Las personas nuevas, que construirán el socialismo

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Por: Piero Sabini

 ¿Qué personas deberíamos ser para aportar en la construcción del socialismo? ¿Qué valores debería tener un ser humano en el socialismo? ¿Qué militantes deberíamos ser para efectivamente aportar a la construcción de una sociedad más justa?

Prefacio o introducción

En este mundo capitalista la desigualdad es regla, la opresión y exclusión de la gran mayoría por parte de unos pocos son realidades fundamentales del sistema que basa su existencia en el “valor” de la competencia. El sistema capitalista basa su teoría de hombres libres en estos elementos, ser pobre para el sistema capitalista, es causa de usar mal esa libertad. Pues, por lo general se dice que en esta sociedad en la que vivimos uno es libre de erigir su destino. ¡Gran mentira! La liberta no existe en este sistema, como no existe la igualdad entre los que vivimos en él.

Es por eso que lo que queremos es el socialismo, uno que realmente dé oportunidades iguales y que trate a todos por igual, sin privilegios. Pues, solo en un mundo socialista, donde todos seamos tratados como iguales podremos desarrollar nuestra libertad en plenitud, sin avasallar la libertad de otro ser humano.

¿Por qué hablar de Valores Ideológicos Básicos (VIB)?:

“Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad. Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas”. (Ernesto Guevara, El socialismo y el hombre en Cuba. Semanario Marcha, 12 de marzo de 1965).

Primero es de orden aclarar que los Valores Ideológicos Básicos, fueron plantados por el Ingeniero Manera, y tomados por el MLN-T. Lo que haré en este artículo es retomar esta discusión que creo es fundamental para la construcción de una sociedad socialista.

“…en esta sociedad burguesa el desarrollo del individuo se hace con la incorporación de valores reñidos con la justicia realmente socialista, reñidos con la adecuada  comprensión del interés del conjunto de la sociedad y de sus necesidades.” (del documento del MLN Reconstrucción de los VIB, Ing. Manera).  

En este sistema conservador estamos educados a vivir, luchando contra otros individuos, aplastando cabezas, consumiendo y tratando de conseguir prestigio y poder para lograr sobresalir por entre los demás. Esto es lo primero en lo que se nos educa, pues aquí está el fundamento de este sistema basado en la desigualdad.

Esa forma de pensar es “implantada” por esta sociedad dentro de nosotros, arraigada en cada uno. Desde la cuna hasta que morimos el sistema busca mantener a este ser retrógrado y egoísta dentro nuestro.  Al decir del Che el “El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación“.  Ernesto Guevara.

Estos procesos de “socialización” externos al sujeto implantan una lógica injusta para poder justificar la opresión de la gran mayoría de las personas de este planeta por un grupo reducido que logra “sobresalir” y aplastar a la mayoría de personas, en nombre del lucro.

Habiendo, pues, definido que queremos aportar a una sociedad diferente a esta, una sociedad integrada por “personas nuevas”, debemos intentar ser esas personas día a día, tozudamente. Solo así aportaremos al menos un gramo de arena a esa construcción de un mundo distinto.

La coherencia humana es algo que se practica y el “hombre nuevo” es un modelo, un fin que debemos buscar ser día a día a pesar de nuestras mezquindades, tan bien impuestas por este sistema.

Desde hace años cada vez hablamos y oímos hablar menos de otro modelo de ser humano. De hecho, salvo algunos compañeros, cuando se habla de los objetivos de la izquierda uruguaya ninguna de la izquierdas, ni dentro del FA ni fuera, hace hincapié en estos temas. La coyuntura, y la inmediatez hacen que las izquierdas hablen solo de objetivos cuantificables y concretos, de corto plazo y alguno de mediano plazo.

No tener presente el tipo de ser humano que entendemos debe ser parte de una sociedad socialista o hacia el socialismo, juega a favor de las mezquindades humanas, no permitiendo visualizar a estas y criticarlas.

Claro que para algunos “compañeros” de izquierda es bueno esto ya que no pueden ser criticados en sus desviaciones, por eso muchos prefieren no poner en discusión temas como los valores ideológicos básicos.

El pensar de otros compañeros menos mezquinos, pero tampoco revolucionarios, es que mientras la discusión esté en temas de corto plazo tendré claros y concretos aportes a la acumulación de poder, pero es necesario aclarar que estos sí no van acompañados de cambios culturales, no acumulan para un proyecto socialista. Estas discusiones de corto plazo buscan posicionar a un sector sobre otro, peleando por esa falsa vanguardia leninista, que hace tanto enfrasca a las izquierdas. Vanguardia que en realidad solo está en el imaginario de cada sector, pero que nunca es del todo real. Solo es posicionar a uno y otro sector en relación de poder, entre sí y no con la gente.

