Doctora en economía por la London School of Economics y economista crítica, catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro destacado del Seminario de Economía Crítica TAIFA, así como autora de distintos libros y numerosos artículos.
¿Cómo se manifiesta el neoliberalismo en Europa?
El neoliberalismo, como planteamiento teórico, se inicia alrededor de 1956 con Milton Friedman, de infausta memoria en América Latina. Lo que pasa es que está soterrado durante todo el período en que el Keynesianismo y la socialdemocracia dominaban el escenario internacional.
Pero en los años 78 y 79 el neoliberalismo se va ampliando como expresión teórica, que es muy importante, y tiene un avance fuerte con Margaret Thatcher y Reagan, adalides del conservadurismo, que atacaron duramente el movimiento obrero, adoptaron el neoliberalismo, lo impulsaron y promovieron su expansión. El régimen neoliberal sustituyó al régimen keynesiano totalmente.
Hay que apuntar un detalle: en los años 80, en que todavía la UE no tenía una política única, Mitterrand llevó adelante una política intervencionista y socialdemócrata. La Unión Europea, a partir del final del experimento intervencionista de Miterrand en 1983, experimento liquidado por ellos mismos, apostó clarísimamente por el neoliberalismo en todo su territorio, como lo probó la adopción del Acta Única en 1986 que recoge los principios esenciales de aquel. Es una cuestión larga, que tuvo como corolario decir que el intervencionismo estatal no había servido y acusándolo de ser responsable de la crisis de los 70, y entonces se inicia todo este período que a partir de los años 80 se consolida en la UE.
En el 83 se forma la Mesa Europea de Industriales (ERT siglas en inglés). Esta UE de industriales decide que hay que crear un mercado único y en 1986 se aprueba el acta única. Bueno, todo esto para indicar que el neoliberalismo, aunque con un inicio temprano, es asumido por UE en los años 80 con el acta única, y desde entonces el neoliberalismo se ha ido profundizando, ampliando y generalizando en la UE. Y la UE se ha convertido en una vanguardia importante de la expansión del neoliberalismo, tanto en Europa como en los demás países.
Es curioso, que la UE tiene una línea de comercio internacional más agresiva y más dura que EEUU, cosa que en América Latina sorprende mucho. En América Latina, el sentimiento antiimperialista de las fuerzas progresistas se centra en EEUU como enemigo, que en verdad lo es, pero no perciben la dureza del planteamiento de la UE en política económica con América Latina, que es durísimo.
Resumiendo: el neoliberalismo como teoría surge en los años 50, se consolida mucho con M.Thatcher y Reagan como política económica a finales de los años 70, y a partir de la mitad de los años 80 sobretodo, la UE lo asume, lo hace suyo y se convierte en la política económica de la UE.El neoliberalismo entra en todos los resquicios del estado, y privatizaciones mediante, genera un estado cada vez más pequeño.
Reducir el estado, acabar con el estado de bienestar, etc. ¿es eso lo que está pasando?
Si y no. El neoliberalismo lo que supone es una profunda reestructuración del estado, pero no una disminución del papel del estado. La socialdemocracia está más dirigida a la legitimación del estado, el neoliberalismo está dirigido a favorecer la acumulación.
El estado, en esencia, siempre cumple una doble función, por un lado tiene que apoyar la acumulación de capital, y esto es prioritario en cualquier estado y en cualquier momento. Y por otro lado cumple el papel de legitimarse ante las poblaciones. Tiene que procurar que las poblaciones estén tranquilas y acepten esa situación. En la socialdemocracia, por las condiciones históricas en que se desarrolla, en todo el período posterior a la II Guerra Mundial, la legitimación tiene un papel importante porque muchas poblaciones habían luchado no solo contra Hitler sino también por un estado distinto, por una sociedad diferente y tiene que darle respuesta a esto. Y por otra parte está la URSS y esto fuerza una legitimación.
En los años 80 el estado puede permitirse el lujo de apoyar mucho más la acumulación y disminuir la legitimación y esto es lo que pasa con el neoliberalismo. El estado cambia de forma de actuar, pero con respecto al capital está actuando más que nunca. Por eso cuando se dice una disminución del estado, no, es una disminución de la legitimación del estado. Con respecto a la acumulación, mirando hoy el estado español o el resto de Europa, vemos que está totalmente atravesada por ayudas públicas. No hay ninguna empresa grande que funcione sin ayudas públicas. En este momento no hay actividad económica importante que no esté apoyada por el estado. Y apoyada muy fuertemente, en subvenciones y en legislación. Toda la reforma laboral ¿qué es? Por eso a mí me da mucho miedo que se vea al neoliberalismo como ellos quieren que se vea, que es una disminución del papel del estado. No, es una reestructuración importante del papel del estado. Disminuyendo la legitimación y ampliando la acumulación.
