Calibre punto 71: la recámara de los nacionalistas

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A lo largo de la historia de las civilizaciones sobre todo las de matriz occidental, las expresiones políticas auto definidas como nacionalistas han tenido su espacio propio.

El Partido Nacional, que junto al Colorado son de los partidos fundacionales más antiguos de Latinoamérica ha ocupado ese rol aunque las posibilidades de ser gobierno tomando en cuenta un periodo histórico que va desde 1828 al 2014 le ha sido bastante esquiva.

Defensor y difusor de ciertas expresiones folklóricas cual National Geografic, sociedades nativistas y todo lo que tuviera que ver con lo gaucho, los caudillesco y pendenciero, ha sido sin embargo en su expresión más doctoral y urbana, el Herrerismo, donde las tendencias más reaccionarias han tenido cabida y desarrollo.

Fue el propio Dr. Luis Alberto de Herrera quien apoyó el golpe de Estado de Terra y fue el mismo Benito Nardone “Chico Tazo”, quien arengara con la necesidad de dar otro golpe que encendió los ánimos del General Aguerrondo allá por los 60.

¿Que elementos unía a aquel nacionalismo que podía combatir la instalación de bases militares de EEUU en Uruguay al tiempo que admirar a Franco, proponer Golpes de Estado al tiempo que decirse defensores de las leyes y la constitución? Pues una visión ultra nacionalista, sin los antecedentes socialistas del nacismo y el fascismo, pero “bendecidas” por una concepción católica del mundo.

No en vano el entonces joven Luis Lacalle Herrera admiraba al Generalísimo Franco comparándolo con la gesta de su abuelo, el doctor Herrera.

El hecho de que los Partidos tradicionales en Uruguay sean también un conglomerado de grupos como un Frente político permitió y permite la convivencia de distintas visiones, que en el caso de los blancos ha oscilado entre el centro y la extrema derecha política.

Ha tenido más difusión en los 60 y hasta hace poco los personeros de la extrema derecha colorada lo que creemos incluso ha permitido al Honorable Directorio del Partido Nacional actuar como distraído ante la integración y accionar de algunos grupos.

En los 90 La Alianza Libertadora Nacionalista, grupo públicamente admirador de Hitler era un grupo mirado por desconfianza por todo el espectro político hasta que aparecieron aquellos atentados con bombas, que cierta Juventud Renovadora Nacionalista brindo palmas, lo que obligó al Partido Nacional a expulsarlos, al menos públicamente de sus filas.

Pero esto no es un curso de historia así que adelantemos el calendario. Solo recordemos para referencia el último gobierno blanco, presidido por el Dr. Luis Alberto Lacalle y su saldo de huelgas policiales, el homicidio del Agente Berrios, Fernando Morroni, y la represión del Filtro, estando como ministro Angel Maria Gianola. (Hablando del arraigo católico en los nombres).

Este apéndice del Ministerio del Interior importa, porque ha sido la gestión de Eduardo Bonomi la única que logro la reforma que anteriores ministros no lograron, incluido el Marchesano del Partido colorado o Juan Andrés Ramírez.

Algunos funcionarios desplazados de centros de poder, actualmente en funciones o no, se han ido aglutinando y algunos han encontrado en la lista 71 del Partido Nacional, su espacio político al que han denominado Dignidad Policial.

Ernesto Carreras, sub jefe nacional de policía es su máximo exponente en una arenga que va desde la reivindicación del jubilado policial hasta el cuestionamiento al gobierno del frente amplio y por su puesto al actual ministro del interior.

Hombre de acción tiene como su referente a Angel Maria Gianola y cuenta entre sus compañeros de aventura a Juan Miguel Rolan Mier, procesado en su momento por la responsabilidad como uno de los jefes de operativo el hospital filtro en 1994.

Esta barra aplaudió el levantamiento policial en Ecuador, apenándose de la falta de valor de los camaradas orientales para tal determinación.

Ernesto Carreras es el segundo suplente de la tercera candidata a diputados por la lista 71 que lleva como primer candidato a senado al candidato presidencial Lacalle Pou. Difícil que sea una nueva distracción de la dirigencia del herrerismo y hasta incluso del propio directorio del partido nacional.

El nacionalismo criollo al igual que el peronismo de los 70 parece no solo albergar sino necesitar de estas alas derechistas, el herrerismo de un lado y la tripe A en la vecina orilla.

Dignidad Policial creemos trascenderá la instancia electoral porque su apuesta es a hacerse fuerte en ese sector para policial y armado de la sociedad. Más que las cámaras legislativas le interesa las recamaras de las armas que portan civiles y policiales.

Un sondeo estadístico de la población civil armada arrojo como resultado que la mayoría de la gente armada por preferencias políticas respondía al partido nacional. Observan atentamente los antecedentes de los funcionarios policiales desplazados en argentina y Brasil, se fortalecen en la creación de empresas de seguridad, son jubilados jóvenes y en edad activa y enarbolan las banderas de liberar a la nación del comunismo internacional (en una muy amplia definición de comunismo que abarca desde la vieja URSS a Felipe González) rescatando los valores orientales y cristianos de la familia uruguaya.

Sectores que operan a la luz en campaña electorales pero siguen operando desde la sombras más allá del 26 de octubre; los que hacen honor del silencio que impide llegar a la verdad sobre los detenidos desaparecidos, el asesinato de Fernando Morroni, y los actuales grupos para policiales que ajustan cuentas.

Queda aún mucho camino y tarea por delante, para terminar de democratizar la sociedad uruguaya.

Por: Ricardo Pose

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