Por estos días se ha votado la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial y han sido varias las discusiones y debates que se han generado respecto al tema. Como en botica ha habido de todo, debates serios y responsables, y también de los otros. Aquí va nuestra visión sobre los mismos…
Claro está que las sociedades han ido avanzando y vaya si ha avanzado el Uruguay en los últimos tiempos, sin embargo existen sectores que se oponen a una sociedad de avanzada. Decimos esto ya que creemos que gran parte de los argumentos y debates que han recorrido los distintos medios masivos de comunicación parecen de otra época, de otro siglo.
Para nosotros es una ley que no hace más que salvaguardar la seguridad y la vida de una gran cantidad de trabajadores y trabajadoras del país.
Desde lo conceptual no admite discusiones. Tampoco lo admite desde un punto de vista ideológico y no tenemos temor alguno a decirlo ya que en lo ideológico entran a jugar más que nada los valores, los cuales creemos son fundamentales como motor de arranque para continuar desarrollando una sociedad que siga el camino que proponemos. En este caso el valor principal no es más ni menos que la vida del ser humano y en particular de los trabajadores (que por otra parte somos la inmensa mayoría del país) por sobre los intereses de unos pocos que han sido históricamente la minoría, pero que sin embargo han utilizado en su accionar diferentes mecanismos de control y subordinación para con el resto de la sociedad. Esta prepotencia se ha impuesto no solo desde su actuar en el gobierno, sino también y más que nada desde los distintos cónclaves de poder que todavía hoy en gran parte conservan. Desde allí presionan y desde allí han querido y quieren hacer lo que se les antoja, repetimos: quieren una sociedad y un país para unos pocos…
Esa presión histórica que durante tiempos inmemoriales vienen ejerciendo a costa del sufrimiento de todos nosotros no ha sido en vano y obviamente no ha sido tampoco ajena a sus intereses.
Entre otros “logros” el sistema que profesan e impulsan ha logrado en distintos casos hacer creer a la víctima y a la sociedad que lo rodea, no solo que no es tal cosa, sino que además es el causante de esa situación y por tanto el victimario de la misma con sus consecuentes responsabilidades. Ejemplos de este tipo sobran: desde la mujer que sufre violencia doméstica (que algo habrá hecho para que la golpeen), hasta la problemática de discriminación por razones de raza (seguro alguna vez han escuchado aquello de que “hay negros que son más racistas que cualquiera”). Argumentos de ese corte se han utilizado en el caso de la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial y esto se ha visto en distintos medios de comunicación/”formadores de opinión” mediante desinformación e insólitos titulares, así como también por representantes de ciertos sectores que se verían directamente afectados por esta ley, va aquí un ejemplo de lo antes mencionado:
“Yo decía, los accidentes son multicausales, muchas veces los accidentes se producen por impericia, negligencia, desatenciones de los propios trabajadores, o inclusive por la no utilización de los medios de protección que le suministran las empresas, no les queda cómodo…”.
“Para nosotros prevenir es la consigna, cambiar una cultura que está instalada en el trabajo, y creo que en eso trabajadores, empresarios y el propio gobierno tenemos conciencia de las dificultades que enfrentamos”1https://www.espectador.com/sociedad/265474/proyecto-de-ley-de-responsabilidad-penal-de-empresarios-en-accidentes-laborales-genera-debate-sobre-normativa-de-prevenci-n.
Así se expresaba en parte de una entrevista realizada en Radio El Espectador el Sr. Juan Mailhos, Asesor Legal de la Cámara de Comercio y Servicios. Creemos que tal forma de razonamiento no solamente es atemporal, sino que a su vez no colabora con la expresión y el deseo de tener ámbitos conjuntos de trabajo (una mesa tripartita por ejemplo) que lleven a tomar conciencia del problema apuntando a la prevención en este sentido.
Quiero decir además que habiendo trabajado en la construcción durante los años 2003 y 2006 han sido varias las veces en que tanto mis compañeros como yo tuvimos que “patalear” duramente para acceder a elementos indispensables como guantes, casco, zapatos etc. Esto es una realidad que todos los trabajadores de la construcción han conocido. Dicha situación se fue regularizando de a poco cuando el Ministerio de Trabajo comenzó a hacer inspecciones “en serio” respecto al tema. Entonces la prevención sirve pero también hay que tomar medidas cuando se prioriza el bolsillo propio por sobre la vida de otras personas.
