Hacia un nuevo frente grande

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Por: Piero Sabini

“Construir en los hombres millones de columnas donde se pueda asentar una sociedad socialista» Raúl Sendic

De alguna forma la izquierda está realizando esta consigna de una manera muy importante, mucho más de lo que la misma izquierda, institucional y popular, frentista y no frentista, cree.

Este es un momento de avance político. A nivel regional, si bien con sus dificultades, venimos desarrollando lentamente una segunda independencia y por primera vez un crecimiento sostenido y solidario, tanto a la interna de algunos países, como a nivel de la integración de la región.Creemos que hay avances, en Latinoamérica y el Caribe, tanto en la construcción de mejores niveles de vida como en el camino hacia el socialismo. Pero es necesario hacer el esfuerzo de repensar por dónde pasa una estrategia que permita al pueblo seguir acumulando y avanzando hacia el socialismo y la liberación nacional.

Hemos avanzado en mejorar las condiciones de vida de muchos uruguayos, hay más y mejor trabajo, hay más acceso a la salud, mejores condiciones para acceder a la vivienda, el instituto de colonización ha dado más tierra de la que se dio en 50 años, las empresas auto gestionadas empiezan a ser una alternativa viable, se han reconocido muchos más derechos. Pero aún falta y mucho en el camino de construir una sociedad sin explotados, ni explotadores.

Aún queda mucho por hacer. Es indudable que sigue habiendo asentamientos y que sigue habiendo precarización del trabajo, salarios mucho más bajos de lo necesario para la vida digna de los trabajadores. Exclusión, explotación y discriminación siguen siendo parte de este Uruguay. Muchos de los que cobran salarios bajos, están en negro, o sus trabajos son precarios, además es el pueblo menos formado, el más débil como siempre, el más golpeado, el que la derecha quiere encarcelar.

Es indudable que en materia de vivienda falta y mucho, pero también es irrefutable que se está gestionando mejor este sistema.

Quedan muchas cosas para tocar y cambiar. La patria sigue siendo financiera y de unos pocos que lucran con el trabajo de la mayoría de los trabajadores. En fin, seguimos dentro de un sistema capitalista, que no ha sido derrotado ni mucho menos.

Seguro que muchos compañeros del Frente muchas veces dijimos, que en estos nueve años no nos iba a dar el tiempo para reconstruir un país que estaba sumergido en la miseria. Los procesos de cambios de las sociedades son muchos más lentos que las vidas de las personas.

Por lo general los frutos de las luchas sociales y revolucionarias son apreciados e interiorizados culturalmente en las generaciones posteriores a las que liberan esas luchas.

Es verdad que siempre dijimos que el gobierno no era el poder, que el gobierno gestionaba un Estado capitalista y burgués, que a lo sumo nos permitiría ir generando (a partir de una mejor gestión) mejores condiciones de vida de la población sin solucionar la contradicción principal que sigue siendo entre explotados y explotadores.

Para generar cambios profundos en nuestra sociedad debemos desarrollar los diferentes tipos de poderes que existen, que cada poder sea grandes columnas donde germinen experiencias socialistas.

Se puede hacer una clasificación bastante aceptada donde se habla de cinco poderes: poder político, poder financiero, poder militar, el de los medios de comunicación y el poder popular. Sumaremos en este boceto de análisis otro poder, el cultural.

Es necesario aclarar que esta división es arbitraria y solo tiene el objetivo de analizar la etapa en que nos encontramos, y que ni los poderes ni las columnas son estancos, sino que se entrecruzan en todo momento. La realidad siempre es mucho más compleja que cualquier análisis.

Veamos cada poder por separado y tratemos de ver qué tipo de avance existe (si es que lo hay) en cada poder. Veamos si logramos hacer algún germen, dentro de estas “columnas”, para la construcción de una sociedad diferente.

Empecemos con el poder militar:

Hay mucha teoría sobre la necesidad de que las Fuerzas Armadas de los países sean para defender los recursos naturales y el más profundo respeto a los derechos humanos, que las  FFAA sean parte del pueblo. Incluso, hay teorías revolucionarias que dicen que un proyecto revolucionario debe tener el apoyo de sectores de las Fuerzas Armadas del país.

Debemos tener presente que no se cambia a las fuerzas actuales por ósmosis. Durante los gobiernos del FA, se trabajo en una nueva ley de de Defensa nacional y eso se hizo por primera vez con la participación de la sociedad Civil. Se ha empezado a trabajar sobre la formación de las FFAA. Cambiar las FFAA implica, antes que nada, cambiar la educación y el concepto que aleja a las FFAA del pueblo Uruguayo. Hay países donde los ejércitos son parte del pueblo y el pueblo es parte del ejército.

No es que hoy tengamos unas FFAA para servirle a la sociedad, pero si no cambiamos y empezamos por cambiar la formación del las FFAA, estamos fritos. Falta mucho, queda mucho y es la gran mayoría, la que aún sigue pensando con la doctrina de Seguridad Nacional.

Pero, ¿qué hace la mayoría de la izquierda con esto? Nada. Critica, como si la crítica construyera por sí algo.