Pues bien, parte de la militancia revolucionaria y la mayoría de las tareas que de esta se desprenden, poco tiene que ver con un hecho de gobierno o con una acción cuantificable en votos, lejos de esto, la construcción de una sociedad diferente tiene que ver con construcciones culturales, tiene que ver con cambios cualitativos en la forma de vivir y sentir el mundo.

Si vamos a hablar de socialismo y de organizaciones que sean socialistas, debemos definir claramente qué tipo de personas deberíamos ser para aportar a una construcción de una sociedad de otro tipo.

Entonces, ¿sobre qué pilares creemos que deberíamos pararnos?

Para nosotros lo que se encuentra en la antítesis de los valores de esta sociedad capitalista son los llamados “Valores Ideológicos Básicos (VIB)” .

Los VIB nos permiten tener puntos de comparación entre nuestro accionar, y lo esperable es definir elementos abstractos que nos permitan organizar nuestras vidas. Así podremos analizar nuestros actos y tener referencia entre lo empírico y nuestros objetivos de una sociedad más justa, un punto donde poder hacer análisis críticos y autocríticos de nosotros y nuestros colectivos, pues los Valores Ideológicos Básicos son axiomas que se definen en relación a qué buscamos ser.

Se podría recordar rápidamente que mientras el sistema capitalista levanta el valor del capital sobre todas las cosas, el socialista debería levantar por contraposición el valor de lo humano.

Y si hay algo que la raza humana ha hecho es construir, crear, inventar. Por tanto los VIB lejos de ser dogmas, estancos, salmos o mandamientos, deben estar inventándose continuamente, transformándose con los avances sociales y humanos.

Pues, en una sociedad donde lo humano prima, la construcción y el crear está en el centro de esa sociedad, por tanto estos VIB son una mera enunciación de lo que hoy entendemos por ellos y como tal debemos tomarlos, pues deben ser reconstruidos, debatidos en todo momento.

“Los VIB solamente pueden ser trasmitidos en forma lenta, generalmente por vía del ejemplo, por medio del intercambio prolongado, y su enseñanza sólo puede ser realizada por la trasmisión de un individuo a otro, en un mano a mano dado por la convivencia prolongada”. (del documento Reconstrucción de los VIB, Ing. Manera).

¿Cuáles serian los Valores Ideológicos Básicos?

Cuando el MLN-T habla de Valores Ideológicos Básicos (VIB), ósea aquello que se entiende como “valores ideológicos” o la  “ética revolucionaria”, intenta establecer cómo debería ser un compañero para poder aportar a la construcción del socialismo y del mal llamado “hombre nuevo”. Digo mal llamado, ya que lo primero que deberíamos hacer es hablar de las “personas nuevas” o de seres humanos nuevos. Pues nada me sirve que solo sea el hombre nuevo y la mujer vieja. Y mucho menos creo que debamos aportar al patriarcado u al machismo, significando solo con lo masculino al ideal de persona que construya una sociedad igualitaria.

Esos valores básicos ser resumían en los siguientes conceptos: ser austeros, ser humildades, ser honestos, tener espíritu de sacrificio y ser personas solidarias.

Claramente la austeridad es uno de los valores antagónicos a este sistema de consumo, sistema que busca desarrollar el consumo al máximo con el objetivo de generar mayores ganancias, sin pensar en la devastación del planeta y los recursos naturales, ni mucho menos en las personas que consumen.

El sistema genera la alienación de los individuos que venden sus fuerzas de trabajo con el único fin de consumir más y más, viviendo largas jornadas dedicadas a generar ganancias para un patrón y vivir buscando esa felicidad impuesta por el mercado. Felicidad inalcanzable, pues de su trabajo el único que disfruta sus logros es el patrón. Nunca el trabajador.

La austeridad implica consumir lo necesario para vivir. Tratando de no gastar lo que no se precisa y por ende no preocuparse por tener el último modelo de todo. Por tanto un ser austero busca una vida simple, sin grandes lujos, trabajando para vivir y buscando tener tiempo para el desarrollo espiritual y cultural. Se podría decir que la austeridad es vivir con simpleza.

Humildad, en su sentido más claro, siempre refiriere a entender que cada individuo es parte fundamental de este mundo y por ende no hay individuos más importantes que otros, alguien humilde se para desde este pensamiento, tratando de aportar su grano de arena para esta sociedad. Pero además la palabra humildad para un militante por el socialismo debe hacer hincapié en aprender.