O sea, ¿es una apuesta por el estado jugando a favor de la acumulación?
Y además, en este sentido la crisis les ha venido bien, porque justifica los recortes, la disminución de derechos, la deuda. Todo esto les ha venido bien. En el fondo el neoliberalismo no es más que una restructuración de la política económica, que le permite disminuir políticamente el apoyo a las clases populares. El neoliberalismo es una profundización de la represión hacia abajo, económica, social y política e incluso hasta policial. Pero no pensemos que el neoliberalismo supone una disminución del papel del estado. La supone en algunos aspectos, como la disminución del estado de bienestar, y de una parte muy importante del papel de legitimación.
Todo esto en detrimento de la mayoría de la población para favorecer a los sectores afines.
Si tomamos dos líneas básicas de lo que es el programa neoliberal. ¿Qué es un programa neoliberal? Liberación comercial, que favorece a las grandes empresas. Privatizaciones, despojo de los derechos sociales, como reducción de salarios y deterioro de las condiciones laborales, todo ello dirigido a favorecer las iniciativas de establecer negocios. Desde el estado, se acaba con todo tipo de trabas, para que los grandes negocios puedan actuar según sus intereses y de acuerdo a sus deseos. Si miramos la reforma laboral que está en todos los programas del neoliberalismo, vemos que va dirigida a una ampliación de la acumulación.
En la Unión Europea, dominan ampliamente las ideas de que la austeridad económica, la privatización, la desregulación, la disminución del coste de la mano de obra –todas claras medidas que surgen de los programas neoliberales- son las medidas adecuadas.
La desregulación, que en EEUU está siendo tan importante, elimina cualquier tipo de trabas para que el capital pueda funcionar. El poder del capital es capaz de frenar cualquier aspecto que interfiera en su búsqueda de beneficios, a pesar del caos provocado por sus prácticas especulativas. Simplificando mucho, es dejar que el capital haga lo que le de la gana.
Aquí han logrado conseguir que la troika genere un grupo, una élite que es la que les permite operar. Pero a mi me da un poco de miedo la referencia exclusiva al neoliberalismo… Cada uno tiene sus filias, sus fobias y su análisis.
Tanto en América Latina como en el estado español, la gente habla de los desastres del neoliberalismo, que lo son. Pero el neoliberalismo no se nos olvide que es una expresión de la política económica del capitalismo. Hay como una reticencia en mucha gente, incluso de izquierdas, de ver el problema principal, que es el capitalismo, no el neoliberalismo. El eje central de referencia de la crítica ha de ser el capitalismo. Que después se manifieste de una manera o de otra, ya habrá que mirar cómo. El capitalismo actual se está manifestando a través de una política económica neoliberal.
Pero hay otra cosa que quisiera señalar también. No nos podemos parar únicamente en lo que hace el estado, porque el estado no es nada más que un instrumento del capital. Suena muy ortodoxo, pero es así y cada día más. Y sucede que nos estamos encontrando ahora en una situación, en el estado español por ej., en que los empresarios se están permitiendo el lujo de sentarse en la barrera, criticar al estado, y ellos no están experimentando ningún tipo de crítica. Y para mí esto es gravísimo, desgasta al gobierno, que bien desgastado está ya, y ojalá se desgaste todavía más, y lo que quiero decir, es que hay que ir más allá. El capital, que en realidad es el que determina lo que hacen los estados, está pasando desapercibido y se hace la crítica a la política económica, lo que está muy bien, pero hay que preguntarse por qué esos estados actúan así. Porque detrás está el gran capital mundial. La verdadera función del neoliberalismo, que se ha venido desarrollando desde su inicio, es la reestructuración del papel del Estado, para que éste cumpliera con su función de facilitar la operación de los mercados para beneficiar al capital. El Estado ha tenido siempre en el capitalismo el objetivo de velar por la buena salud del proceso de acumulación de capital.
La economía de EEUU se bambolea y sigue creciendo; a partir de los años 70 ya la crisis se empieza a sentir mucho y anotemos que el dólar se desvincula del oro en el año 79. Pero la crisis verdaderamente empieza en los 66 – 67. Lo que pasa es que en al año 73, con la subida del precio del petróleo, se manifiesta claramente y éste es un golpe más, pero la problemática del pleno crecimiento se manifiesta con la guerra de Vietnam.
Entramos en una fase más política que económica. La izquierda representada por la socialdemocracia en Europa, se ha subido al carro de estas políticas y se hace necesario buscar alternativas. En estos momentos en España, con la gran crisis que hay, cómo se ve la forma de incidir o combatir esta política que llega de parte del gobierno? Digo España y el resto de Europa. Merkel se une con la socialdemocracia, mal asunto, aquí Felipe González habla de coalición PP-PSOE, mal asunto. ¿A la izquierda real qué le queda cuándo los dos sectores representantes del bipartidismo están jugando a una sola carta?
