Rumbo

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Por: Julio Marenales

En la extensa tarea de acumulación se hace imprescindible cambiar la correlación de fuerzas entre los que luchan por el cambio civilizatorio y los que quieren mantener la sociedad presente. Para eso, es muy importante el avance de las ideas en todos los ámbitos de la sociedad . Porque nosotros hablamos de un cambio civilizatorio y no solamente de un sistema económico. Pero sin duda, un factor altamente determinante son los partidos políticos que se plantean esa acumulación estratégica.

La conducción de la sociedad, en la inmensa mayoría de los países de este tiempo, está en manos de las clases adineradas.

Hay una hegemonía de clase. Pareciera de perogrullo decir esto. Pero resulta necesario. Existen en la sociedad presente diferentes sectores sociales. Desde los sumerios, 3000 años antes de nuestra era, vivimos en sociedades de clase.

Respecto al cambio civilizatorio existen en la sociedad diferentes niveles de conciencia social. Desde los que se plantean un cambio profundo, revolucionario, hasta los que jamás han pensado en esa posibilidad. Se necesita cierto conocimiento histórico para poder pensar que puede pretenderse un cambio civilizatorio profundo. Los que afirman están convencidos de que “ el mundo siempre fue así” por supuesto no conciben el cambio. Sin embargo es cierto que han existido históricamente diferentes sistemas económicos sustentando diferentes sociedades o civilizaciones. En occidente, la sociedad esclavista, la sociedad feudal y la sociedad burguesa capitalista. Pero algo ha persistido desde los sumerios hasta hoy, desde hace 5000 años: la explotación del hombre por el hombre.

Quiere decir que los que luchan por erradicar esta explotación tienen por delante una gigantesca tarea.

Decíamos al principio de la importancia que tienen los partidos políticos desde su aparición histórica. Estando la sociedad conformada por diferentes sectores sociales con diferentes intereses, la aparición del Estado fue necesaria para hacerla funcionar a pesar de las contradicciones internas de la sociedad.

Ahora bien. Las organizaciones políticas que se plantean la acumulación estratégica, no el simple “crecimiento” cuantitativo, deben tener capacidad para asimilar los contingentes humanos con diferentes niveles de conciencia social. También dentro de las organizaciones políticas ocurre algo análogo a lo del conjunto de la sociedad. Entonces a partir de un núcleo capaz de elaborar principios estratégicos y tácticos, escalonadamente por niveles, hay que llegar a los niveles más bajos de conciencia, en una tarea de carácter pedagógico. Eso se hace necesario porque no sólo hay que contribuir a elevar el nivel de conciencia política para que la participación sea real, no sólo aparente, sino que hay que neutralizar los elementos profundamente ideológicos de la sociedad presente, en la cual nos formamos, que son los elementos ideológicos de las clases hegemónicas.

La participación mayoritaria de contingentes en esa escuela previa de estudio y análisis, introduce en la herramienta política la ideología y los procedimientos de los sectores hegemónicos, es decir, los valores imperantes en la sociedad. Cuando las personas no se “cultivan” y desarrollan pensamiento propio, operan siguiendo pautas ajenas, en política, pautas de caudillos. Eso es lo más antiguo que se conoce.

El funcionamiento participativo, es decir colectivo existió en las sociedades primitivas, luego murió. Ha persistido en el caso de América latina, en las comunidades indígenas que han podido permanecer desde la época precolombina. En la esfera política la acción colectiva tuvo su relativo renacimiento en el siglo XIX. Pero hoy inhumano haciendo pininos. Vivimos en una sociedad jerarquizada y esa es la formación que recibimos, formación que tenemos integrada hasta la médula.

Todo esto que hemos consignado, tiene que ver con la definición y el mantenimiento del rumbo estratégico de una organización que se planteé en el cambio civilizatorio.

Hasta ahora la batalla la van ganando las fuerzas del sistema.

Molecularmente se han ido fagocitando a las fuerzas políticas que se plantean el cambio revolucionario, introduciendo en el seno de ellas gérmenes de estilos, procedimientos y valores negativos para la acumulación estratégica antisistema.

Viejo Julio

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