De los fierros al hierro caliente

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Por: Ricardo Pose

En mayo del 2011 respondimos a un artículo publicado en brecha con el título “LETRAS Y MIGAS EN LAS SUELAS TUPAMARAS”, respuesta publicada por Brecha y editada en nuestro blog “El Tábano”.

Dicha respuesta no pretendía más que contraponer una sensación distinta a las percibidas por las meritorias académicas, y quizás, ilusamente provocarlas a comprender cómo el Uruguay del siglo XXI se permitía tener de presidente (comandante en jefe de las FFAA) y al frente de los ministerios de Defensa e Interior a quienes pertenecieron a la trinchera de los sublevados.

Con el tiempo nos fuimos percatando que en la confusa “ronda de la rueda rueda” ultra izquierdistas, reaccionarios y académicos asépticos terminaban tomados de la mano.

Permítanme el exabrupto pero a más de dos años de aquel artículo seguimos escuchando las mismas críticas y pareciera que en el  fantástico cuplé de la catalina “civilicemos al Pepe Mujica” que termina transformado en el doctor Lacalle, también debería estar entre otros, el compañero Bonomi, a pesar de que el “hierro caliente” del Ministerio del Interior y sus funcionarios mayoritariamente “enfierrados”, supo ser “tumba de crakcs”  como los republicanos y universitarios Guillermo Stirling, Juan Andrés Ramirez y el célebremente recordado Gianolla.

O sea, para algunos  en la izquierda y la derecha y por las alturas intelectuales, “los bárbaros” gobiernan al país.

A continuación el texto de aquel artículo:

La “Tupamarología” goza de excelente salud; lo que en su tiempo pudo ser una arriesgada labor intelectual, hoy es una rentable y hasta confortable disciplina en el gobierno de Mujica.

En la edición 1329 del 13 de mayo del semanario Brecha, los artículos de Alba Bolón y Rosalba Oxandabarat hacen gala de la Nueva “fiebre analítica” que, parafraseando a La Catalina podríamos decir: “analizar a los tupas es la moda actual”.

Unas declaraciones del Ministro Bonomi sobre la Seguridad Pública afectó la sensibilidad de ambas féminas, dando lugar a dos jugosos y rabones artículos; el de Bolón se titula “las palabras y los championes. LOS TUPAMAROS Y SU APUESTA A “LA REALIDAD”.

Bolón nos “regala” una actitud de “autosayamiento”, colocándose el sayo de ubicarse entre quienes piensan y cuestionan desde una torre de marfil, y desde esa posición desarrolla toda su línea argumental; nosotros preferimos, ya  que hay una regresión a los cuentos de ogros y princesas, no colocarla en la torre de marfil, sino en la torre del castillo, donde la princesa vivía confinada, a salvo de la cruda realidad y a resguardo de los “ladrones del bosque”.

Académica de las letras al fin y al cabo, desarrolla toda una tesis sobre la “verba tupamara”, exaltada por el término “lumpen consumidores” que manifestara el Ministro Bonomi.

Una erupción verborrágica, nos da un gratuito paseo navegando por el mar de sus conocimientos, haciendo gala de un nutrido manejo de las leyes de la semántica; nos diserta acudiendo a Aristóteles y Martín Fierro (cada tanto es un sedante para la petulante pose intelectual citar algún versillo popular), el papel del lenguaje y su diferencia entre el grito animal y la palabra humana, asunto que brillantemente León Felipe había resuelto antes que Bolón,  proseando profusamente sobre el papel del animal sonido que inmortalizara en: “Primero fue el grito”.

Toda esa lava aleccionadora sobre el lenguaje culmina, cual ingenioso hallazgo, en el primer enunciado  tupamarólogo: el aparente divorcio entre el accionar y las palabras de los tupamaros inmortalizada en la frase “los hechos nos unen, las palabras nos separan” y que da título a una nueva tesis “La Relación Vergonzante entre las palabras y el MLN Tupamaros”.

Leyendo la frase de atrás y de adelante creíamos estar ante una posible estructura semántica surgida de la mordaz pluma de Rodolfo Fatorusso, el Demóstenes criollo, a quien la vernácula intelectualidad de derecha le debe tanto, para terminar convenciéndonos, ante lo abrumador del concepto, que es más identificable cognoscitivamente con Ultratón (decir cosas feas…).

El MLN Tupamaros ha sido una de las organizaciones de izquierda uruguaya sobre la que más se ha escrito; propios y ajenos al movimiento tupamaro han editado novelas, ensayos y presentado tesis a distintas universidades en el mundo entero.

