Todo parecería que está bien -en calma- en el Paraguay. Cartes, quien asumió el 15 de agosto pasado, está cumpliendo casi todos sus objetivos. Consiguió la aprobación de tres leyes claves, de militarización del país -por encima de lo que dice la Constitución-, de responsabilidad fiscal (para los que más tienen paguen menos) y de alianza público privada, para que se entregue al sector privado todo el patrimonio público sin que el Estado reciba nada y corra todos los riegos, en nombre de la modernidad y de obras que se prometen. El decreto que reglamente la aplicación de esta ley -mucho más generosa con el privado que similares leyes vigentes en Chile, Uruguay o Gran Bretaña- estaría listo al final del verano. Se trata, en síntesis, de un gobierno claramente neoliberal y autoritario, que no solamente ha militarizado los departamentos en los que tienen mayor fuerza las organizaciones campesinas, sino que criminaliza toda la lucha social y tiene a varios dirigentes campesinos como presos políticos, como es en el caso de Curuguaty, sin ninguna prueba de delito que sea consistente, como lo ha constatado una numerosa y calificada delegación de derechos humanos que se hizo presente en el Paraguay en el mes de noviembre.
Se están comenzando a producir sistemáticos despidos en la administración pública que llegarían a 40.000 funcionarios, “porque no hay fondos”, si bien el mismo Cartes vetó la ley que pretendía cobrarle impuesto a los grandes terratenientes productores de soja. Esta última es una fuente de ingresos que permitiría no sólo mantener el empleo público necesario, sino también ampliar los derechos sociales que debe garantizar el Estado, lo que ha sido despreciado por Cartes, a quien le interesa mucho más la opinión de las no más de cien familias que se enriquecen enormemente con la agro exportación y que, al mismo tiempo, depreda el medio ambiente.
Para inicios de año se anuncia una fuerte suba del pasaje del transporte público, lo que será un nuevo golpe a la economía popular. El comercio y la industria nacional sufren una parálisis difícil de entender, pues la economía crecerá este año 13%, en gran medida porque tal crecimiento es acaparado por unas pocas familias sojeras y ganaderas -latifundistas- así como transnacionales agro exportadoras. Esta acumulación no llega a los demás sectores de la economía, pues Cartes mantiene la línea oligárquica de los partidos conservadores paraguayos -que se mantiene invariable desde el final de la Guerra de la Triple Alianza, con la solitaria excepción del gobierno de Lugo- de beneficiar al latifundio y la extracción de riquezas fuera del país.
Este “ajuste de tuercas” neoliberal y autoritario, fue aparentemente compensado en estos días con la aprobación del ingreso de Venezuela al Mercosur por el Congreso paraguayo, a iniciativa del mismo Cartes. ¿A qué apunta Cartes, se preguntan muchos? ¿A una unidad latinoamericana que incluye a Venezuela, o a un neoliberalismo duro y puro, como son sus medidas internas?
Desde nuestro punto de vista, no hay contradicción entre las medidas neoliberales y autoritarias de Cartes, a nivel interno, con la reciente aprobación del ingreso de Venezuela al Mercosur a instancia de Cartes, quien “disciplinó” a los parlamentarios colorados, además del lógico voto de la izquierda. Ocurre que Cartes desea mantener la política neoliberal de la extracción de riquezas, a través de la agro exportación y, ahora, de la privatización encubierta -como será con la ley de alianza público privada- y, para ello, requiere reinsertarse en el Mercosur. ¿De qué otra forma vendrían masivamente empresas brasileñas y de toda la región al Paraguay? El mismo Cartes, en declaraciones públicas, ha señalado que, cuando le visitan empresarios de la región, le consultan sobre la participación, o no, del Paraguay en el proceso de integración regional, particularmente en el Mercosur.
Otro dato que hay que señalar, es que una clara mayoría de las inversiones extranjeras en el Paraguay son de empresas brasileñas, o de transnacionales radicadas en el Brasil, en primer término, aunque también abundan inversiones argentinas y uruguayas. En el caso del Uruguay, existen fuertes inversiones en el campo agropecuario, llegando a unas 2 millones de hectáreas. Todo este flujo de inversiones de la región podría caer, o tener dificultades al menos, si es que el Paraguay deja de integrar en forma activa el Mercosur. De ahí que Cartes -un neoliberal pragmático- no haya dudado en apostar al reingreso del Paraguay al bloque, sin que ello sea en lo más mínimo contradictorio con la orientación neoliberal de su gobierno. En síntesis, para llevar adelante su plan neoliberal y autoritario, Cartes apuesta a estar en el Mercosur.
El Paraguay, con incidentes reiterados (aunque acallados por la prensa comercial) de violencia contra la protesta social, parece estar en calma, como si el viejo orden no fuera desafiado. Se trata, sin embargo, de una tensa calma -la situación socio económica está mal y tenderá a empeorar- que se mantendrá, previsiblemente, durante los meses “muertos” del tórrido verano guaraní, pero que presagian una tempestad hacia el mes de marzo. O incluso antes.
La Coordinadora Democrática (que integran el Frente Guasu y otras fuerzas políticas y sociales), el Congreso Unitario de organizaciones sociales y Paraguay Pyahyrä (“el que será el nuevo Paraguay”, sería la traducción), han decidido implementar una unidad de acción, llevar a cabo movilizaciones y llegar a una huelga general a partir de marzo y meses siguientes. Hay que acotar que participan de esta unidad de acción la totalidad de las organizaciones campesinas -que es la organización social más fuerte del Paraguay- y las principales centrales y sindicatos de trabajadores, así como numerosas organizaciones sociales de otro tipo, y los partidos políticos progresistas. La última vez que se realizó una movilización y paralización similar del país, hace más de 11 años, durante 17 días, fue justamente contra la privatización de las empresas públicas en junio del 2002 y el gobierno de entonces tambaleó. La privatización fue archivada hasta, justamente, el advenimiento de Cartes a la Presidencia de la República, quien vuelve a reflotar el tema.