Ser humilde es comprender que uno no sabe todo y que puede equivocarse. Es saber que no hay súper hombres ni verdades absolutas, ser humilde es entender que el conocimiento está tanto en la academia como en las vivencias de los de a pie.

Este valor, la Humildad, nos llama a esforzarnos y a estudiar cada día más, a vivir en el aprendizaje constante, porque si consideramos en un momento de muestras vidas que ya no debemos aprender más, habremos dejado la humildad por el Ego, opresor y negador por naturaleza, que no deja ver al que está al lado nuestro como un igual. Es de ahí la importancia de la Humildad, que lejos está de ser falsa modestia; es reconocerse como uno más en esta sociedad.

La solidaridad claramente une a los dos valores anteriores, pues exige que veamos a los otros como iguales pero además que los ayudemos en esa construcción de igualdades. Decíamos que la austeridad se trata de no gastar, pues el ser solidario implica compartir hasta lo que no se tiene. Ser austero es ser solidario con el planeta y con las generaciones que vienen.  La solidaridad lucha contra la competencia. Ser solidario es colectivizar los logros, pero también el sufrimiento.

La solidaridad es amor, amor aplicado. Es antagónica a uno de los valores axiomáticos del sistema capitalista como es el principio de competencia. Pues donde se compite no se reparte, se lucha para acceder a un privilegio que si lo tengo yo otro lo pierde.

En este principio de competencia digo que radica el capitalismo, pues permite validar el concepto de propiedad privada. Si puedo competir con un igual para acceder a un objetivo, negando así la posibilidad del perdedor de acceder a este, estoy definiendo que en la sociedad es válido que haya algunos que tengan cosas y otros no tengan nada. Así pues la competencia es la negación de lo colectivo y pone por sobre todo el derecho de pisotear que tiene el individuo que gana y se queda con los “recursos” ganados. Mientras que la solidaridad es compartir, la competencia es negar al otro la posibilidad de acceder.

Por eso la construcción de una sociedad socialista, una sociedad para todos, solo se puede alcanzar desde la solidaridad entre las personas. No hay pues sociedad socialista si no es una sociedad solidaria.

La honestidad; si algo tiene nuestras sociedades capitalistas es que el ser honesto no es una virtud. Por el contrario la mentira es parte integral de este sistema que dice ser justo y libre pero que solo cosecha injusticias y ataduras. Pues bien, creemos que la honestidad es un elemento central, pues si no podemos ser genuinos, si no podemos hablar con la “verdad”, nuestras palabras no tendrán sentido.

Dice Onetti «Hay muchas formas de mentir, la más repugnante de todas, es decir la verdad, toda la verdad y ocultar el alma de los hechos», pues bien ser honesto es buscar el alma de los hechos, su verdad sustancial. La que no puede ser ocultada por argumentos falaces.

Por tanto la honestidad, no tiene solo que ver con el decir. Sino y principalmente tiene que ver con el hacer. Nada vale decir ser de una manera y actuar de otra.

Se debe ser honesto en todos los órdenes de la vida. Pues es en nuestra vida cotidiana donde se juega gran parte de la batalla revolucionaria. Somos nosotros con nuestras acciones cotidianas donde podemos marcar la diferencia y aportar a construir conciencia y socialismo.

El sacrificio; este es claramente el valor con el que menos estoy de acuerdo pues, primero no creo que en el sistema actual no haya que sacrificarse, sí habrá que hacerlo para sobrevivir en la enajenación.

El sacrificio es un valor propio del cristianismo. Donde Jesús se sacrificó por todos nosotros y la desigualdad en el mundo siguió y sigue.

Es con compromiso de todos y no con actos sacrificados de algunos que cambiaremos este mundo. A las generaciones que nos preceden se les decía que si se sacrificaban iban a lograr sus objetivos de escalada social, ósea, si se explotaban o enajenaban sus vidas iban a lograr sus intereses. Pues es mentira, esto lo que se dice una falacia, claramente no puedo dejar de ser yo para alcanzar mis objetivos, no puedo sacrificarme a ser una persona nueva para mejorar tal o cual cuestión, yo creo que este valor básico debería ser sustituido por el compromiso y la felicidad o el amor.

Uno no debe hacer las cosas solo porque estén bien de manera sacrificada. Hay que hacer las cosas y en esto se incluye a la revolución, porque se quiere, porque se siente feliz y útil como ser humano, dando y construyendo socialismo.

