La “Cuestión Social” es un claro reflejo de los cambios sociales que se vivió en Europa en el Siglo XIX, donde el surgimiento del capitalismo provocó el desarrollo de la clase obrera y su ingreso en el escenario político de la sociedad, exigiendo su reconocimiento como clase por parte del empresario y el Estado para defenderse de las paupérrimas condiciones de vida en que se encontraban como consecuencia de los nuevos modelos de producción.
Comienza así, una etapa donde los trabajadores bajo la forma de corporaciones y asociaciones de ayuda mutua, se aglutinan para ayudarse en las diferentes contingencias como la enfermedad, fallecimiento y problemas de salud en el trabajo.
La preocupación de las condiciones de trabajo, estuvo presente para muchos profesionales de la materia, es así que en 1700 el médico italiano Dr. Bernardo Ramazzini publicó su obra “De morbis artificum diatriba” donde realiza una disertación en torno a las enfermedades de los artesanos y por la cual se lo considera el padre de la Medicina del Trabajo.
La historia de la medicina atribuye al Dr. Ramazzini haber sido el autor del primer tratado sistemático de lo que llamamos medicina laboral, donde su investigación se basó en los factores sociales que causan y configuran las enfermedades. Propuso, que los médicos extendieran la lista de preguntas que Hipócrates recomendó, agregando como pregunta a sus pacientes “¿Cuál es su ocupación?”1https://www.historiadelamedicina.org/ramazzini.html.
No es casualidad que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) fuera creada en 1919 como un “…reconocimiento a la importancia de la justicia social para el logro de la paz, en contraste con un pasado de explotación de los trabajadores en los países industrializados de ese momento. Había también una comprensión cada vez mayor de la interdependencia económica del mundo y de la necesidad de cooperación para obtener igualdad en las condiciones de trabajo en los países que competían por mercados”2https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/history/lang–es/index.htm.
Pero cuando hablamos de salud laboral, nos encontramos con diferentes maneras de referirnos a ella, tales como Prevención, Salud y Seguridad del Trabajo, Seguridad e Higiene, Salud Ocupacional, Medicina del Trabajo, Condiciones y Medio ambiente de trabajo (CyMAT), entre otros como disciplina.
Pero a nuestro entender, el término Salud Laboral es el más inclusivo donde están contemplados todos los aspectos que involucra al trabajador en su medio laboral en lo que tiene que ver con prevención, seguridad, salud y condiciones de trabajo.
En las últimas décadas han tenido lugar importantes avances tecnológicos en el lugar de trabajo, los cuales, junto con la globalización, han transformado el trabajo para muchas personas en todo el mundo. Los efectos de dichos cambios en la salud laboral también han sido notorios. En algunos casos, se han reducido o eliminado peligros y riesgos más tradicionales, pero las nuevas tecnologías también han creado otros. Muchos de los riesgos en el lugar de trabajo persisten y el número de enfermedades y accidentes relacionados con el trabajo siguen siendo inaceptablemente elevado.
Al mismo tiempo, muchos trabajadores están expuestos a “nuevos” riesgos generados por las características cambiantes del trabajo, por ejemplo, debido a las condiciones derivadas del empleo precario y a la creciente presión para satisfacer las exigencias de la vida laboral moderna.
Por lo tanto, muchos Gobiernos y Organizaciones de Trabajadores han puesto mayor énfasis en la prevención, al reconocer que los riesgos tienen que ser gestionados, controlados y que los sistemas de gestión de la salud laboral son fundamentales para prevenir los accidentes de trabajo y los trastornos de la salud.
Asimismo, cada vez se acepta más, que la adopción de medidas para la salud laboral redunda en beneficio de la productividad de la empresa y la calidad del empleo.
Por ello, muchos actores del mundo del trabajo interesados, están desplegando esfuerzos para asegurar que se mantengan las normas en esta materia, así como, la creación de un nuevo marco normativo que apunte en esa dirección.
Uruguay se encuentra enmarcado en este lineamiento, si bien existen múltiples normas que regulan la salud laboral se continúa avanzando, ejemplo de ello es el Proyecto de ley de “Responsabilidad Penal del Empleador”, encontrándose con media sanción parlamentaria, que tiene como objetivo reducir la cantidad de accidentes laborales y hacer penalmente responsable a los empresarios que incumplan la reglamentación vigente en materia de seguridad.
Por un lado, sabemos que la prevención no es asunto exclusivo del empleador o de los técnicos de prevención, los trabajadores, individual o colectivamente, tienen que participar en la formulación de políticas de prevención ya que son ellos, quienes mejor conocen los riesgos a los que se ven expuestos, aportando propuestas y alternativas de prevención y la evaluación de sus resultados.
Sin embargo, la realidad nos muestra, que los intereses de los sindicatos y empleadores no coinciden, los empleadores siguen cuantificando a la Seguridad Laboral como un costo al que deben invertir.
Por otro lado, no se le da debida importancia a los riesgos laborales lo que lleva al no cumplimiento de la normativa vigente, teniendo los trabajadores que recurrir al conflicto o la negociación colectiva como instrumento para lograr y concretar los derechos en materia de salud laboral.
En este sentido, las políticas públicas, los controles de los Organismos del Estado son vitales para evitar pérdidas de vidas de trabajadores o mutilaciones que podrían haber sido evitables.
El compromiso está sobre la mesa, saber si los trabajadores y empleadores, en general, tienen conciencia de la importancia que tiene la aplicación de las medidas de salud laboral hará la diferencia.
El movimiento sindical, en su historia ha luchado por solucionar el flagelo de los riesgos laborales, a través del diálogo, de la educación en la prevención y de la movilización, para evitar que más vidas se pierdan.
Saber si los organismos estatales están alineados con las políticas públicas y en coordinación con los diferentes Institutos en la programación, control y aplicación de las medidas sobre la materia.
Todos los involucrados en las áreas de “Salud Laboral”, organismos estatales, sindicatos, Estado, empleadores y trabajadores, deberían trabajar en conjunto como aliados estratégicos para dignificar el trabajo y al individuo como parte de una sociedad que camina hacia un País mejor.
De qué sirve un marco normativo, la creación de Leyes, la reconversión de las empresas, los cambios tecnológicos, las inversiones extranjeras que generan nuevos puestos de trabajo, sino se acompaña con trabajadores sanos, en un ambiente laboral en condiciones dignas.
A través de la historia la lucha de la clase trabajadora, la lucha obrera ha realizado un largo camino en defensa y dignificación del trabajo, por que todavía falta mucho por hacer.
Estas reflexiones intentan ser las primeras de una serie.
Por: Enriqueta De Marco