Trepadoras

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1. 2 adj. Que trepa sin escrúpulos en la escala social. U. t. c. s.
Real Academia Española

Cada vez que una mujer alza la voz reclamando que las mujeres de su fuerza política sean consideradas para ocupar altos cargos de gobierno y representación, se la califica de “trepadora”.

No importa los argumentos que se desplieguen, los datos que se muestren para apoyar el pedido porque sea de manera subyacente en la discusión o diciéndoselo directamente en la cara, aparece el “trepadora”.

¿Cómo es posible que nosotras no tengamos derecho a defender lugares sin que ello implique soportar la calificación de “trepadora”?

Lo interesante de estos mecanismos culturales naturalizados en la sociedad es ver cómo al varón que ocupa o pretende ocupar un alto cargo no solo no es cuestionado por ello, sino que es visto como un compañero que está asumiendo una tarea en pro del colectivo porque se lo “merece” ya sea por su trayectoria militante o su formación específica o la combinación de ambas.

Lo cierto es que si miramos cómo están compuestas las listas con un mínimo de sinceramiento y cómo se hizo la selección, vemos que la afirmación anterior no se cumple, no hay que ser muy suspicaz para ver que esto es así. Hay más de un hombre que no cumple con ninguno de los dos requisitos para ocupar cargos.

¿Entonces por qué no se duda de las buenas intenciones de los compañeros y se sospecha de las intenciones de las compañeras?

Porque para que las mujeres asuman cargos políticos, unos cuantos varones van a tener que dejar de ocuparlos y dejar paso a las compañeras.

Entonces, lo que se define de “ascenso inescrupuloso” en un caso y de “compromiso militante” en el otro, es una lucha de poder lisa y llanamente.

Que Uruguay tenga índices de participación política de las mujeres apenas superiores a los países árabes, que solo haya dos ministras mujeres en trece, que las mujeres sean el 11% del parlamento debería preocuparnos mucho.

No deberíamos tener dudas que una sociedad mejor, más justa, requiere necesariamente de la participación activa de las mujeres en todos los ámbitos. De la misma forma que no dudamos que para construir la misma sociedad justa se necesita del aporte de la clase obrera en todos sus ámbitos.

Lo ideal sería que para que esto suceda no se necesiten leyes de cuotas, porque los compañeros tomando conciencia de las desigualdades en participación se comprometen por sola voluntad política a compensar esa diferencia.

Si esto se diera además en un clima donde a ellas no solo se les diera paso, sino que se las acompañara en el proceso de asumir grandes responsabilidades, se las apoyara, defendiera de ataques machistas y se las escuchara con el mismo interés con el que se escucha a los compañeros, ese día habremos comprendido a cabalidad las consecuencias del sistema patriarcal y que acabar con él es parte ineludible del camino al socialismo en el siglo XXI.

El nivel de machismo de nuestra sociedad en lo que respecta a la participación política de las mujeres se ve claramente en los niveles de aprobación que tienen las tres mujeres intendentas del país. Son las que tienen peor calificación de los diecinueve intendentes. ¿Es posible que creamos que es solo una “casualidad” que ellas sean las peor evaluadas?

Las mujeres de izquierda comprometidas con la equidad no creemos que ésta sea la única fuente de desigualdad de la sociedad en que vivimos, el racismo, el clasismo, la homofobia son otras con las que también hay que acabar. Lo que sí sabemos las mujeres a esta altura de la evolución de la humanidad es que estas desigualdades son parte fundamental del sostenimiento del capitalismo. Por eso para acabar con el uno hay que acabar con el otro.

Sin el aporte del trabajo doméstico no remunerado que realizan las mujeres en el mundo  el capitalismo no existiría al menos de la forma que lo conocemos. Dar en la médula al patriarcado es darle en la médula al capitalismo. Se calcula que el trabajo no remunerado de las mujeres aporta entre el 30 y el 50%  del PBI mundial1Cooking and Caring, Building and Repairing: Unpaid Work around the World, en Society at a Glance 2011. OECD Social Indicators. (varía de forma importante dependiendo del país).

Las mujeres de izquierda comprometidas con la equidad no queremos un mundo de hombres oprimidos por mujeres, eso no es equidad y nosotras ni lo promovemos ni  lo queremos.

Como decía Rosa Luxemburgo aspiramos a vivir en un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

Por: Margarita Libschitz Suárez – Soledad González Baica

Referencias

Referencias
1 Cooking and Caring, Building and Repairing: Unpaid Work around the World, en Society at a Glance 2011. OECD Social Indicators.

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