Editorial

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En este Mate Amargo, trataremos como tema central «El Frente Amplio y sus 43 años». Tras esta premisa, un conjunto de compañeros, han volcado sus miradas y diversificado los enfoques acerca del significado del Frente Amplio, en la actualidad. Intentamos que este número sea una pequeña contribución al crecimiento del Frente Amplio, siempre pensando al mundo y pensándonos como síntesis de la lucha popular del pueblo uruguayo en estos últimos 43 años.

A nivel mundial, el Frente Amplio -FA- es un ejemplo de unidad de los sectores populares, progresistas y de izquierda. La gran fortaleza es su unidad. La cual se ha ido construyendo con mucho esfuerzo, buscando crecer en la diversidad, acordando programas y objetivos para las diferentes etapas, donde todos los sectores y también las bases han debido ceder en sus concepciones propias, en pro de una síntesis colectiva, que nos ha permitido crecer y fortalecernos como una verdadera opción de cambio en contraposición a los planteos de la Derecha. Esta fuerza política que supo ser oposición a los gobiernos de derecha, resistió la dictadura, y hoy es constructora del futuro de todos los uruguayos.

Estamos en las puertas de una campaña electoral. No estaremos ajenos a ella. Pero buscaremos abordarla de manera seria, aportando al debate de ideas. Hasta octubre, primer mojón en el camino, tendremos que lidiar con una Derecha que nos plantea una pelea doble: las Elecciones nacionales y su propuesta de Reforma constitucional.

La Derecha quiere ganar las mayorías en el Parlamento, pues ya saben que el próximo/a presidente del Uruguay será del Frente Amplio. ¿Pero qué implica que las mayorías en el Parlamento no estén del lado del gobierno del FA? Por ejemplo, no se podrá hacer cambios presupuestales, por ejemplo: el 6% para la Educación Pública. Pues la oposición claramente no apoya esta iniciativa, que es un reclamo del campo popular, y el FA, a través de sus dos candidatos, se ha comprometido a cumplir.

Si la derecha gana las mayorías parlamentarias, muchos planes y programas quedarán en el camino. El país quedaría, en el mejor de los casos, gobernado por decreto, con mínimas posibilidades de gobernabilidad y, mucho menos de profundizar las transformaciones que se vienen desarrollando. En ese caso, ganaría el proyecto de la derecha, pues el FA no podrá construir ni continuar nada o casi nada desde el Parlamento. Es por eso que entendemos estratégico un tercer gobierno del Frente, con mayorías parlamentarias.

Existen dos proyectos con posibilidades de gobernar. Uno es el que nos llevó a la crisis del 2002. La otra opción es la que empezó a construir un Uruguay que lejos de ser el país que todos queremos, ha sido el país de la región que ha crecido con mayor distribución de la riqueza, un país donde las empresas públicas se han convertido en motor del desarrollo nacional.

Sabemos que falta muchísima acumulación en el pueblo uruguayo para avanzar hacia un programa socialista. Pero estamos convencidos que el FA es la opción más humana, seria y viable para el momento histórico que vivimos. Es esto o volver a los carroñeros blanquicolorados de antaño.

Pero la derecha nos plantea una doble contienda en octubre, nos obliga a dividir nuestros esfuerzos. Pues si no ganan las mayorías parlamentarias, algo quieren ganar. Ya no recuerdan como era sentir el apoyo del pueblo. Por eso inventaron la reforma constitucional, que intenta bajar la edad de imputabilidad de los jóvenes de 18 a 16 años.

Pero hay que estar atentos: en este tema la Derecha tiene opciones reales de hacer retroceder al país. Porque el único proyecto de los partidos blancos y colorados, es regresar hacia un Uruguay más conservador. El objetivo es volver a privatizar todo, a disminuir el gasto social, retroceder en los derechos alcanzados, eliminar los consejos de salarios, retroceder en la llamada agenda de derechos, y recortar una larga lista de avances que no han sido apoyados, sino trancados sin éxito por la Derecha vernácula.

La baja de la edad de imputabilidad es un retroceso mayúsculo en materia de derechos, para los gurises y gurisas más vulnerables al sistema penal. Esta reforma incluida en nuestra Constitución haría retroceder al Estado y la sociedad uruguaya. Plantea una “solución” que solo genera más segregación y exclusión social. Utilizan el miedo y los medios para generar mayor sanación e inseguridad, con el único fin de tener una victoria electoral, sin importarles que esto implique condenar la vida de una cantidad de jóvenes uruguayos, que en la mayoría de los casos, su único verdadero delito es haber sido hijos de la marginación social. Los Bordaberry y los Lacalle quieren encerrarlos más tiempo, no plantean educarlos ni darles trabajo, sólo condenarlos a 30 años de prisión.

La sociedad, las organizaciones políticas, sociales y populares sabemos bien que esto es así. Salgamos pues todos a militar y detener el intento de avance de la derecha. Ya hemos visto como en otros países actúan.

Defender cada avance progresista y de izquierda ante la Derecha en Latinoamérica es la pelea histórica que nos tocó dar. A nivel regional, la situación en Venezuela, evidencia que no alcanza solo con ganar las elecciones. A la Derecha no le tiembla el pulso a la hora de defender sus intereses y demuestra claramente que no le importa demasiado la democracia.  Seguir construyendo organización popular y conciencia es lo único que puede defender tanto los procesos como los gobiernos de Izquierda.

El Uruguay, en octubre juega un “round” fundamental: definirá por un proyecto que viene reconstruyendo el país o por un proyecto que lo había dinamitado.

Luego de las elecciones, la discusión será otra, y seguiremos en la construcción de gérmenes que hagan caminar al país lo más cerca posible a la Liberación Nacional y el Socialismo, pero esa acumulación no se podrá dar si primero no ganamos las luchas de octubre.

Por: Colectivo Mate Amargo

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