Por: Rosa María Torres
How GERM is infecting schools around the world, by Pasi Sahlberg
El artículo que incluyo abajo fue escrito en inglés por Pasi Sahlberg, director del Centro para la Movilidad y la Cooperación Internacional de Finlandia y autor del libro “Finnish Lessons: What Can the World Learn About Educational Change in Finland?» traducido a varios idiomas y disponible ya en español (El cambio educativo en Finlandia: ¿Qué puede aprender el mundo?).
Decidí traducir el artículo para ponerlo al alcance de quienes no leen bien en inglés. Conservo los enlaces originales, en inglés.
La visión del artículo y de Sahlberg está centrada en los países del Norte (los países ricos, los países de la OCDE), pero el Movimiento Global de Reforma Educativa (GERM: Global Education Reforma Movement) que describe Sahlberg viene extendiéndose no solo en los países del Norte sino también en los del Sur, y no solo en las reformas educativas de marca ‘neoliberal’ sino también en las de marca ‘progresista’.
Algunas de las características más destacadas y reconocibles del GERMen son: competencia, creciente evaluación, uso de pruebas estandarizadas y ránkings en los sistemas escolares. Finlandia se aparta de este modelo. Sahlberg conoce bien el modelo finlandés y conoce también lo difícil que es combatir el GERMen, especialmente en países como Estados Unidos, uno de los principales focos de infección.
Por Pasi Sahlberg
Traducción: Rosa María Torres
Hace diez años, contra todo pronóstico, Finlandia obtuvo el primer lugar en el ránking mundial de la educación. Es extraño porque la educación en Finlandia es considerada un bien público accesible a todos sin costo, sin pruebas estandarizadas y sin escuelas privadas. Cuando voy por el mundo, veo que la competencia, la elección de escuela, y la evaluación de estudiantes y de profesores se usan como vías para mejorar la educación. Este movimiento global basado en reglas del mercado ha puesto en riesgo a muchas escuelas públicas en Estados Unidos y en muchos países. Pero no en Finlandia.
Usted se preguntará qué es lo que ha hecho tan extraordinarias a las escuelas finlandesas. La respuesta toma a muchos por sorpresa.
Primero: los finlandeses nunca se han propuesto ser los mejores del mundo en educación, sino solamente ofrecer buenas escuelas a todos los alumnos. En otras palabras, la equidad en educación va primero, antes que la mentalidad de ‘trepar a la cima’, en la reforma escolar.
Segundo: los finlandeses han tomado en serio la enseñanza y los profesores, asegurando que todos ellos sean formados adecuadamente en la universidad. Todos los profesores deberían gozar de autonomía profesional y de confianza pública en su trabajo. En consecuencia, en Finlandia la enseñanza se ha convertido en una opción profesional popular entre los jóvenes en las tres últimas décadas. Hoy, el gobierno invierte 30 veces más en desarrollo profesional de sus profesores y administradores que en pruebas para medir el desempeño escolar de los estudiantes.
Tercero: los profesores finlandeses han aprendido sistemáticamente de otros países cómo reformar la educación y mejorar la enseñanza. Estados Unidos ha sido una fuente especial de inspiración para Finlandia, desde John Dewey, un siglo atrás. Innovaciones educativas estadounidenses como el aprendizaje cooperativo, la enseñanza basada en problemas y la evaluación a través de portafolios son ejemplos de prácticas creadas por educadores e investigadores en EE.UU. que pueden encontrarse hoy en muchas aulas finlandesas.
Una cosa que me ha sorprendido es cuán similares son los sistemas escolares. Los currículos están estandarizados a fin de adecuarse a las pruebas internacionales aplicadas a los estudiantes; los estudiantes en todo el mundo estudian con materiales de proveedores globales. Las reformas educativas en diferentes países siguen patrones similares. Tan visible es este modo de mejora que lo he llamado Global Educational Reform Movement – GERM (Movimiento de Reforma Educativa Global). Es como una epidemia que se esparce e infecta a los sistemas educativos a través de un virus. Este es transportado por los expertos, los medios y los políticos. Los sistemas educativos piden prestadas políticas de otros y así es como se infectan. Las escuelas se enferman, los profesores no se sienten bien, y los alumnos aprenden menos.
Las infecciones con este GERMen tienen varios síntomas. El primer síntoma es más competencia en los sistemas educativos. Muchos reformadores creen que la calidad de la educación mejora cuando las escuelas compiten entre sí. Para competir, las escuelas necesitan más autonomía y con esa autonomía vendrá la demanda por rendición de cuentas (accountability). Las inspecciones escolares, las pruebas estandarizadas y la evaluación de la eficacia docente son consecuencia de la competencia de mercado en muchas reformas educativas en la actualidad. No obstante, cuando las escuelas compiten entre sí, cooperan menos.
