Primero me parece necesario decir que para mí estamos en un momento de auge de la militancia social y política. Creo que desde hace 10 años no hay tanta gente militando y organizada.
Sin embargo también estoy convencido de que las causas están más dispersas y hay una mayor fragmentación de los militantes y colectivos, tanto sociales como políticos.
Ya no hay un consenso político en la izquierda. Los planteos del 60 están llegando a su fin con el que, seguramente, sea el tercer gobierno frenteamplista. 2020 tendrá otra conformación de la estructura de la izquierda.
No hablo de que caiga o no el FA, ni de que el PIT-CNT se quiebre, es pronto para esos pronósticos, solo que en estos próximos 5 años habrá mucho recambio de militancia.
Parece haber menos consenso dentro de una izquierda que a mi entender se empieza a redibujar. Se pude decir que estamos entrando en una etapa de discusión ideológica y programática.
Lejos estamos de un Congreso del Pueblo que permitió alinear a las organizaciones sociales y permitió construir la unidad de la izquierda sintetizada en el Frente Amplio. No es que no haya un gran consenso, este aún existe pero parece que cada vez mas débil.
Luego de 10 años de gobierno del Frente Amplio, Uruguay es diferente, no quiero entrar en ver logros o fracasos del mismo. Me parece necesario ver algunos elementos que cambiaron en la movilización social, como el lugar donde nace toda lucha social o política de cambio.
Hasta hace diez años toda la militancia del FA (o casi toda), estaba vinculada a las organizaciones sociales, y a la estructura de base del FA y sus sectores.
Esto vinculado a que casi toda la izquierda (salvo excepciones), tenía una estrategia clara (llegar al gobierno) y un enemigo común en los gobiernos de la derecha.
Pero la llegada del FA al Gobierno Nacional, trajo varias consecuencias. La mayoría de la militancia que históricamente había desarrollado al FA y a sus sectores políticos, la cual tenía gran parte de los vínculos con las organizaciones sociales, siendo en muchos casos ellos pilares de estas se dedicó a gobernar. Lo cual trajo un vaciamiento de cuadros políticos y sociales.
¿Estaba el campo popular preparado para perder a sus cuadros históricos? ¿Faltó relevo? ¿Cómo se recompondrían las organizaciones sociales a este golpe?
Salvo el caso del PIT-CNT donde el partido dejó cuadros en algunos lugares,esto pasó en muchos lados y trajo sus consecuencias negativas como el vaciamiento y la inmovilización.
A la izquierda le costó todo el primer gobierno del FA y parte del segundo, dilucidar cuál era el rol de las organizaciones políticas y sociales en el contexto actual.
“Hacerle el juego a la derecha” pasó de un lado al otro entre oficialistas y no oficialistas. Defender el gobierno era, de jugar para la derecha y atacar al gobierno también, esto creo que aún hoy pasa.
No es fácil para el movimiento social que siempre pensó desde la oposición salvar la contradicción que se genera cuando el gobierno es de una fuerza política que es un “aliado histórico”, creo que hasta al FA le ha costado pasar de ser oposición a gobernar.
Pero este es un tema central ¿cómo resolvemos esta falsa contradicción?
Se puede decir que las organizaciones sociales más fuertes en Uruguay, son el PITCNT, la FEUU, y FUCVAM.
Fueron éstas las que más sufrieron estas contradicciones, y falta de mando e identidad.
Por primera vez luego de la salida de la dictadura, aparecieron voces de quiebre en la central sindical, que si bien claramente sigue siendo una aliada al Frente Amplio, hoy cuenta con voces que cada vez más ven en el gobierno progresista un enemigo.
¿La Derecha ha muerto?
Claramente el servilismo acrítico de algunos compañeros en las organizaciones sociales para con el FA y su gobierno, dan elementos válidos a las posiciones que acusan a éste de buscar aparatear el movimiento social. Ante esto exigen una independencia de clase (cabe aclarar que para mi esta independencia no existe) y lo que piden es independencia del FA, tiene sus propias organizaciones políticas, y lo que realmente quieren es hegemonizar el aparato sindical para crecer en su estrategia.
