Por: Mauricio Chiesa
90.7 Espika FM
En una noche fría como tantas el equipo del Mate recorrió la Ruta 5 y luego la 11 para llegar a Santa Lucía.
El Municipio de Santa Lucía alberga 18.346 habitantes, el 3,8% de la población canaria. El 9,2% de su población habita en el medio rural, representando el 3,1% de la población rural total del Departamento. La estructura poblacional (distribución por edades y sexo) se presenta como levemente más envejecida que la departamental.
Es la primera localidad donde se realizó actividad turística, siendo además, la primera ciudad declarada tal en Uruguay. Actualmente se conservan aún hoteles, casas quintas, palacetes de principios del siglo XX, donde la alta burguesía montevideana concurría a vacacionar.
El propósito de nuestra visita era encontrarnos con la gente de radio Espika, el lugar en el que nos reuniríamos eran los viejos galpones de AFE, pegadito a la estación del tren. En este lugar además de la radio funcionan diversos talleres y se reúnen distintos grupos. Al llegar nos encontramos con una decena de jóvenes, de distintas edades, algunos pertenecían a la radio, otros al Colectivo Galpones y otros al Cabildo Joven de Santa Lucia. Agradecemos a toda la barra que nos recibió y con quienes compartimos un rato ameno y enriquecedor.
Colectivo Espika se auto define como un espacio independiente de construcción colectiva, se formó en el año 2003 y tiene como objetivo contribuir a la construcción de una sociedad más justa, en la que el respeto, la no discriminación, la solidaridad y el compromiso colectivo sean los valores que prevalezcan en contraposición con la sociedad actual. Los ejes generales de trabajo son derechos humanos y el medio ambiente. “La temática de los derechos humanos y de los desaparecidos nos toca de manera muy profunda y también el deseo de hacer justicia por ellos. Nos interesa rescatar la memoria de Santa Lucía, cuando nos pusimos a pensar en ponerle un nombre a este espacio se nos ocurrió que podíamos ponerle el nombre de un desaparecido, el de Carlos Alfredo Rodríguez Mercader, pero cuando estábamos en eso en realidad nos enteramos de que había otros desaparecidos. Nunca nos interesó hacernos autobombo, nunca inauguramos el local pero en ocasión de recordar los cuarenta años del golpe nos parecía que estaba bueno ponerle el nombre de uno de nuestros desaparecidos.”
Los inicios
Nos cuenta Victoria, una de las fundadoras de Colectivo Espika: “En 2003 nos juntamos, un grupo de jóvenes que no encontrábamos espacio de participación, con la necesidad de crear otros mundos posibles. Éramos parte de una movida que se estaba dando con mucha fuerza en varios lugares. Siempre tuvimos la idea de hacer cosas, la primera actividad fue una marcha por la paz, en contra de la guerra de Irak. Nos dimos cuenta de la importancia que tenían los grandes medios de comunicación en todo esto y que se precisaban otros medios que dijeran otras cosas que no se estaban diciendo. Así surge a finales del 2003 la idea de un boletín y a finales del mismo año aparece con fuerza la idea de salir con una radio. Así fue que hablamos con AMARC y con ECOS y nos fuimos enamorando poco a poco.”
La radio ha tenido distintos momentos, en el 2003 cuando las radios comunitarias eran vistas como clandestinas, piratas, ilegales, sus integrantes eran buscados por toda la ciudad. Por esos años la Espika transmitía los fines de semana y sin saber estaban saliendo por la frecuencia de los bomberos, “salíamos de esa manera para todo el país, no sabían cómo encontrarnos”, en cierto momento, en oportunidad de estar juntando ropa o comida se da la dirección de dónde estaban transmitiendo, “y nos cayeron los bomberos”.
¿Qué es una radio comunitaria?
Para Victoria una radio comunitaria es muchas cosas, pero primero que nada es un medio comunitario, gestionado por un grupo de personas, por una comunidad.
“Tenemos una mirada de izquierda, le damos más importancia al ser humano que a las cuestiones económicas. En esta época donde todo es comunicación solemos estar más desencontrados que nunca y la radio brinda la oportunidad de encontrarse, encontrarse y comunicar, dar a conocer lo que pasa y lo que se hace en los galpones pero también en otros lugares. Hablar de nuestras necesidades preocupaciones, de las cosas que queremos de nuestras historias.”
Por su parte Santiago, alguien que hace dos meses está en la radio, agrega: “Acá nos enseñaron a transmitir a manejar una consola pero, este también es un lugar en donde conocer gente compartir la vida y experiencias. Es un espacio para que se exprese el pueblo es otra forma de comunicarse. Nos interesan temas que están vinculados con Santa Lucía hay más libertad para hablar sobre aquellos temas que nos preocupan, podemos decir lo que pensamos.”