Cualquier tarea revolucionaria debe ser emancipadora y no enajenante. Creo que el sacrifico es enajenante, pues implica la mutilación de algo de mí o de mi vida. Por ende creo que es hora que como izquierda eliminemos este concepto.

Para ser claros creo que deberíamos militar  porque queremos y disfrutar al hacerlo, y por ende deberíamos  comprometernos por un cambio social, ya que no aceptamos la injusticia y desigualdad de este mundo, por tanto militar debería ser entendido como un acto de amor. Andar construyendo socialismo no puede ser un sacrificio debe ser un goce. Como debe ser un goce la vida en el socialismo.

Quiero detenerme ahora en la necesidad de ser críticos y autocríticos, esto aparece en muchos discursos de la izquierda, pero no está demás replantearlo. No podemos aceptar ni lo que se dice en este artículo ni nada, como valido a priori. Mucho menos aceptar las “verdades” de este sistema. Debemos ser críticos, analíticos en nuestro andar y siempre estar dispuestos a ser criticados y a criticarnos a nosotros mismos.

En esta sociedad por lo general la gente critica a otros y no deja ser criticada. Es necesario siempre estar atentos a quiénes somos y cómo actuamos, ya que el sistema, como decíamos anteriormente, nos educa desde que nacemos y nosotros no escapamos a dicha educación. Es solo con la crítica y autocrítica constructiva que nos podremos ir educando en una forma de vida diferente a la que conocemos hoy.

Pero ni la crítica, ni la autocrítica solo nos permitirán construir una sociedad socialista, si no somos profundamente proactivos con el socialismo. Para ser todos iguales en el socialismo debemos ser todos artífices de este. Y eso es estar inventando en todo momento el socialismo, proponiendo soluciones y formas alternativas de sentir y hacer las cosas. Creo que es necesario que todos seamos inventores, arquitectos, constructores del socialismo. Solo así este será posible. Pues si dependemos de libros o dirigentes, se reproducirá el rebaño, solo que con otro discurso. Por tanto otro valor que deberíamos desarrollar es el de la proactividad, no podemos esperar a que nos digan qué hacer, sino que debemos proponer en todo momento.

Quiero sumar un valor ideológico básico, un valor que debe tener la “persona nueva”, y que no pudo estar planteada nunca en los 60, no lo pudo hacer el Che, ni la izquierda, ya que como sujetos históricos de un tiempo, tenían sus limitaciones culturales y por más  que revolucionaron el pensamiento y el accionar humano, lo hicieron hasta donde pudieron. El resto es tarea de los que siguen el camino.

Es  claro que la izquierda no ha podido desmarcarse del machismo y el patriarcado. Debemos terminar con los simbolismos verticales del patriarcado y machismo que hacen que los dirigentes sean todos hombres y que la mentada participación solo quede reducida a unos selectos.  No podemos eliminar las clases sociales si partimos que hay dos niveles de individuos, con roles bien diferentes, el hombre por un lado y la mujer por el otro.

Estos simbolismos de género son la primera base de discriminación y la opresión, de ahí en adelante se marca una cantidad de prejuicios, roles y valores que están arraigados en la sociedad capitalista y son funcionales a ella. El machismo, pone en un lugar al hombre, que es de opresor. Y si no podemos eliminar estos conceptos, nunca haremos una sociedad realmente igualitaria.

Por tanto creo fundamental hoy, y que antes no estaba para nada claro que la persona nueva debe ser “Comprensiva”, y cuando hablo de ser comprensiva, hablo de entender que  la humanidad está llena de personas diferentes, que viven su vida de mil maneras distintas. Hoy en la izquierda no puede haber lugar ni para el machismo, ni para la homofobia, no puede haber lugar a la discriminación de ningún tipo, pues discriminación, es establecer una relación de poder en la sociedad donde el “modelo” aceptado prevalece y los otros modelos de vida son segregados. Hay una cantidad de elecciones que como individuos tomamos que no son sustanciales, para que esta sociedad sea más justa, ni reproducen la injusticia.

Estas diferencias entre unos y otros no son para nada las principales. Por tanto es fundamental entender que la “persona nueva” no discrimina, acepta lo diferente por que comprende la libertad y la igualdad en su cabalidad y lucha para que todos podemos elegir nuestro andar en esa libertad e igualdad.

“…un militante revolucionario debe actuar en su vida diaria de acuerdo con los principios que sustenta o defiende en la acción política.       

No alcanza que tenga una ideología revolucionaria, debe vivir como revolucionario.” (Del reglamento del MLN)

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