La construcción del socialismo en el gobierno del Frente Amplio

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Por: Daniel Olesker*

Lo que define a un programa de izquierda es su énfasis prioritario en la Igualdad.

En una economía capitalista regida por reglas de mercado, las relaciones de producción y de distribución son generadoras de desigualdad.

Por lo tanto la primera conclusión a la que uno llega es que, de no hacerse nada, el proceso económico tiende a la concentración y a la exclusión. Esto ya fue ampliamente demostrado por Marx en las 5 leyes de la acumulación de capital que desarrolló en el capítulo 23 del tomo 1 del Capital.Y al mismo tiempo los trabajos de la teoría de la dependencia de los años 60 del siglo pasado en buena parte sistematizados por Theotonio dos Santos, reafirmaban esta tendencia y mostraban su rasgo doblemente concentrador y excluyente en una Economía Mundial basada en relaciones centro – periferia.

¿Esto significa que nada se puede hacer? No, para nada; pero sí significa que para ello se deben introducir mecanismos no capitalistas capaces de contrarrestar los efectos del propio capitalismo. Es decir avanzar en la construcción del Socialismo. Y el Frente Amplio, ya está avanzando hacia el socialismo desde el primero de marzo de 2005 y en cada momento esos pasos deben ser mayores y más rápidos. Entonces se hace necesario debatir, en el marco del programa de gobierno aprobado en el Frente Amplio, los ejes centrales sobre los que hay que trabajar.

De esa estrategia trata este documento:

1) La Estrategia

En el desarrollo de la sociedad capitalista la igualdad y por ende las desigualdades propias del sistema se gestan en la generación del valor (proceso de producción), en la distribución del valor (relación capital – trabajo al interior del proceso productivo) y en la apropiación del valor (política tributaria y de bienes  y servicios públicos).

2) Los ejes del proceso productivo,

En primer lugar es necesario avanzar con mucha más fuerza en el proceso de desprimarización de nuestra economía. Para ello se requiere avanzar en una transformación productiva, que permita la incorporación de mayor valor agregado, vía desarrollo tecnológico y absorción de trabajo, lo que implica la generación de nuevos sectores productivos. Para ello es necesario desarrollar políticas que alteren las rentabilidades sectoriales relativas y orienten la inversión y el empleo hacia nuevos sectores dinámicos. Los estudios y la práctica realizados por el Ministerio de Industria en este período nos aportar la información necesaria de cuáles son los sectores sobre los que asentar esta estrategia. Se requieren entonces modificaciones en la ley de promoción de inversiones para orientar más los estímulos a estos sectores.

En segundo lugar en el marco de la necesidad de alterar los niveles de dependencia derivados de las relaciones centro – periferia que se establecen con los países dominantes a los que en general y mayoritariamente exportamos productos primarios, debemos priorizar la región en la que por aspectos políticos derivados de los acuerdos de integración, por aspectos de complementación de economías y por cercanías exportamos bienes y servicios  con mucho mayor valor agregado.

La integración regional y el comercio sur – sur deben ser ejes prioritarios de la inserción internacional. 

En tercer lugar un proceso de producción requiere generar las condiciones de acceso universal y poner en condiciones competitivas a la infraestructura, las comunicaciones y la energía. Por ello es necesario desde el estado una inversión pública en magnitud suficiente y  alineada con los objetivos de la producción incluyente y por ende con definiciones basadas en criterios de desarrollo productivo e inclusión social y no meramente de rentabilidad económica o de estrategia fiscal.

En cuarto lugar un proceso productivo de alto valor agregado basado en trabajo calificado requiere de investigación endógena y eso en un país que aún no ha llegado a gastar en investigación un 0,5 del PBI es muy difícil. Por ello se requiere de  incrementar la demanda de innovación e investigación en empresas públicas y privadas, estímulo e incentivos estatales y fortalecimiento del presupuesto de la Universidad de la República para tales fines.

En quinto lugar y seguramente la transformación más relevante que requiere el proceso de producción: reforzar el impulso al desarrollo de la economía social. La economía social involucra todo el entramado de la sociedad, pero en este punto me voy a referir primeramente a la autogestión obrera en la producción. Al modificar el acceso de los trabajadores a los medios de producción, les permite a los creadores de la riqueza apropiarse del valor que generan y distribuirlo de manera justa y democrática incluyendo la comunidad que integran.  Al mismo tiempo modifica la desigual relación de poder en el seno de la producción.