Las columnas de las que hablaba Sendic en su discurso del Franzini también son estas. Esta es pues una columna donde debemos construir y embarrarnos.

Otro avance, tal vez el más notorio, es la integración regional de los ejércitos de nuestros países. La defensa de los recursos naturales o de nuestros bienes comunes, la defensa de nuestras libertades, en América latina y el Caribe, no se pueden ver como un problema de cada país, es necesario estar coordinados para defender nuestra región ante ataques externos, debemos tener autonomía y cooperaciones entres los países, se está haciendo.

A nivel del poder político:

A nivel de gobierno institucional hemos avanzado. La gestión de estos ocho años ha demostrado la importancia del gobierno. Se bajó la pobreza, casi se erradica la indigencia, los salarios han tenido un crecimiento sostenido, el desempleo se encuentra en niveles históricos, se ha cambiado la matriz energética, se dio acceso a la salud, se empieza un proceso de desafiliación de las AFAP, se ha desarrollado una política de economía social, se han dado tierras como nunca, se ha invertido en educación como nunca, se ha avanzado en derecho laboral, desde las diferentes leyes aprobadas hasta la instauración de los consejos de salarios, los cuales no solo dan garantías para todos los trabajadores sino que han influido en el crecimiento de nuestra central obrera (cerca de 350 mil trabajadores nuevos afiliados en estos años). Nombramos algunas de las acciones que el gobierno aportó para la construcción del poder popular, del cual hablaremos más adelante.

Pero no avanzaremos más si solo seguimos por el poder institucional electoral. Nada hace pensar, que luego de la campaña y con el trabajo de todos los compañeros no se seguirá siendo gobierno, pero es un debe del Frente como herramienta política que el pueblo uruguayo desarrolle más la participación colectiva y horizontal dentro de las diferentes organizaciones. Es donde estamos peor, con direcciones que no han sabido entender y sintetizar los planteos de los colectivos y militantes.

Las organizaciones institucionalizadas tenemos que liderar todo el día contra la deformación de nosotros mismos, de los individuos que integramos las organizaciones, y de las organizaciones mismas.

Queda mucho, debemos distribuir poder generando participación dentro de nuestras fuerzas políticas. No podrá haber verdaderos cambios sociales si en las estructuras políticas sigue mandando un secretario general o un “pope”. En este marco, la victoria viene siendo del individualismo.

A  nivel del poder financiero:

No ha habido o no se ha trasmitido (en el caso se haya hecho), un avance que aporte a una construcción de un banca privada, diferente y que esté al servicio de la sociedad toda.

Sin embargo, en el ámbito de los bancos públicos, sí ha habido un cambio, y muy significativo. Los bancos públicos se han comprometido con el desarrollo de la sociedad y parte de sus políticas apuntan a ir generando  los cambios sociales. Tal es el caso del  Banco República que invierte más del 30% de sus ganancias anuales para apalancar proyectos colectivos y auto gestionados. Imposible pensar en esto sin tener el gobierno.

Es desde las empresas colectivas de producción que se plantea una forma diferente a la organización capitalista del trabajo. Solo podremos cambiar en términos marxistas cuando se pueda superar la etapa de producción capitalista. Siendo la empresa capitalista una organización vertical con alto grado de explotación y distribución desigual de las ganancias generadas por la empresa, un modelo de producción socialista deberá ser capaz de producir más y mejor, cambiando la organización de las empresas, pasando de empresas verticales a empresas horizontales donde no exista pirámide de desigualdad entre los que trabajan en la empresa.

La lucha al capital financiero se está haciendo con una alternativa de producción que es incipiente, aunque todavía no es, a nivel económico, significativa. Pero es empezar a andar y experimentar empresas colectivas que redistribuyan los ingresos de una manera más justa y solidaria. Hoy son el 2% del PBI, pero recién empiezan.

También sobre el poder financiero parece necesario  hablar de la integración latinoamericana y el Caribe, donde se está trabajando en la construcción de un banco para el desarrollo de y para la región, donde los dueños sean todos los pueblos de Latinoamérica y el Caribe.

Esto nos permitirá independizarnos, por lo menos en parte, del poder  financiero europeo o norteamericano, pudiendo generar de esta manera un desarrollo endógeno de la región.

En relación a los medios de comunicación:

Aquí es donde se ha podido avanzar, tal vez, en mayor medida. Lo interesante es que la distribución del  poder en los medios y los avances que se están cristalizando, se han hecho a partir del los avances tecnológicos.

Eligiendo así un camino nuevo, donde primero se definió un reparto de ondas para el espacio radioeléctrico, se dividieron las ondas en tres segmentos: comunitarios, públicos y privados, aprovechando el avance tecnológico. El camino para la distribución fue dejar a los canales actuales, pero limitar su expansión asegurando la pluralidad de contenidos con nuevos actores (TV Ciudad, Giro y el canal del PIT-CNT).

Siempre nos pareció un acierto estratégico la potencial reducción a un 34% de los medios que ostentaban en Montevideo el 75% de la propiedad.

