Por: Claudia Magliano
Paula Simonetti nació en Montevideo en 1989. Es licenciada en Letras por la Universidad de la República. Su vínculo con la escritura –principalmente poética- surge tempranamente, desde la niñez-. Algunos de sus poemas han sido publicados en revistas, antologías y páginas web. Asistió a varios talleres literarios tanto en el interior como en la capital del país, ha participado de diversas lecturas y coloquios. En el 2012 obtuvo el Primer Premio de Poesía Joven Pablo Neruda, a través del cual viajó a Santiago de Chile a realizar diversos talleres y lecturas. En marzo de 2013 obtuvo una mención en el concurso nacional Juan Carlos Onetti, organizado por la Intendencia de Montevideo, por su poemario “En la boca de los tristes”. Este poemario será publicado en el correr de este año por la editorial Lo que vendrá.
1
La ciudad que escala tu mirada
No es la misma que miraron tus abuelos
Los que te enseñaron a ver en el río
la tarde vertical que invierte el agua
y el tren en la estación segura
y la seguridad de bajar en algún lado
Más allá de los primeros pasos
y el viento que empuja las palabras
hay un puñado de pasto al que aferrarse
Con los ojos apretando ese recuerdo
que no es tuyo
Esa calle que sostiene la retina
Y que se alarga como un tren interminable
es la misma que se suelta de repente
contra la voluntad, a desmemoria
resbala por la cara y va trazando
Surcos para el barco que recorre
esta ciudad a la que no se vuelve
No había estación donde bajar
Todos mentían
2
tira la atarraya el pescador
o es que son una cosa
sola
y solitaria
tira la atarraya y otra vez
recoge su
paciencia su
rutina
qué es moverse contra el mar
rodearlo
hay lugares creo y hay
tareas
y hombres que
no se traicionan
tira la atarraya y otra vez
la misma red
la sola red
el mismo hombre
cualquier hombre
solo
quién mira y no es
pescador
ni red
si no hay más que el sueño del pez
en todo el cuerpo
en la posición del cuerpo
en el mismo movimiento
de tirar la atarraya para siempre
qué es moverse contra el mar
qué
mirar a un hombre
Canción
Un concierto de piano improvisado
una letra de tango o un pasaje
del quijote o de onetti o de mi cama
Un paisaje de playa donde oigo
el rumor del aire enredado entre los nísperos
que soltaron mi infancia en una gota
Después Antonio Porchia y Borges y Cabrera
una ventana donde vi la maravilla
una mano en el centro de mi nombre
que me empuja hacia el sur y más abajo
No vi que la boca del asombro
se asomara y con dos dientes me llamara
escuché la sucesión de un nombre
que parece ser el mío en las mañanas
merodeando en la boca de los tristes
después mi madre/ un infinito cigarrillo
de alguna forma todo pasa entre los labios
ahora me siento a compartir la espera
la u del aire encima de la sopa
los gritos de la tele
venidos de otros mundos miserables
a medida que mi sombra avanza
retrocedo con el cuerpo hacia el inicio
sin remedio sin principios sin ideas
hasta quedarme en un simple balbuceo
bajo la lluvia con la mano en el bolsillo
bajo a trabajar todos los días
me paseo del asombro a la miseria
sin pedirle una cifra a tantos sueños
y la noche se me vuelve incomprensible
un lenguaje secreto en otro idioma
es la historia de un hombre que me canta
su vida en la canción de medianoche
es el corazón del hombre que me escribe
los sueños que le entrego a la mañana
yo me ofrezco al amor y soy liviana
aunque llevo algunas tardes una bolsa
y soy el vagabundo que me abraza
entre alcoholes y casas incendiadas
estoy intacta después de haber nacido
y no te asombre si celebro la pobreza
y que la idea de otro mundo se deshaga
mientras fumo el cigarro de mi madre
es noble fumar sin mirar nada
ni hacia arriba donde se pierde la humareda
ni hacia abajo donde crecen y decrecen
los pequeños mundos de ceniza
Voy caminando para atrás
muy abajo del sol sin buscar nada
No voy a hablar
voy a hablar de otra cosa
nunca es eso
no te voy a decir
basta
voy a dibujarte este sutil
paraíso de papel
sin contarte los piojos ni los sueños
la mirada que se abre hacia una infancia breve
de las hamacas voy a hablar
de los rosarios
será que no rezás
que no te hamacaste
ayer
mañana
nunca
no voy a retomar la cuenta
moretones que se van pero hacia adentro
para volver a estallar en el gesto de los hijos
de tus hijos y ad eternum
me olvidaré después cuando esté hablando
a nadie
de Picasso
eso
duele
no tu mano firme como
la rigidez de un loco
le diste vuelta la cara y volvió otro
de un golpe tu hijo se hizo hombre
no me vas a decir que ellos son niños
hombre de mil años canta Goyeneche
voy a hablar de otra cosa
aunque me vuelvo
a este abecedario para decir sin lamentarme
que celebro la amargura de estas páginas
este abecedario
que solo habla de vos y de mi infancia
y sirve para conocer la muerte
nada más
no dice basta
no se hizo para decir basta
no voy a hablar del golpe y de la marca
de la forma en que tu mano aplasta el gesto
de tu hijo como si fuera mosca de verano
voy a hablar de la forma en que tu mano
se levanta desde adentro del poema
y lo deshace