Recordando

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En las inhumanas condiciones de su cautiverio, Raúl Sendic escribió el libro1Reflexiones Sobre Política Económica; Editorial Mario Zanocchi , Montevideo, 1985 que se publicó poco después de recuperar su libertad, dando un ejemplo más de su invencible capacidad de lucha. La riqueza del contenido es muy grande, aquí sólo se tomaran un par de temas con la esperanza de que estimulen su lectura.

En 75 páginas divididas en 10 capítulos Sendic presenta sus reflexiones que van desde la redefinición de las categorías básicas de la economía hasta el crecimiento, la orientación del ahorro y el consumo, la política monetaria, la inflación y la deuda externa.

La reflexión rigurosa, analizando cada fenómeno desde todos los ángulos posibles, planteando interrogantes y respuestas,  recuerda al estilo de Marx en “El Capital”. El lenguaje es sencillo y muestra la preocupación por comunicarse con todos los interesados que pueden entender el libro sin necesidad de conocimientos universitarios. Incluye un emocionante prólogo de Mario Benedetti y comentarios de David Barkin, profesor de la UNAM y de Pedro Vuskovic, ministro del gobierno de Allende.

El hilo conductor es considerar que la economía es el resultado de la actividad de las personas y por lo tanto, no existe un determinismo, la acción consciente es la que puede fijar el rumbo. Observa que «los recursos son limitados, las necesidades también, el consumo suntuario es ilimitado» de modo que la reducción de este último permite una mayor satisfacción de necesidades.

En una frase plantea varios problemas fundamentales de la política económica: “No solo esas «subas de renta per cápita» de los países que exportan mucho en base a los bajos salarios que practican (¿cómo se distribuye la renta per cápita si no es por los salarios?), pero también los propios grandes planes que adoptan los gobiernos. Es el caso de la reducción de impuestos para estimular el aumento de las inversiones o de la reducción de la circulación de moneda para reducir el consumo. Pero, ¿qué inversión, qué consumo y dónde? Porque existe una inversión-indeseable, como un consumo deseable, o lo contrario, son garrotazos de ciego sobre la economía”.

No acepta que los resultados económicos se midan por el aumento de  la renta per cápita o producto bruto por habitante, observando que hay formas deshumanizadas de lograrlo. Cuestiona lo que en la jerga económica se llama “crecimiento hacia afuera” si las exportaciones precisan mantener bajos los salarios y como consecuencia no se distribuye el ingreso. Critica la reducción de impuestos para estimular la inversión y la política de contracción de la oferta monetaria que tiene como objetivo reducir el consumo. Desagrega las categorías de consumo y de inversión, para calificar sus componentes, una parte del consumo es deseable, aquel que como explicó antes se dirige a satisfacer necesidades y no debe reducirse. Existe una inversión indeseable que no se debe estimular; la política económica debe ser más precisa, más lúcida, no quedarse con los agregados macroeconómicos y diferenciar el contenido social de sus componentes.

El capítulo 5 “Pautas para una Política Agraria” es fundamental. Luego de analizar las particularidades de las diversas actividades agropecuarias y los impactos de los cambios tecnológicos sobre la reducción del empleo, concluye con diez pautas generales.

La primera establece que “La tierra como medio de producción es un recurso natural del país, tanto como los minerales; es cada vez más escasa y no puede ser propiedad  privada.”  Propone además facilitar la radicación en el campo de la población que quiera hacerlo, mantener a la población asentada la propiedad sobre la vivienda y el usufructo sobre el campo e instalaciones, considerar que la producción es propiedad del pueblo pero respetando la consigna «a cada uno según su trabajo”, mantener el trabajo en comunidad familiar donde no sea antieconómico, tender a la extensión óptima para cada cultivo y para cada suelo, corregir el deterioro de los términos de intercambio del campo con respecto a la ciudad con un retorno del capital que fue a la ciudad.

La conclusión final del capítulo subraya que “Así que una reforma agraria tiene que empezar por corregir el deterioro de vida social que trajo este éxodo por años: asentar familias (mujeres, viejos, niños) en el campo. Y además, combatir el atraso cultural y tecnológico reclinando la nueva mano de obra entre los más instruidos de la población, experiencia muy positiva que se dio en los kibutz israelíes”.

Por: Jorge Notaro

Referencias

Referencias
1 Reflexiones Sobre Política Económica; Editorial Mario Zanocchi , Montevideo, 1985

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