De vez en cuando se escucha esta frase en los discursos políticos de los distintos oradores de los partidos de “izquierda” y de derecha. En los oradores de derecha no es más que una frase demagógica. Pero en los oradores de izquierda ¿hasta dónde son conscientes de lo que significa “gobernar con el pueblo”?.
Gobernar con el pueblo entendemos que significa la participación del “pueblo”, esto es un conjunto heterogéneo de sectores sociales, en la toma de decisiones sobre los problemas importantes que afectan la vida de las gentes que conforman ese pueblo. Ese conjunto de sectores sociales tienen intereses de todo tipo, no sólo económicos, muchas veces contradictorios. Pero además, el Estado presente está estructurado para sostener una hegemonía de clase, para ser dirigido por unos pocos. Y aunque esos pocos sean de las fuerzas “progresistas” y con muy buenas intenciones, la generalidad, o sea el pueblo sigue permaneciendo subordinado a las decisiones tomadas por esos pocos.
Para que el pueblo pueda gobernar será necesario un proceso de formación, de aprendizaje y de solución de las contradicciones existentes en la sociedad capitalista. Será necesario establecer mecanismos que permitan la traslación de la información necesaria para que la gente tenga elementos de juicio a fin de poder opinar y decidir con solvencia. También será necesario crear los mecanismos, los ámbitos de debate y toma de decisiones y los mecanismos que permitan la comunicación de esas decisiones a los niveles en donde deben ser tenidas en cuenta a la hora de definir líneas de acción concretas.
Todo esto no existe. Hay que crearlo. Los partidos políticos de izquierda no han construido estructuras adecuadas para formar a su propia gente y menos aún para ayudar a formar a los sectores mayoritarios de la sociedad que son los trabajadores y los pobres.
Porque un proceso de gobierno con el pueblo significaría el desarrollo de una democracia participativa real y para ello no existen ni los mecanismos ni la experiencia en el seno del pueblo.
Hay sí experiencias de participación que toma a veces la forma algunas veces de “democracia directa” a nivel comunal. También puede darse en las comunidades indígenas. Pero a nivel de país no existe en ninguna parte un sistema de democracia directa participativa en donde el “pueblo” tenga verdadera incidencia en los asuntos importantes.
Aun en Cuba en donde se ha intentado una mayor participación del pueblo, en lo concreto gobierna el Partido Comunista cubano y como es lo corriente, con el peso de incidencia de sus hombres importantes.
Hay un mecanismo en el Uruguay, el de los plebiscitos que permiten una mayor participación paro son solamente “consultivos” no resolutivos y se practican cada muerte de obispo. Por supuesto tampoco se trata de plebiscitos todas las semanas.
Y por último una interrogante: ¿Será posible construir una democracia participativa, esto es, con participación del pueblo en autogobierno y con todas las connotaciones que esto conlleva en un país capitalista dependiente?
Por: Julio Marenales