Pero también su expansión posibilitará incluir en el trabajo a las poblaciones que el mercado de trabajo y las empresas tradicionales en general (y con excepciones) discriminan. Las mujeres, los jóvenes o los trabajadores que provienen de los barrios pobres que no “califican” para esas empresas.

Un tema central, dado que la economía social abarca áreas productivas, de consumo, de bienes sociales es que tenga un rango institucional de primer nivel en el próximo gobierno, que trascienda la institucionalidad existente, y que promueva que el tema esté presente transversalmente en todas las políticas que se desarrollen.

Además, subrayamos la necesidad de establecer mediante un proyecto de ley las competencias e institucionalidad del FONDES, confirmando las actuales y ampliando su campo de acción, fijando un mínimo de transferencias de las utilidades del BROU (hoy sólo tiene un máximo) todo ello para consolidar al mismo como un instrumento imprescindible para el desarrollo del sector.

3) Los ejes del proceso distributivo

Es evidente que en el Uruguay hasta 2005 los salarios habían sido la variable de ajuste, tanto cuando la economía crecía (durante la dictadura la economía creció y el salario real cayó y en los 90 la economía creció y el salario real creció muy por debajo) como cuando venían las crisis (tanto en la del 82 como en la del 2002).

Empresas fundidas, trabajadores desocupados y empresarios prósperos era la tónica de aquellos años después de las oleadas neoliberales y sus crisis respectivas.

Al asumir el gobierno del Frente Amplio se puso como eje central recuperar esa enorme deuda del estado uruguayo con la clase trabajadora. Y ello se cumplió. En un segundo tiempo fue necesario que no volviera a despegarse esa brecha y por ende se planteó a nivel de política salaria por un lado mantener el crecimiento del salario real alienado con la productividad de la economía, pero con especial importancia en los sectores de salarios más sumergidos. Y ello también se cumplió. Pero todo esto siendo necesario no es suficiente, se debe abrir una nueva etapa, porque cuando los salarios mejoran al ritmo de la productividad allí no hay mecanismo redistributivo, dado que ambas partes, salario y ganancia crecen por igual. Por ende es necesario incrementar los niveles salariales por encima de la productividad media de la economía y particularmente de la productividad media de cada rama de producción y comercio. Es decir el incremento salarial será sustentable y redistributivo en la medida que comience a absorber una porción creciente de la masa de ganancias globales y particulares.

Está claro que junto a esta medida y para que no opere el mecanismo de defensa del capital de su traslado a precios, es necesario diseñar sistemas de regulación de precios de los productos básicos como ya se hizo en 2008 y a fines de 2012.

4) Reforma Social e Ingresos Públicos.

4.1. Ingresos Públicos

Antes que nada cabe afirmar que en los impactos sobre la redistribución de ingresos y riqueza no pueden verse como opuestos el gasto público y los impuestos. La función redistributiva está al mismo tiempo en la recaudación y en el gasto.

En particular estudios realizados por diversos centros de investigación nos muestran que Alemania y México por ejemplo tienen el mismo índice de Gini antes de impuestos (o sea la producción es igualmente desigual) y cambia sustancialmente después de pagar impuestos.

En el documento aprobado para discutir en el congreso del Frente Amplio se señala la necesidad de profundizar el camino iniciado con la reforma tributaria de 2007 avanzando en el camino de gravar más fuertemente a los sectores con mayores niveles de ingresos y riquezas. Por ello es necesario poner el énfasis en gravar más fuertemente a la población de más alto ingreso, a los sectores con ganancias extraordinarias o poderosos patrimonios así como aumentar el gravamen al consumo suntuario. A 6 años de iniciada la reforma y consolidados sus principales instrumentos, es necesaria una segunda fase que contemple los aspectos antes mencionados. En la misma dirección es necesario evaluar y reconsiderar, cuando corresponda, el uso de la promoción de inversiones en especial con los objetivos planteados en el punto de cambio productivo de la desprimarización de la producción.

* Economista. Ministro de Desarrollo Social.

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