No es eliminando los canales de derecha, eso ya se intento en otros lados y no anduvo, que avanzamos. Lo que debemos hacer es presentarle a la sociedad mejores contenidos, contenidos que ideológicamente tengan otros valores.

No podemos hablar hoy  de los medios de  comunicación y solo hablar de la tele, sería analizar la realidad de hoy con los lentes del 60.

La realidad muestra que los medios o la influencia de estos son muy fuertes, pero no se limita a al televisión, a la radio y a la prensa escrita. Formamos parte de la era digital, donde Internet es la vedette comunicacional de nuestras sociedad.

El Plan Ceibal, impulsado por el primer gobierno frenteamplista cobra en esto un rol muy importante porque el conocimiento es lo que nos puede permitir el desarrollo más sustentable como país y en la era digital que los gurises sean alfabetos digitales es un paso fundamental hacia el futuro. Esa generación que crece en la era digital, siendo un docto desde niño en la materia, se nutre de un desarrollo más que importante en infraestructura digital. Se han conectado a todos los hogares a fibra óptica, permitiendo una carretera virtual que nos posiciona con un gran potencial en el mundo. Tal vez sea esta la mayor democratización de la información que se está realizando.

En el marco del poder popular:

Hoy hay organización popular y política por todos lados, hoy hay más militancia que hace 5 años y eso es motivo de festejo. Hoy, el FA gobierna, y los sindicatos y organizaciones sociales se movilizan, a veces juntos compartiendo consignas, otras veces no.

Pero lo importante es que para construir socialismo, o cualquier tipo de sociedad colectiva es preciso compañeros militando, defendiendo sus ideas a más no poder, tratando de aportar en la construcción de un mejor lugar para vivir.

Eso hoy es indiscutible, las movilizaciones del Sunca, la Marcha por más vivienda, más educación y más salarios realizada por Fucvam y varios sindicatos públicos, el 14 de agosto, la marcha por la diversidad  y la marcha por los recursos naturales, han demostrado que la izquierda popular, la que se mueve en los sindicatos y organizaciones sociales, frentista y no frentista, está más viva que nunca. Cada vez hay más compañeros que entienden a la política como la construcción cotidiana, desde abajo, participando y sumando gente que se hace cargo del momento histórico en el que vive.

La Lucha a nivel Cultural

La construcción de una sociedad socialista implica de manera obligatoria pensar en una persona nueva que ponga el valor de la vida por encima del valor del consumo, una persona solidaria, más austera, más solidaria y comprometida con todos los planetas y sus integrantes.

Hablamos del poder de la cultura y lo separamos del de los medios (por que estos son amplificadores de cultura), pero la lucha por ser hegemonía en ideas implica una pelea que es diaria. Día a día cada uno de nosotros, peleando contra nosotros mismos, contra nuestros egoísmos, eligiendo caminos colectivos, antes que los individuales. Esta pelea es constante, transversalisa todo nuestro accionar o por lo menos debería hacerlo. Sin esta lucha nada de lo anterior tendría sentido, habremos conseguido cambiar la forma de expresarse los diferentes poderes, pero no habremos cambiado la esencia del sistema y la sociedad.

En síntesis 

Como lo expresa Sendic en la frase citada, estamos convencidos de que hay muchas columnas que caminan rumbo al socialismo, lo sueñan y militan día a día por él.

Si bien es verdad que parte del FA no está muy preocupado por la participación y mucho menos por el socialismo, también es verdad que dentro del FA, como fuera de él hay mucho pueblo movilizándose y luchando en el campo popular por un mundo mejor, uno que sea socialista. Por suerte hay gérmenes por todos lados lástima que estén tan dispersados y atomizados entre sí.

Es por esto que el titulo habla de un nuevo Frente Grande, ese frente grande es el que se está construyendo, discutiendo, militando, muchas veces sin que seamos  consientes de esto. Es necesario hacernos consientes y asumir nuestra responsabilidad para que esto ocurra. En su momento el Bebe decía sobre el Frente Grande:

“Este Frente Grande no es una mera conjunción de fuerzas. Ese Frente Grande debe tener también un programa, una propuesta, un avance hacia ese hombre nuevo del CHE, siendo más austeros, más generosos, más solidarios. Volver a la unión del pueblo por abajo y profundizar esa conciencia solidaria y socialista que permitió salir colectivamente de la dictadura y de la miseria que nos trajo. Construir en los hombres millones de columnas donde se puedan asentar una sociedad socialista”1Sendic, Raúl, Acto Franzini «Por que un Frente Grande», 1987..

Es necesario, ahora si, rediscutir el proyecto de izquierda y socialista, su estrategia y su táctica que nos permita articular esas columnas,  encaminadas nuevamente todas juntas hacia la construcción del socialismo, donde la pelea es con el Uruguay conservador, expresado primero en la derecha clásica, y luego en la social democracia, que ya ha demostrado en Europa y acá cerca, en Chile, su fracaso rotundo como modelo de superación del capitalismo.

Referencias

Referencias
1 Sendic, Raúl, Acto Franzini «Por que un Frente Grande», 1987.

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