Albergamos la esperanza de que Bolón haya tenido el cuidado de sumar a su profusa biblioteca algún librito, diarito, pasquín, que le permitiera cotejar su ultratónica afirmación.

La frase desparramada en la mesa forense es anterior al nacimiento del MLN, y en una disección que el más miope podría realizar, surge a raíz de las contradicciones con las que debía convivir una estructura como el coordinador, suma de diversos grupos políticos de izquierda. No es necesario ni pasar por el microscopio para entender, de no ser suficiente la lectura del profuso material documental, que esa frase respondía a esa realidad y es discusión en el movimiento tupamaro si su autoría pertenece a Raul Sendic o al loco Rivera, lamentablemente ya muertos los dos, que serían testigos fundamentales, para los anales de las letras nacionales.

Si faltan estantes, tal vez porque sobren libros, se puede acudir al Archivo David Cámpora en la facultad de ciencias, aunque por suerte Bolón, navegando en “la inmensidad del espacio” reivindica el amorío entre la Palabra y Fernández Huidobro, y yo me animaría a sugerirle para un completo menage a troi, la pluma del Ruso Rosencoff.

Bolón en un trabajo digno de arqueología descubrió en el discurso de Bonomi el viejo vicio de: denigrar y practicar (sic). Denuncia la actitud del ministro de fustigar dos visiones equivocadas, la de quienes convierten los problemas de seguridad en un tema electoralista (juntada de firmas por la baja de imputabilidad) y la de quienes están por encima de la realidad, haciéndonos el favor la estimada columnista de ponerse el sayo de los segundos (¿o habrá firmado también?).

Nos cuesta, a ella misma le cuesta, comprender, clasificar y terminar de definir si el vaivén expositivo sobre la realidad, es andar de ratón de biblioteca o de la fauna ictícola, pero ciertamente que estamos muy tentados de cazar al roedor o pescar al pez que nada entre las letras de esta académica pluma.

Le sospechamos reflejos de izquierda  a la autora al clasificar de pensamiento de derecha a los analizados, y en ese sentido llama la atención que tanta cháchara sobre la Realidad y la práctica no haga un solo comentario sobre los clásicos del Materialismo Dialéctico, aquellos que ya habían descubierto hace mucho que la práctica es el criterio de la verdad, para no irnos por las ramas en la tediosa exposición sobre la dialéctica del proceso del conocimiento y otras yerbas.

En el clímax del acto tupamarólogo, enrostra el uso y la justificación de la presencia del término de “lúmpenes consumidores”;  suponemos que desconfiada como pato en palangana, ni menciona las estadísticas sobre criminalidad ni las palabras que de a montones sale de la boca de las doñas de barrio; por supuesto que puede discrepar con las afirmaciones del ministro y vestir de ciencia en oferta su análisis de por qué no serían lúmpenes consumidores, pero tampoco dice, hada madrina del vocabulario, lo que es.

Corriendo escalpelo en mano a la autopsia de la fundamentación sobre los mega operativos, Rosalba viene en su auxilio; con efecto de formol exhibe su propio título “del pan a los Nike. Chocolate por la noticia.” acudiendo, nada menos que al inmortal Víctor Hugo (no Morales, el francés) para justificar su tentempiera posición sobre la inseguridad.

Los descendientes de Jean Valjean, aquellos chorros por necesidades básicas no necesitaban que llegara Bonomi  para sentirse exculpados; el procesamiento sin prisión del sistema penal uruguayo ya lo había previsto mucho antes y por ello no necesita estar en el discurso ministerial; tampoco van a estar los “Chuecos Maciel”, aquel que robaba bancos y no trabajadores.

Como seres de izquierda por supuesto que se nos eriza la piel ante la presencia de los mega operativos, tanto como la barbarie y el atropello que sufren los trabajadores/as que viven en zonas donde impera la ley del más fuerte, el vivo o el narcotizado y la casa es más trampa que refugio.

Es una alegría que en estos mega operativos no se produzcan situaciones de gatillo fácil y hoy debamos atenernos a protegernos de la arbitrariedad de la tecla fácil.

Territorios liberados por y para la delincuencia, son las fronteras internas que aún no asimilamos en el mapa las sociedades aún con arquitectura neoliberal, y que no se desmantelan a fuerza de poesía (fronteras internas que como concepto ocupa todas las bibliotecas sobre asuntos de Estrategia y Defensa: ¿otro libro menos?).

Sin embargo hay repentinos y halagüeños momentos de calma para trasnochados tupamarólogo/as; quienes cometen delitos para consumir y luego ostentar celulares y mp4 borrachos de tropicales melodías no te arrebatan la comida y el salario y quienes calzan Nike no pueden escalar torres de marfil ni de princesas confinadas.

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