Es que previo a esto hay otra pregunta más difícil de responder: ¿Los partidos socialdemócratas siguen siendo de izquierda?
Yo pienso que el gran pacto social que se hizo después de la II guerra Mundial, donde los partidos socialdemócratas apostaron por una opción del capitalismo que dio lugar al estado de bienestar, se hizo por muchas razones. La integración de los partidos socialdemócratas se ha dado en la línea de desarrollo del capitalismo. Y esos partidos socialdemócratas se han ido integrando más y más. Sobretodo con la caída de la URSS, que ha dejado al capitalismo como única forma de organización social, en el mundo occidental por lo menos.
No creo que los partidos socialdemócratas sean de izquierda, es más, al considerarles de izquierdas frenan la aparición de otros planteamientos más sinceros, no quiero entrar a hablar ya de radicalismos. Todo esto que digo es mi propia opinión y ésta es muy limitada, pero yo creo que estamos en un período de profunda transición. Lo dudoso es hacia dónde. Hemos perdido un poco los referentes principales en los que se apoyaba la socialdemocracia después de la II Guerra Mundial. Desde la crisis de los 70 esto va dando tumbos y cada vez más. Es un período de turbulencias, para expresarse en términos menos dramáticos.
Hasta los años 70, la socialdemocracia que había salido de la II Guerra Mundial tenía los referentes claros. Y esto sigue funcionando, en Alemania, en el estado español, la socialdemocracia es la alternativa al conservadurismo, pero se parecen tanto unos y otros, que las poblaciones están reaccionando y no se sabe muy bien cómo, pues no existe una estructura. Pero pienso que esto ha sucedido otras veces en la historia. Por ej., cuando se inician los sindicatos a finales del siglo XIX y principios del XX, no hay un plan establecido y hay un período de 50 o más años en los que las cosas funcionan como funcionan. Y está pasando un poco lo mismo. Los partidos socialdemócratas se están hundiendo, y no sólo en el estado español, en Alemania ya vemos lo que están haciendo, y el propio Hollande, que era un poco la esperanza, está agachando la cabeza también. Estamos viviendo una época de tantos cambios económicos y sociales, que todo se está resintiendo, todo es inestable. Y ahí surgen los movimientos sociales, con una magnífica esperanza, a mi juicio. No surgen, afortunadamente diría yo, de acuerdo con un plan. Son la expresión espontánea de la resistencia. Y esto va a durar, porque la sociedad no se transforma de un día para otro, lo malo es que la transformación puede ser hacia bien o hacia mal. Surgen para bien, pero pueden reconducirse hacia otras líneas y quiero pensar que no.
¿Y en los países emergentes?
En los países emergentes se está dando ahora, casi, casi, la revolución industrial, sólo que de manera mucho más acelerada. Porque la tecnología va mucho más rápida y además es global. Los capitales son globales, porque todos sabemos que en China hay mucho capital americano. Y en la India igual.
¿Va eso a suponer que se van a repetir las etapas de una revolución industrial y el despertar de la clase obrera?
No me atrevo a asegurarlo.
En un documental, el responsable de una industria importante dice que el sitio ideal para ellos es China, por el hecho de que los sindicatos no están organizados. Y ahora mismo en Vietnam ha habido grandes movilizaciones contra el grado de explotación que están sufriendo. O sea que está empezando a manifestarse una respuesta a esta sobreexplotación. Pasa que también está apareciendo una clase media, que sirve de colchón. En China hay millones de millonarios, y en Brasil también. Se está repitiendo un poco el esquema del mundo occidental. A una velocidad que no es la del mundo occidental. También hay una cosa muy grave en China, que es un gobierno dictatorial, que les está frenando, como hizo el franquismo en España, sólo que allí son comunistas y aquí eran fascistas. Ese ritmo de acumulación sólo se mantiene con una dictadura.
¿Qué va a pasar?
Difícil saberlo.
Uruguay, en determinados momentos vio cuestionada su viabilidad como país. Pero a partir de los gobiernos del FA se tomaron una serie de medidas básicas, y el país está funcionando con cierto criterio y con gente honesta. Claro que hay una peculiaridad y es que todas las industrias estratégicas permanecen en manos estatales. Y en dos legislaturas ha logrado un crecimiento muy importante y este crecimiento se ha reflejado también en la población, aunque con el tema de la lucha contra la desigualdad todavía en proceso. Otros gobiernos de América Latina están también esforzándose en combatir la desigualdad. Siempre dentro del marco de lo permitido por el sistema capitalista.
¿Hay forma de trasladar esto a España? Me refiero a la formación de un frente que pudiera hacer de contrapeso y representar a las fuerzas progresistas.