¿Qué va a pasar? Ahora, lo más probable es que continuemos en una tensa calma hasta el mes de marzo, cuando cualquier cosa podría pasar. El neoliberalismo autoritario de Cartes se enfrentará a quienes pensamos que la democracia, los derechos humanos, el patrimonio público y la justicia social son importantes. Más temprano que tarde, vencerán estos valores libertarios por sobre el neoliberalismo autoritario que, a partir del golpe de Estado parlamentario del 22 de junio de 2012, nos quieren imponer.
Por: Ricardo Canese. Parlamentario del Mercosur por el Frente Guasú del Paraguay
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Adjuntamos Informe del Frente Guazú de febrero de 2014:
TENSIONES Y REPRESIONES EN EL GOBIERNO DE CARTES
La puesta en marcha del proyecto neoliberal del gobierno Cartes, basado en una política fiscalista a ultranza, de contracción del gasto público, privilegiando al sector agro exportador, está ocasionando serias tensiones sociales. Tensiones que fueron típicas en los años ’80 y ’90 en América Latina y hoy en la periferia de Europa, se presentan ahora en la realidad paraguaya, a los efectos de achicar el Estado y dar entrada al gran capital transnacional.
Esas tensiones derivan en respuestas represivas del gobierno, con características que cada vez más nos acercan a la atmósfera macabra de los tiempos del terrorismo de Estado stronista.
Suba de pasaje y represión
A inicios del 2014 la ciudadanía se encontró con que el pasaje del transporte público se incrementó en 20%, al dejar el gobierno de pagar el subsidio a un repudiado empresariado del transporte, que ofrece un servicio detestable. Por lo demás, el incremento se dispuso arbitrariamente, sin ningún cálculo que lo sustente.
El impacto social ocasionado por el incremento, dio lugar a manifestaciones diarias de rechazo al mismo. La respuesta del gobierno fue una brutal represión que hacía mucho tiempo no se registraba en el ámbito urbano. Policías antimotines hicieron uso de gases lacrimógenos, balines de goma y garrotes, con una cantidad importante de heridos y el apresamiento de catorce personas.
VER: 14 personas siguen detenidas después de protestar por el aumento del pasaje
Represión al trabajo de prensa
En ese contexto, el periodista del medio “E’a”, Paulo López, fue golpeado brutalmente. Le rompieron la cara hasta casi perder el ojo y fue despojado de su cámara fotográfica, cuando se aprestaba a registrar la circunstancia en que se produjeron las detenciones.
VER: Por “preguntar”, periodista del E’a fue golpeado y apresado frente a comisario en la Tercera
Tensiones en el campo
Protestas campesinas contra fumigaciones de sojeros y represión con balas
En la zona norte del país desde fines del 2013 se vienen produciendo protestas contra las fumigaciones (normalmente aéreas) realizadas por el empresariado sojero. El gobierno ha respondido con represiones muy violentas que incluyeron disparos de armas de fuego contra campesinos.
VER: Policía balea a campesinos en protesta contra fumigación
Desalojos
Continúan como una constante, desde el golpe de Estado que destituyera al Presidente Fernando Lugo, los desalojos violentos a campesinos que intentan ocupar tierras del Estado que fueran irregularmente usurpadas por terratenientes, en gran medida extranjeros. Desde la caída de la dictadura a esta parte, han sido asesinados más de 130 dirigentes campesinos, por parte fuerzas paramilitares, según organizaciones de DDHH.
VER: Organización campesina repudia desalojo violento de sin tierras en Paraguay
Cartes insiste en privatización y “Pacto Nacional”
A todo ello se suma la aprobación de la ley de militarización -que ha producido gravísimas violaciones de DDHH en áreas rurales del Norte del país-, de la «alianza público privada» -en realidad una brutal privatización al más duro estilo de Menem o Sánchez de Losada- y liberación de todo impuesto a la soja. Paradójicamente, estas medidas han sido apoyadas por ciertos sectores que se autodenominan de izquierda, pero que respaldan a la ultraderecha neoliberal y autoritaria de Cartes. Un sector del P-más se ha retirado de Avanza País, mientras esta coalición, que llevó a Mario Ferreiro como candidato a la Presidencia de la República, continúa apoyando a Cartes en el marco del “Pacto Azulgrana”, que ahora Cartes lo pretende relanzar, hablando de un “Acuerdo Nacional”.
El 26 de marzo está convocada una huelga general, la primera luego de 18 años, a lo cual se sumarán todos los movimientos campesinos y estudiantiles, lo que es inédito en la historia paraguaya. El Frente Guasu y otros partidos de izquierda y democráticos, apoyan la huelga general y, además, convocan a una semana de paro cívico y movilización, del 24 al 30 de marzo. Los derechos humanos, que ya están siendo avasallados por el gobierno Cartes, corren gran riesgo desde ahora hasta ese entonces.
VER: Diputados aprueba modificaciones a la Ley de Defensa
VER: La aplastante mayoría de diputados aplastó las esperanzas populares
VER: Anuncian huelga general contra APP
VER: Sindicatos se reúnen para preparar huelga general del 26 de marzo
VER: Huelga general sigue en pie
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VER: Izquierdistas acompañarán gestión de Cartes, dice López Perito