El segundo síntoma del GERMen es mayor espacio para la elección de la escuela. Los padres de familia son puestos en posición de consumidores a los que se empodera para que elijan escuela para sus hijos, entre varias opciones. De este modo se promueve una competencia mercantil en el sistema escolar puesto que las escuelas buscan atraer a los padres. Más de dos tercios de los países de la OCDE han aumentado las oportunidades de las familias para elegir escuela, asumiendo que los mecanismos de mercado en la educación permitirán acceso igualitario a una escolaridad de calidad. Escuelas charter en EE.UU., academias de educación secundaria en el Reino Unido, escuelas gratuitas en Suecia, escuelas privadas en Australia, son algunos ejemplos de políticas que amplían la elección de escuela. No obstante, según la OCDE, los países que promueven tal elección han visto declinar los resultados académicos y aumentar la segregación escolar.
El tercer signo del GERMen es mayor ‘rendición de cuentas’ (accountability) de las escuelas a través de más pruebas estandarizadas aplicadas a los alumnos. Muchos creen que responsabilizar a los profesores y a las escuelas del aprendizaje de los alumnos llevará a mejores resultados. Hoy en día, los puntajes de las pruebas son la manera más común de decidir si las escuelas están cumpliendo su papel. La evaluación de la eficacia docente mediante pruebas estandarizdas es un síntoma vinculado del GERMen. Según el Center for Public Education (Centro para la Educación Pública), las pruebas estandarizadas han incrementado el ‘enseñar para la prueba’, han reducido el currículo a fin de priorizar lectura y matemáticas, y han distanciado la enseñanza del arte de la pedagogía.
Los sistemas escolares saludables son resistentes al GERMen y a sus síntomas indeseados. En estos países, la enseñanza sigue siendo una carrera atractiva para los y las jóvenes. Mi sobrina Veera es un buen ejemplo de esto.
Hace siete años, cuando se graduó del colegio en Helsinki, me llamó y me pidió consejo sobre cómo entrar en un programa de formación docente en la universidad donde yo había dado clases antes. Le dije que, habiéndose graduado con calificación A, debía sentirse cómoda con el examen de ingreso y ser ella misma en la entrevista.
En Finlandia, la educación de un profesor de escuela primaria tiene un nivel académico de maestría en investigación, igual que en abogacía, economía o medicina. Ella leyó los libros requeridos, tomó el examen y fue invitada a la entrevista final a la que son llamados los mejores candidatos. Un mes después. me llamó llorando y me dijo que no había sido aceptada. Le pregunté que cuál había sido la pregunta más difícil en la entrevista. Me dijo: «¿Por qué quieres ser profesora cuando podrías ser abogada o médica?».
Más tarde, Veera me escribió una carta acerca de su interés en la enseñanza. Esto es lo que escribió: “Primero está el impulso interno a ayudar a la gente a descubrir sus fortalezas y talentos, pero también a darse cuenta de sus debilidades e incompletitudes. Quiero ser profesora porque quiero hacer una diferencia en la vida de los niños y en este país. Mi trabajo con los niños siempre se ha basado en el amor y el cuidado, en ser amable y establecer relaciones personales con quienes trabajo. Esto es lo único que – pienso – me pemitirá realizarme en la vida».
La primavera siguiente volvió a aplicar. Fue aceptada. Hace poco completó su maestría como profesora de primaria. Si el sistema educativo finlandés hubiese sido infectado por el GERMen, como tantos otros países, Veera y muchos de sus compañeros y compañeras jamás habrían elegido la enseñanza como carrera de vida.
Enfrentar el desinterés pandémico en la profesión docente con programas como Teach for America y Teach First puede ser una solución a los déficits locales pero no una cura para las infecciones sistémicas que ocasionan los bajos desempeños en muchos países. Deberíamos restaurar el sentido y los valores fundamentales de la educación escolar. Sin escuelas públicas, nuestras naciones y comunidades están pobremente equipadas para valorar la humanidad, la equidad y la democracia. No deberíamos educar a los niños para que sean similares de acuerdo a una métrica estandarizada sino ayudarles a descubrir sus propios talentos y enseñarles a ser diferentes entre sí. La diversidad es riqueza en humanidad y condición para la innovación.
Cada vez más estudiantes en Corea y en Japón se están quitando la vida porque no logran soportar más la presión de los adultos. El suicidio reciente de dos niñas escolares de 14 años en Kenia, Mercy Chebet y Sylvia Wanjiku, agrega un capítulo triste al libro de las víctimas del GERMen.
Debemos parar el GERMen que pone esta clase de presión sobre los alumnos mediante la competencia, la elección y la rendición de cuentas. Elegir la colaboración, la equidad y la responsabilidad basada en la confianza como los motores principales de las reformas educativas, refuerza la inmunidad de nuestros sistemas escolares para detener el GERMicidio y lograr una buena escuela para todos.