España es un país mucho más integrado en el capitalismo global, lo que hace más difícil esa respuesta, lo que no quiere decir que no pueda pasar. En el fondo lo que está sucediendo en Uruguay ahora, que tiene toda mi simpatía, es una socialdemocracia, sólo que más válida.
Yo creo que el capitalismo de Europa occidental ya es global. En un país como el estado español esa posibilidad será más difícil. Si hubiera una gran mayoría de izquierda un poco potente, es posible que pudiera darse, pero el PP aún tiene 8 millones de votantes en las generales y el PSOE, que no está por la labor, tiene otros 8 millones.
No negaré que podría haber un gobierno menos brutal, sobretodo en los temas de derechos humanos, o en el aborto, matrimonio igualitario, etc. Pero en lo económico y social, PP y PSOE se parecen como dos gotas de agua. Entonces, ¿puede una organización unida de la izquierda llegar a gobernar?
¿Hubiera dado un resultado mejor o hubiera sido más de lo mismo?
Hubiera habido menos desempleo. Pero es que las pequeñas empresas dependen de las grandes. El problema es que el eje de la actividad económica está en las grandes empresas, y esas no crean empleo. Si esas grandes empresas funcionan como a ellas les interesa, generan un poco de actividad en las pequeñas, pero piensa en los miles de empresas que se han cerrado en España desde el año 86 en que nos integramos en la economía europea. ¿Por qué? Porque ahora el 80% de las cosas vienen de China. La pequeña empresa se puede sostener según en qué.
Necesitamos una economía con otros parámetros, radicalmente diferentes, una economía planificada de acuerdo con el bienestar social. Por eso pienso que la transición tiene que ser más grande. Puede mejorar un poco la situación de la gente. De la crisis de los 70, en este país, se salió con dos millones de parados permanentes. Ahora vamos hacia los cuatro millones permanentes como nada. Con la tecnología actual, en el mundo occidental no hay empleo. Dónde va a ocupar España a 6 millones de personas? La transformación necesaria es enormemente profunda.
En el marxismo ortodoxo, tú tienes la superestructura que corresponde a la infraestructura. Al final, ¿qué nos está pasando ahora? Pues que nuestra superestructura política se bambolea, porque las transformaciones económicas en la base son de gran magnitud, que de qué sirve un partido político, digamos español, si cuando haces una huelga en Vigo te traen los coches de París. Entonces todo esto requiere nuevas formas de organización social para salir a flote. Eso no quiere decir que un partido más socialdemócrata no pudiera mejorar un poquito los desastres del PP. Pero el PSOE no lo ha hecho, y Hollande no lo ha hecho, ni la Merkel. ¿Por qué? Porque realmente no se puede con esas premisas. La competitividad, ¿seremos competitivos con los chinos?
Ahora resulta que un obrero español va a Alemania y es competitivo, ¿es por culpa del obrero o de la superestructura? ¿Cómo podemos luchar contra la dureza de la política económica actual, y del capitalismo actual, y a la vez ir más allá? Porque si no, ¿qué vamos a conseguir, un 10% más de salarios? ¿Un poco más de consumismo? ¿Un poco más de viviendas sociales? Pues sí.
Mi planteamiento es que la crisis de los 70, llegó porque al capital se le había reducido demasiado la cuota de beneficio y se resistió. O sea, ellos no están dispuestos a ir más allá. Y cuando las cosas van muy mal, se tira de la represión.
La clase obrera, desde 1945 a los años 90 o a los 2000, con muchos trompicones había conseguido alcanzar un cierto bienestar, tomando en cuenta el atraso que siempre tuvo el estado español, de unos 50 años. ¿Qué ha pasado con la crisis del 2008? Fue como un golpe de estado, con recortes, rebajas de salarios y todo lo demás. Y ahora empezamos desde más atrás, ¿y cómo? ¿En qué sentido?
¿Y el consumo? El consumo interno de los españoles puede bajar porque podemos exportar, el consumo grande está afuera. Toda esta campaña de que hay que exportar es por eso. Comprimen los salarios, se abaratan los costes y se precariza el empleo con la aniquilación de los derechos de los trabajadores. ¿Dónde se consume? Afuera.
Se ha utilizado la crisis y la deuda como una inmejorable excusa para acabar con la mayor parte de los derechos laborales, sociales y políticos, que tantos sacrificios y luchas han costado desde el final de la II Guerra Mundial. Las medidas tomadas llevan a la destrucción de la capacidad productiva de los países y a la concentración de la actividad económica en zonas geográficas convenientes, bajo la propiedad de muy pocos capitales. Una estrategia que lleva irremediablemente al freno de la actividad económica y por ende a la caída vertiginosa de la demanda interna, con el resultado, entre otros, del cierre de miles de pequeñas y medianas empresas y a la destrucción de la capacidad productiva de este país.
Por: Miren Etxezarreta Zubizarreta