no renovables como el carbón mineral. En la misma época se desarrolla la llamada “Guerra de las Corrientes”: Edison promovía el uso de la corriente continua en contra de la corriente alterna promovida por Westinghouse. Esta disputa era el reflejo de los intereses económicos entre empresas europeas que promovían la corriente directa contra la opción de Westinghouse Electric.
Finalmente se impone la corriente alterna debido a que el desarrollo de los transformadores de la época permitía hacer más eficiente el cambio de voltaje, lo que hacía más convincente su distribución dado el estadio de desarrollo de la época. Resuelto entonces el desarrollo de una tecnología eficaz para la distribución de energía eléctrica, se fue generalizando su disponibilidad para distintos usos finales. Paralelamente y en la misma época de la “Guerra de las Corrientes” se desarrollaron distintas invenciones de automóviles con fuerza motriz proveniente a máquinas de vapor, motores eléctricos y motores a combustión. A lo largo del siglo XIX se sostienen y coexisten automóviles movidos con máquinas de vapor, eléctricos y con motores de combustión interna. La generalización del uso de automóviles propulsados por motores a combustión está asociada al desarrollo de la industria petrolera, los avances en los procesos de refinación y la disponibilidad de los combustibles líquidos para el transporte.
Los últimos años del siglo XIX y principios del siglo XX estuvieron signados por importantes transformaciones tecnológicas, las transformaciones tecnológicas tuvieron asociados procesos de concentración de capital y del desarrollo de poderosas empresas. El motor del desarrollo del sistema capitalista fue sin duda movido a petróleo. Los primeros años de la historia del petróleo (1859-1909) tuvieron una predominancia de Estados Unidos en la industria liderados por la Standard Oil Company fundada en 1970 por Rockefeller, la cual en sus orígenes controlaba el 80% de las refinerías y el 90 % de los oleoductos.
Muchas de las tecnologías predominantes de la actualidad tuvieron sus primeros desarrollos hace más de un siglo, pero no fueron las únicas tecnologías desarrolladas. Al profesor Poul La Cour radicado Askov (Dinamarca), le fue encomendado por parte el gobierno danés resolver el suministro de energía en áreas rurales, en este marco construyó el primer aerogenerador capaz de producir energía eléctrica en 1891 el cual se puede ver en la figura . Los aerogeneradores instalados en una zona de nieve y difícil acceso resolvieron la iluminación de escuelas danesas, a partir de la electrólisis generaban hidrógeno que acumulaban como combustible para su uso en faroles.
El modelo de desarrollo económico fuertemente vinculado e imbricado con el modelo de desarrollo energético, ha impulsado el paradigma del consumo, se tuvieron invenciones que modificaron radicalmente la vida en el planeta, como por ejemplo el motor de combustión y el automóvil. El hombre actual consume órdenes de magnitud de energía superiores a las que consumía el hombre primitivo.
La transición hacia el uso de nuevas fuentes es una transición básicamente tecnológica lo que implica la oportunidad de un reordenamiento de fuerzas productivas y de generar nuevas dimensiones de soberanía a nivel nacional y regional.
Nuestros bisabuelos y abuelos tuvieron la grandeza de innovar y plantarse frente a la realidad e intentar torcer los designios fatalistas del desarrollo capitalista de la época, así crearon UTE y ANCAP, que representan la voluntad de toda una generación de construir un camino propio, un proyecto de país. En las actuales circunstancias estamos ante parecido cruce de caminos, el paradigma energético vigente está en crisis. La crisis del paradigma energético vigente se resolverá con una nueva ola de innovaciones.
En nuestro país estamos viviendo momentos históricos en lo que refiere al desarrollo de instrumentos que hagan posible el desarrollo de fuerzas productivas en torno a la transformación de la matriz energética. Ejemplo de ello es el actual acuerdo estratégico entre dos empresas públicas regionales: UTE y Electrobras para el desarrollo de la energía eólica en nuestro territorio, y el plan de integración productiva regional que viene de la mano impulsado a nivel de gobiernos entre Brasil y Uruguay. Los riesgos para la concreción de la nueva realidad tecnológica regional, son las consecuencias de la crisis del centro del sistema capitalista que genera excedentes de aerogeneradores fuera de la región a precios muy bajos, lo que impacta muy negativamente en la incipiente capacidad industrial de Uruguay y de la región. Construir una nueva realidad que potencie el desarrollo de las fuerzas productivas a nivel local, propiciando este desarrollo a nivel nacional y regional, es la clara oportunidad que se nos presenta, en el marco de las necesarias transformaciones tecnológicas que se irán concretando. Los riesgos como siempre están latentes.