¿Qué viene después?

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Desde el proceso de acumulación de 40 años del FA llegamos a esta etapa de ejercicio de gobierno sostenida por incansables pequeñas y grandes luchas de hombres y mujeres, muchas mujeres de izquierda.

Hablando en términos de soberanía, la resistencia de un pueblo a las olas neoliberales de los noventa da entre otros resultados, que las empresas públicas estén en nuestras manos, lo que no sucedió en otros países de Latinoamérica.

Pudimos detener el avance de la pobreza y disminuir la pobreza extrema. Crecimos significativamente en el plano cultural tan cercenado durante la dictadura. Y nos expandimos en plano internacional con avances poco reconocidos pero sustantivos. Eran impensables los vínculos internacionales actuales.

Innovamos en planes que contribuyen a la generación de otro tipo de organización social, como el Plan Juntos. Otro avance significativo, resultado de la acumulación de saberes del movimiento cooperativo, del sindical, de técnicos que trabajaron por otra metodología posible a nivel de política social. Recogimos las experiencias de leyes y tipologías, aquellas que nunca llegaban a la población mas vulnerable, sino que transformaban una casa en prebenda para amigos y familiares. Junto a Brigadas Solidarias, de jóvenes, sindicatos, organizaciones, nos comprometimos trabajando día a día con los que necesitan una mano.

Podemos reconocer estos y otros mil avances, donde miremos, los encontramos. Hay que hacerlo, sin obsecuencia sino con la convicción que lo que se logró hasta ahora es, a mayor o menor velocidad, lo que estaba planteado. Nos sobran los motivos para seguir defendiéndolo en el consenso y en el disenso.

El asunto planteado que hoy se comparte en una ronda de mates, tiene que ver con las organizaciones políticas, sociales, educativas y culturales de izquierda en la tensión devenida del acceso al gobierno en una sociedad capitalista desde la perspectiva de algunas generaciones de cara al futuro.

¿Qué pasa con las generaciones protagonistas de las ocupaciones del 96?

No fracasamos en ningún proyecto político que había “a la vuelta de la esquina”, al contrario el proyecto que había en la mesa se concretó. No tuvimos “años de cana” o exilio para leer libros e interpretar la realidad y toda esa experiencia humana que genera incontables aprendizajes. Si sabemos, lo que es no encontrar a nuestros padres o ver torturados a nuestros tíos. Recuperar compañeros de banco como Amaral, Macarena, los Julien, Simón y reconstruir organizaciones y colectivos. Ocupar. Ser desalojados. Reclamar que levanten el bloqueo a Cuba. Vivir en un asentamiento. Perder el SI rosado y seguir militando. Que nuestros amigos emigren lejos, no tener trabajo o no trabajar en una multinacional para “ser coherentes”, vivir con poca plata, ver niños en la calle, estudiar en una Universidad sin presupuesto.

A nivel geopolítico, se puede visualizar el mismo enemigo y esta es una expresión “sesentosa”, pero que sigue vigente. Basta ver los niveles de deudas no soberanas, los mercados invadidos de productos de multinacionales consumidos en las góndolas latinoamericanas, las compras de tierras, las difíciles condiciones que imponen las negociaciones con la inversión extranjera, la colonización del conocimiento, la criminalización de la pobreza, la mercantilización de la salud, el casamiento de la libertad de expresión con la libertad de empresa, etc.

A nivel local, el empobrecimiento de la población a todo nivel es mayor al que enfrentaron “Los Queyala”, el consumismo y el capitalismo parece imparable, se mete en el barrio, se mete en nuestras casas, en nuestras parejas, profesiones, jubilaciones. Actitudes individuales y egoístas nos interpelan, nos cuestionan, nos dejan pocas respuestas, por ejemplo a la hora de educar a nuestros hijos. La cooperativa se complica. Los miles ejemplos edificantes de solidaridad y compromiso tienen poca prensa y nos cuesta visualizarlos. Esta complicada la disputa de sentidos, esta muy complicada.

Estamos en el medio; entre un proyecto que gestaron otros, y uno, que por acción u omisión vamos a gestar; y por tanto es razonable que estos temas no los tengamos resueltos. La lucha de nuestra generación no sabemos si es mas difícil, pero quizá sea mas compleja.

En nuestra agenda de tertulias, los temas se repiten marcados por la gestión de gobierno, que el plan del plan del plan es bueno o malo, que dijo o que no dijo Pepe, este o aquel. Los niveles de profundización se ahogan un vaso, sin animarnos a salir de las distracciones que nos imponen de alguna manera los paquetes informativos o la cotidianeidad.

Lo cierto es que los “jóvenes crecidos” de izquierda, mas cercanos, mas lejanos a la gestión de gobierno o a las organizaciones sociales, políticas, educativas o culturales de izquierda sentimos una cierta molestia en este momento. Pero esta incomodidad que quiere mas, que habla también de nuestra combativa generación, puede transformarse rápidamente en impotencia si no nos sentamos a pensar y hacer juntos. Porque si bien esta etapa es de triunfo, lo es en la perspectiva de un proceso de resistencia que es mucho mas largo.

Podemos seguir en esta rosca, quizá por un rato. También podríamos levantar la mira, por un lado, porque entre nosotros no va a quedar nadie y por otro, para empezar a poner el cable a tierra, hacer una real caracterización de esta etapa y visualizar nuestro proyecto futuro con nivel político a la altura de las circunstancias.

La discusión franca y con nivel, va a llevar un tiempo. No pretendamos a proyectar algunos temas en las largas cadenas de mails, en las redes, ni en una columna periodística, vamos a encontrarnos, vamos a dar la cara, hacernos cargo, discutir, resolver, etc.

Soberanía tecnológica, “apartheid” alimenticio, energía, vivienda, jubilación, que va a pasar con nuestros “ni ni”, participación, pos hegemonía, soberanía cultural, justicia, perspectiva latinoamericana y muchos temas hacen cola en la agenda del futuro y ninguno de nosotros tiene todas las respuestas, porque estos son mas bien tiempos de nuevas preguntas.

Salgamos puerta a puerta a contar las historias de antes de este gobierno, cuando nos allanaban las radios, cuando la Universidad no tenía el mas mínimo presupuesto, cuando los estudiantes no teníamos boleto gratuito, cuando no había fondos para cooperativas, cuando casi no había extensión, cuando casi todo lo diferente estaba prohibido o era ilegal, cuando éramos mucho mas pobres, cuando nos robaron todos los bancos, cuando el alimento, la cultura y la salud de algunos no era preocupación de nadie.

Llegó y ya no hay mas tiempo. Nos jugamos una parada ahora: un gobierno de izquierda y defender a los jóvenes de una ley. Nos jugamos una parada mañana: continuar este proceso, discutiendo nuestro futuro, proponiendo, con la mirada firme en los próximos 40 años, porque a nosotros tampoco nunca nadie nos regaló nada ni lo van a hacer.

“Instrúyanse porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.

Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.

Organícense, porque necesitaremos toda nuestra fuerza.”

Antonio Gramsci

Por: Vicky Santos

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