Por otra parte creemos que suena rara tanta preocupación ya que no van a ir todos presos como exageran decir y solo se sancionará a aquellos que no cumplan con las normas de seguridad establecidas.
Como decíamos ese mecanismo que tiende a hacer ver a la víctima como victimario lamentablemente está presente y hace “mella” incluso en las víctimas que sufren opresiones de distinto tipo.
Otra apuesta fuerte que se ha hecho es a la división y por el otro lado al interés (o mejor dicho desinterés) de los ciudadanos remitiendo este hecho a una disputa entre el SUNCA y sus patrones como si el resto de la sociedad nada tuviera que ver. Consecuente con sus líneas de pensamiento y su accionar político, clasista, en defensa de las minorías, el título central del diario El País de fecha 18 de marzo de 2014 rezaba la siguiente frase: “TRIUNFA LA PRESIÓN SINDICAL Y EL FA VOTA POLÉMICA LEY PENAL”.
Tal título vuelve no solo a poner de nuevo a la mayoría como la minoría prepotente, sino que busca también dar la idea de que este tema solo favorece a los sindicatos. No vamos a pretender que algunos medios dejen de desinformar o dar la “información” como más les convenga, pero si tenemos la responsabilidad y el derecho de decir las cosas como son.
Señores: esta ley no ampara solamente a la construcción o a los trabajadores rurales. Si bien es cierto que allí es donde se dan los mayores índices respecto a situaciones que afectan en su salud a los trabajadores (y las pérdidas en varios casos se contabilizan lamentablemente en vidas), esta ley abarca a todos los ámbitos laborales y vaya si habrán situaciones donde los trabajadores de diversos rubros sufren distintas consecuencias en su salud física y mental.
Somos de izquierda y nos definimos como tales, no por odiar a un patrón por el simple hecho de ser patrón, sino porque combatimos un sistema que hace infelices a los seres humanos y prioriza la acumulación de capital (siempre en manos de unos pocos) a costa del sacrificio y sufrimiento de las inmensas mayorías. Parece que los amantes de los números y la macro economía (que favorece a los grandes) ya no creen en ellos cuando se trata de micro economías y datos que tienen que ver con la vida del ser humano y no con el privilegio de sus opulentos modos de vida y sus bolsillos. Por si no se enteraron son casi 15.000 los incapacitados de por vida desde el año 90 hasta la fecha y 50 los trabajadores que han fallecido solamente en el año 2013 debido a situaciones relacionadas con seguridad en los ámbitos de trabajo. Creemos que esta ley puede cambiar estos números, que volvemos a repetir, son nada más y nada menos que vidas humanas.
Se ha dicho también que la discusión se ha llevado a términos “marxistas” porque se ha hablado de trabajadores y patrones. Cabe entonces preguntarse si estas expresiones y titulares antes citados no han hecho lo mismo pero con una visión de clase por parte de las minorías privilegiadas mediante sus tribunas públicas de expresión bajo el título de medios de prensa.
Por parte de estos se ha hecho hincapié de forma insistente (y no es la primera vez) a que tal o cual dirigente sindical pertenece a tal o cual sector de la izquierda, sin embargo desde estos medios de prensa no se cuestiona ni se pregunta si tal o cual dirigente de las cámaras empresariales o si tal o cual director de estos medios de prensa pertenece, ha pertenecido o tiene vínculos estrechos y accionar directo con la derecha política del país. Nadie los vincula, nadie les pregunta, y por razones obvias ellos no se animan a decir siquiera a qué partido votan. Mienten, se esconden, fingen y miran hacia arriba.
Es claro que a los poderosos no le gusta que los toquen, ni que los miren, ni que los huelan. Mucho menos les gusta ver u oler a quienes no son como ellos, primero se me bañan, se me cortan el pelo y después hablamos, y si se les complica les meto una peluquería en el barrio gratis para que vean que soy bueno y estoy para solucionar problemas.
Nosotros podemos decir orgullosos quiénes somos y de qué lado estamos. Cuando se trata de vidas humanas y en especial de los trabajadores no nos gustan los matices. Somos de izquierda, somos revolucionarios. Somos parte del pueblo.
Por: Martín Nessi