Los 43 años del Frente Amplio, abarcan un período histórico del Uruguay en el que han tenido lugar acontecimientos por momentos sumamente dramáticos. No es que en el Uruguay hayan faltado este tipo de acontecimientos.
Guillermo Enrique Hudson publicó un libro que tituló “La tierra Purpúrea”, por la sangre derramada en las luchas políticas del siglo XIX. Pero nunca había ocurrido una violación de los derechos humanos como la que tuvo lugar en la década de los 70.
El Frente Amplio se conjugó luego en diversas experiencias políticas, tendientes a lograr una unificación de las fuerzas políticas calificadas de izquierda, experiencias malogradas. Todas ellas por supuesto con objetos político-electorales.
A pesar de que el MLN dio su apoyo crítico, pues las metodologías políticas del Frente Amplio de carácter electoral diferían de las suyas de hacer “política con armas”, este fue cofundador del Frente Amplio y lo integró por medio de su aparato político legal, el Movimiento 26 de Marzo. El original 26 de Marzo realizó campaña electoral sin presentar candidatos propios. Hizo la campaña a favor de los grupos políticos integrantes de Frente Amplio. Formaba parte de la estrategia del MLN y sigue formando parte, el trabajar políticamente para contribuir al avance político de lo que considera que es el sujeto del cambio revolucionario, o sea el cambio profundo de la sociedad: el pueblo. Dentro de ese lineamiento estratégico, estuvo la convocatoria que hizo el MLN que culminó con la conformación del MPP.
Se tenía muy claro que el concepto “pueblo” abarca diferentes sectores sociales con intereses contradictorios. Dado que el Uruguay es un país capitalista dependiente, para poder transitar un camino propio como pueblo, necesariamente hay que romper con la dependencia y por ello es necesaria la conjunción de todos los sectores sociales perjudicados por esta.
Es condición necesaria para la Liberación Nacional. Pero además es necesario mancomunar esfuerzos a nivel continental. El imperialismo es muy poderoso, o vamos todos juntos o no podemos. Precisamente por eso, el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, considera que una fuerza poli clasista como el Frente Amplio es un instrumento político que tiene una función a cumplir en esa batalla por la Liberación Nacional.
Podemos decir que en términos generales los lineamientos teóricos son correctos. Pero pasando raya luego de estos 43 años, podemos hacer algunas constataciones que deben ser tenidas en cuenta a los efectos de ajustar la táctica para una estrategia de acumulación.
Para que no haya confusiones diremos que el término “acumulación” lo utilizamos a las cuestiones que tienen que ver con la construcción de una vía de transición hacia una nueva sociedad. Para lo electoral preferimos el término “crecimiento”.
Sin duda las fuerzas progresistas han tenido un crecimiento electoral. Llegan al gobierno y sin duda el Uruguay desde la época de José Batlle y Ordoñez, no ha tenido mejores gobiernos que estos dos periodos de gobierno frenteamplista.
Pero mirando desde nuestra perspectiva de preocupación por la acumulación para la construcción de un puente hacia una nueva civilización, no hemos avanzado, sino que al contrario, tal vez hemos retrocedido.
La llamada izquierda cada vez tiene más preocupaciones electoralistas. La alianza de los sectores más populares con clases medias ha llevado subordinación de aquellos sectores en detrimento de su desarrollo político e ideológico. Eso es así a pesar de aumento de los trabajadores organizados en sindicatos. El aumento del consumismo es un signo de debilidad ideológica de importantes sectores populares. Por otra parte, los partidos de izquierda integrantes de FA y por tanto gestores del gobierno, han “institucionalizado” su visión política. La política es la gestión. Por supuesto: es la gestión del estado burgués en un país capitalista dependiente.
Al haber perdido la preocupación por una construcción alternativa y moverse en el plano de las coordenadas del sistema, en realidad lo que se hace es reafirmar el capitalismo.
No se interprete mal lo que decimos, por supuesto que hay que tratar de eliminar la extrema pobreza. A los muy pobres no les interesa la política y por supuesto ni la democracia, ni el socialismo. Pero junto con las mejoras materiales hay que cultivar la subjetividad con ideas de cambio social y eso la izquierda no lo hace. Se acepta pasivamente el “Tinellismo cultural” y también se cae en el “Tinellismo político”. El argumento es: “sólo es posible hacer lo que la gente puede entender”.
Para nosotros queda en pie la siguiente interrogante para investigar: en vista de las constataciones que hemos consignado y son solo algunas ¿puede la alianza poli clasista Frente Amplio permitir la conformación de gérmenes de una vía de transición hacia una nueva civilización no capitalista?
Por: Julio Marenales