Desde este medio, según sus integrantes, se intenta tener una mirada reflexiva y crítica sobre las noticias, Al mundo le falta un tornillo, es uno de los programas clásicos de la radio, allí se trata de analizar la realidad desde otra perspectiva, desde otra sensibilidad, descomponiendo el relato de los grandes medios, cuestionando aquellas informaciones que están sesgadas, y particularmente agregando aquellas cosas que son noticia para el “pueblo” o que son de especial interés para la comunidad.
La comunicación comunitaria crea un discurso alternativo al de los medios masivos, sin duda funciona a otra escala, a otro ritmo y con otros códigos.
Autogestión y organización horizontal
En el colectivo si bien hay referentes, no hay líderes o jefes, hay división de tareas y responsabilidades compartidas, los martes por la noche se reúne el colectivo de la radio, y los miércoles el de los galpones. Para poder financiarse, se realizan actividades como las Varietés, se venden bonos de colaboración, y se han presentado a diversos Fondos Concursables del MEC y de la Comuna Canaria Joven.
Esos otros que después fueron nosotros
La relación con su ciudad y sus vecinos fue variando a lo largo del tiempo, al principio eran vistos como bichos raros, que hacían cosas que rallaban con lo ilegal, no se entendía del todo por qué hacían lo que hacían, por qué perdían el tiempo con esas cosas. Poco a poco fueron ganando su lugar, convirtiéndose en un espacio legitimado por la comunidad, con voz propia, valorado como un espacio de participación, de difusión y de información de aquellas cosas con sabor local, tanto así que cuando estuvieron un año sin salir la gente preguntaba cuándo iban a volver.
Mucho más que una radio
En torno al colectivo Espika y al proyecto de radio comunitaria, comenzaron a darse otras cosas, de alguna manera la propuesta de comunicación llevó a que otras personas y grupos se acercaran, de esta manera diversas colectividades se ponen en contacto, comparten intereses y necesidades. La radio se vuelve mucho más que un medio de comunicación, cobra un valor estratégico, es un germen de organización popular, un espacio de participación, de ejercicio y construcción de ciudadanía.
“Todo surge con la necesidad de encontrar un lugar donde desarrollar las actividades del colectivo. Habíamos pedido a AFE que nos donara unos vagones y llevar adelante distintas actividades, pero AFE ya no daba vagones, y se nos ocurrió pedir el galpón que estaba abandonado y venido abajo y se lo propusimos a AFE.” El proyecto se redactó y se presentó en 2008 y en el 2009 se firmó el comodato
“Luego nos presentamos a un Fondo Concursable, con un proyecto que se llamaba Aire Mojado, en el que nos proponíamos trabajar con alumnos de los liceos de 25 de Mayo, Cerrillos y Santa Lucía. Trataba de recuperar el patrimonio cultural de esos lugares, generando programas radiales, fortaleciendo el sentido de pertenencia a la comunidad, promoviendo una mirada de respeto y protección hacia el río, recuperando historias escritas y leyendas orales en torno a él y así trabajar en la toma de conciencia sobre el cuidado del mismo. Los docentes, que trabajaron en ese proyecto, donaron el salario al colectivo, de manera de darle mayor sustentabilidad a la hora de presentar el proyecto a AFE.”
Los galpones son un espacio socio-cultural cogestionado por algunas organizaciones sociales y vecinos de Santa Lucía. Las organizaciones que están participando del proyecto son: ONG Todo por los Niños, murga No Da Paso, grupo de teatro Nosotras, las bandas de rock Agua Santa y Carnosaurios y Colectivo Espika. Todas las reuniones son abiertas.
En cuanto al proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual entienden que no deberían pedirse las mismas cosas a los medios comerciales que a los comunitarios. A la Espika para otorgarle la frecuencia le pidieron que presentara un proyecto, lo cual es visto con buenos ojos por el colectivo, pero se preguntan si eso mismo se hace con los medios comerciales, y si hay posibilidad de monitorear y evaluar dichos proyectos.
Para terminar esta nota dejemos un par de cosas planteadas a modo de preguntas:
Las radios comunitarias tienen un fin distinto a las comerciales, sin duda su naturaleza es otra, por lo tanto ¿no deberían buscarse mecanismos para fortalecerlas, para formar y capacitar a sus integrantes, para que estas puedan estar en una relación de mayor equidad con aquellas otras? ¿Acaso la publicidad oficial del estado debería volcarse en alguna medida también y sobre todo hacia ellas, teniendo en cuenta que responden al interés de las comunidades y no al de grupos de capital?
Tales cuestiones requieren de una decisión política, que en definitiva suponen una definición ideológica de fondo
La dirección es Calle de la Estación s/n, al lado de la Estación de AFE
Fotos: Camilo Dos Santos