Yo voto a conciencia Frente Amplio

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Cuando comencé a militar, lei sobre diferentes procesos políticos que intentaban la transformación socialista. Ya en esa época los viejos compañeros decían que la revolución no la iban a ver ellos, ni nosotros, la verían nuestros nietos o los nietos de ellos.

Estaba claro que la revolución no sería algo de un día para el otro, así se accediera al poder de la forma que fuera, revolución armada o por la vía electoral. Ni que hablar si tenemos en cuenta que por esta vía el gobierno solo es parte del poder y no todo el poder.

Partiendo de ese punto, siempre pensé que la llegada del FA al gobierno era un paso estratégico para dejar de ser oposición y empezar a construir cambios profundos y estructurales. Pero el FA no iba hacer la revolución.

Recuerdo bien cuando en la crisis del 2002, la pobreza y la desesperanza abundaban en Uruguay. Un país y su gente sin autoestima.

En los 90 sentía que vivía mí juventud en un momento que no era para uno. Nos había tocado nacer y proyectar el futuro en el más salvaje neoliberalismo, no había oportunidades para los jóvenes, no había futuro … todos tenemos algún conocido que emigró en esa época. A mi alrededor el único trabajo seguro que podías conseguir era si estudiabas magisterio o profesorado, cualquier otra carrera era una incertidumbre. Además que ser docente era sobrevivir con un mal sueldo, pero un trabajo seguro al fin.

Las cifras eran alarmantes, más del 60 % de los niños nacían en situación de pobreza y había un 5% de la población en situación de indigencia. Mucho se ha hablado y se recuerda a los niños de las Láminas y de otros lugares, pasando hambre y comiendo pasto. Los titulares de prensa de aquellos días nos siguen indignando.

Todo esto ya es sabido porque lo vivimos, pero tal vez los más jóvenes que votan por primera vez en esta elección, no lo recuerden tan bien. Yo estaba militando en el centro de estudiantes y en el MPP, los compañeros iban de la olla popular a las ocupaciones de fabricas que cerraban, a marchas, a reuniones y actividades donde la solidaridad era regla y el enemigo era uno y claro. El neoliberalismo.

Nosotros no hacemos demagogia, sabemos que los procesos que llevan a la desnutrición infantil no se resuelven de un día para otro. Según los indicadores, (que nos son mas que una forma de medir resultados cuantificables) 700 mil pobres menos (casi un cuarto de la población uruguaya), los más de 220 mil empleos creados, así como otras políticas de inclusión impulsadas en estos diez años comenzaron un proceso de reintegración de nuestra sociedad.

Trabajar en la población más vulnerada por este sistema ha sido una prioridad del FA y lo seguirá siendo. Esto no implica solo darle una canasta, ni siquiera alcanza con reintegrar a los excluídos al sistema de trabajo, educación, salud y vivienda. Mas allá de estos derechos hasta que no construyamos una cultura integrada, seguirán existiendo los outsiders. La exclusión lejos está de ser medida solamente por un indicador.

La construcción de una sociedad integrada entre todos los uruguayos llevara décadas, por razones culturales y sociales.

Desde el plan de emergencia, el plan de equidad, el plan ceibal, la operación milagro con sus 50 mil operaciones gratis de ojos, la creación de centenares de CAIF, centros MEC, las usinas tecnológicas, las asignaciones familiares, el ingreso a la salud de todo uruguayo por una u otra vía, la universalización del boleto gratuito a todos los estudiantes de secundaria del país, atacar como nunca la sobrepoblación en primaria y secundaria, los logros laborales, el ingreso de los trabajadores rurales y las empleadas domesticas a las negociaciones colectivas, el reconocimiento de las 8 horas de trabajo para el trabajador rural, la revolución energética, la reactivación de la industria, la inversión en cultura, en arte, etc.etc.

Estas políticas han sido posible porque el Frente Amplio, algunas fueron grandes éxitos, otras salieron mal, y deben ser mejoradas, pero lo que es claro es el echo que en estos dos gobiernos se ha buscado no solo incluir a esos gurises y madres abandonadas por el neoliberalismo (fueron nuestra primer preocupación y lo seguirán siendo), porque la verdadera integración solo se alcanzará incluyendo la sociedad toda.

Pero se nos hace imposible seguir caminando hace un Uruguay mejor, si no asumimos todo lo que se ha logrado construir. Es tarea nuestra y de todos, no solo de los militantes. Informarse debatir y pelear voto a voto, argumento a argumento es tarea de todos.

Porque no es posible que los que toda la vida discriminaron y excluyeron, los que quieren meter a los pibes presos y generar guetos de pobres, para que ellos puedan vivir “tranquilos”.

Los problemas sociales y humanos se resuelven trabajando e incluyendo, no al grito y con una propuesta como la baja de la imputabilidad penal adolescente.

Cada cual podrá elegir libremente en octubre, yo lo haré libre y consciente. Voy a elegir el único gobierno que en mis 31 años de vida se preocupó por los más necesitados, el único que hizo crecer al país de forma sostenida y distribuyó los ingresos achicando la pirámide de desigualdad. El único que destino cada vez más recursos en los barrios marginados y en políticas sociales. El único que hizo de las políticas culturales una prioridad, en único que empezó a desarrollar la investigación científica, ahí el Cudim, el satélite de de la facultad ingeniería y Antel, por nombrar solo dos casos.

Votar o no, elegir un candidato, o decir que resuelvan otros, es sacarle el culo a la jeringa. La lucha social y popular es fundamental, que no te confundan con frases de marketing lindas, puras y poco comprometidas con la realidad del Uruguay en los últimos años.

Hoy votar FA, es y sigue siendo luchar contra el Uruguay conservador que no apoyó ninguna de las acciones positivas que han ampliado derechos y oportunidades para los uruguayos.

Hoy luchar es votar al FA y no votar la baja. Luego de que gane el Frente y no salga el plebiscito conservador otra discusión vendrá.

Luchar es asegurar un proceso de inclusión de los más necesitados, mientras se crece en organización y conciencia, mientras se generan gérmenes de poder popular y condiciones favorables la lucha a la sindicalización.

Claramente la izquierda se debe una redefinición de su estrategia, la cual permita un nuevo consenso que traiga más unidad y fortalezca las luchas, pero esa es una discusión de los militantes, no de la gente que sigue viviendo en condicione inhumanas. Por lo menos, no lo es hoy. Y esto no va cambiar porque gane o no el Frente Amplio en el corto plazo.

Por ende tenemos que sacarnos las visiones vanguardistas y creer que lo mejor para avanzar en el sentido de profundizar los cambios, deba venir acompañado de una crisis. Crisis que seguramente no le llegue a la gran masa de militantes de izquierda montevideanos, casi todos con formación terciaria y de clase media.

Lo que si cambiará, son los derechos y la vida de los que hoy siguen excluidos, de los más vulnerables. Y eso, yo no estoy dispuesto a aceptarlo. La vida es una y no voy a condenar a nadie a la pobreza y a la exclusión para que el proceso revolucionario avance desde una situación de crisis. Debemos reinventar la estrategia, jamás podemos nunca jugar con los derechos del pueblo.

Por eso lucharé y votaré por el FA en esta elección, pues creo firmemente que es la opción que va a permitir seguir mejorando las condiciones materiales de la sociedad en su conjunto. Las subjetividades se seguirán experimentado desde las organizaciones populares, inventando gérmenes que nos permitan estudiar y proyectar lo colectivo como forma de gestión más humana.

Por: Piero Sabini

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