Fue en ese año bisagra de 1989 que el Bebe finalmente fue vencido por la enfermedad de charcot, su última batalla en París. La izquierda ganaba por primera vez la intendencia de Montevideo y los blancos, después de casi dos décadas, el Gobierno Nacional. Al tiempo que se desplomaba el muro de Berlín y el Socialismo Real y empezaba en nuestra región el proceso de desmantelamiento de la industria nacional, el FA finalmente aceptaba el ingreso del MLN-T y nacía el MPP.
Luego lo de siempre con respeto a Sendic, como pasa con los hombres de ideas o de destaque en el campo político, el “viejo tironeo” de y por la memoria del finado para encorsetar alguna de sus frases dichas o escritas a antojo y demanda de diversos intereses; “sed de identidad”, justificación de posturas políticas a desamparo del contexto, el “eterno medidómetro” de quién es más “Bebista”. Es cierto que en el multitudinario entierro del Bebe en aquel otoño del 89 había un Sendic para cada uno de los asistentes, al punto que dos décadas después un departamento colorado y otro blanco erigieron monumentos en su memoria. La heterodoxia de su pensamiento y accionar lo permitía y eso debería ser motivo más que suficiente para dejar los torpes intentos de “sacralización”.
Muchos pregonan ser portadores del “legado de Sendic”. Busqué algunas definiciones de Legado: “Legado, en derecho, es una forma de transmitir bienes o derechos tras la muerte de una persona (mortis causa)”; así que personalmente tomando distancia de tironeos y legados, prefiero hablar del “Reflejo” Sendic, es decir, la manera de reaccionar al razonar y analizar la realidad política, como por reflejo un músculo reacciona frente a determinado estímulo.
Contaba el “Loco Rivera” que en una reunión de aquellos “tupas madrugadores” el Bebe le dijo a su oído: “presten atención a lo que plantea este canario”, refiriéndose al nuevo reclute, proveniente de Paso de la Arena, pro – chino y ex secretario de Erro en el Ministerio de Ganadería. Ese “canario” que también terminó de rehén es el actual presidente de la República. Estoy seguro que Sendic no estaba imaginando ni por asomo el actual destino del “Pepe” Mujica, pero estoy convencido que “olfateaba” la dimensión de hombre de estado, porque eso de “otear” lejos era una cualidad de Raúl que reconocen propios y ajenos.
El “bajo perfil” de la imagen de Sendic, creo que es su mayor virtud, tal como lo fue su vida. Releo sus escritos, recojo anécdotas de sus contemporáneos y siento cierto orgullo de que la imagen del “Bebe” haya quedado a resguardo del “perfume del mercado”, ese que puede transformar a los mejores íconos revolucionarios en “Che Donald’s” o “Mac Guevara”.
Ante la postura de congelarlo en el “frezzer” del tiempo que le tocó ser protagonista, se corre el riesgo de confundir nuestra humana necesidad de construcción de identidad mística, con la acogedora comodidad de no verse obligado a dar las respuestas que este siglo 21, con sus contradicciones, nos exige.
Como si el heterodoxo pensamiento de Sendic, el mismo que le permitía escribir desde un macizo análisis materialista dialéctico al tiempo que oficiaba de padrino en un bautismo en Paysandú, no fuera una herramienta privilegiada por la que optáramos para nuestra lectura de la realidad.
El “Rufo” del contacto por las veredas de los pares, el “Bebe” que no transaba a la salida de la cana pero tendía “puentes” para unir al pueblo, dejó escrito, como vaticinando, mucho de los complejos fenómenos sociales que hoy nos toca resolver.
Hoy “sin bulla”, con el mismo entusiasmo de las “barras de aguada y de peñarol”, “navegan sin soltar el timón, muchos de sus planes y fantasías”.
El sueño del “aparcero”, del socialista Leguizamón que se internó en el norte uruguayo, colaborando en la organización de los “peludos” de la caña, “despierta” en la forma posible pero mejorable de ALUR y una colonia de trabajadores rurales que lleva su nombre.
Las pequeñas “islas” con “brillo de luz de vela” de las empresas auto gestionadas por los trabajadores, planteando un camino diferente y alternativo a la lógica del capitalismo pero navegando en el “océano del mercado”.
Las 87.823 hectáreas entregadas por Colonización a diversas formas asociativas de familias y trabajadores rurales, en estos 9 años de gobiernos progresistas.
La alerta dada sobre el impacto de las políticas neoliberales que se desplomaban sobre la región y sus devastadores efectos sobre el desarrollo de los futuros niño/as como consecuencia de la desnutrición materna e infantil (no sería arriesgado afirmar que en la primera generación de jóvenes infractores de los 90 se expresaba lo escrito por Raúl en sus varios trabajos sobre la Juventud).
Cuántos proyectos políticos partidarios o sociales permitieron aglutinar distintos sectores de intereses e identidades en la voluntad de embanderarse en un acuerdo mínimo, tal como se imaginó su pregonado Frente Grande.
Por ejercicio releo sus “cartas de la prisión”. Intento groseramente “tomar su pluma” y escribir a mi hijo viviendo en la distancia sobre las inquietudes del desarrollo científico y tecnológico que se expresa en más de una carta de Sendic. Lo imagino alborozado al Bebe ante el formidable descubrimiento del genoma y el fenoma, la contundente presencia de la tecnología en los procesos agrícolas e industriales.
Cuando algunos “zurdos” rabiaban por la presencia de la computadora personal, el Bebe ya se hacía protagonista de su principal ventaja como fundamental archivo y búsqueda de información.
Revolucionario a carta cabal, supo saber los momentos políticos en que era necesario acudir a las recámaras y a los discos duros.
Protagonista de un tiempo que se desplomó, sigue siendo una estrella de tenue titilar, de cinco puntas.
Por: Ricardo Pose