La disyuntiva parece estar entre una movilización social que centre su lucha contra el gobierno, con reivindicaciones corporativas (siempre hay excepciones claramente), o una movilización social que centre su lucha en la construcción de una sociedad diferente, desde las ideas y la pro actividad, buscando sumar fuerzas y no solo vanguardizar la lucha contra el gobierno de turno.
Mientras un camino para la lucha social está planteada desde el paradigma “ADEOM”, el otro paradigma es la construcción de otra forma de concebir la acción social, una que no solo sea corporativa y con un vanguardismo y “purismo”, sino que se involucre con la sociedad y busque sumar más actores a su lucha, el acuerdo con otros, organización y movilización, buscado siempre que se sumen más sensibilidades u actores de la sociedad atrás de tal o cual causa.
Pueden haber muchas causas justas pero si la gente no se apropia de ellas no va a tener andamiaje. Cualquier causa debe ser primero que nada entendida por la gente, pues sino solo es justa y válida en los papeles, no en la realidad.
Tal vez estas formas diferentes solo se deben a una ausencia de estrategia del campo popular luego de llegar al gobierno y depositar en él la resolución de nuestra felicidad.
Si bien muy esquemáticamente creo esta disyuntiva hoy separa el marco popular y social de izquierda.
Lo que parece claro es que la militancia que acumuló para sacar a la derecha del gobierno hoy no lucha junta y que se empieza a dar una discusión política ideológica, que enmarcará los años venideros y que empezó ya hace un tiempo.
Creo que la lucha, planteada hacia la agenda de derechos, se enmarca en una movilización social diferente y rupturista con la izquierda del 60, acostumbrada a ser oposición.
Las movilización sociales por la agenda de derechos, en la cual incluyo las luchas del SUNCA, que no se agota solo en la queja sino que propone, y sabe que para que esas reivindicaciones se logre, se debe jugar y articular con diferentes actores.
Movilizar por un lado y generar masa crítica que apoye las reivindicaciones, pero además debo articular con otras organizaciones y fuerzas. Y debo trabajar para cambiar las leyes, pues mientras no haya otro acuerdo social será el parlamento el que haga las leyes que legislen las vidas de los uruguayos.
Para ir hacia una profundización o construcción de mas derechos debemos ver esto como lo que en el MPP se llamó mucho tiempo la estrategia de la pinza, la pata social y la pata política dos partes fundamentales para presionar lo suficiente un cable para poder cortarlo.
Saber que no todo el parlamento ni todos los partidos son iguales, permite a las organizaciones que luchan por la agenda de derechos, no caer en la falsa contradicción entre movimiento social y gobierno frenteamplista.
Contradicción avalada entiendo, tanto por algunos integrantes del FA (que prefieren gestionar sin movilizar, sin control), como también por parte de de grupos que quieren tener relevancia política y entienden que es desprestigiando y rompiendo con el FA que lo lograrán.
Creo que además de las organizaciones sociales tradicionales, hoy aparecen nuevas organizaciones (en tiempos históricos) que irrumpen en las viejas lógicas y plantean nuevas discusiones y retos. Dos casos claros son Ovejas Negras y Pro derechos, que han logrado instalarse como actores sociales válidos y reconocidos por la ciudadanía,poniendo énfasis en causas que la izquierda del 60 no había podido plantear (todos somos hijos de nuestro momento histórico) y llevarlas adelante entre la movilización y la construcción de políticas públicas o sociales.
Parece importante resaltar que la agenda de derechos, no es una agenda inventada en Uruguay, y como tantos temas es importada. Esto no invalida para nada la lucha, y creo que en Uruguay toma características propias.
Creo que el caso de la marihuana es para esto muy claro. Mientras los movimientos sociales por el mundo piden la creación de clubes y la legalización del auto cultivo, fue la discusión con la fuerza política la que permitió, sumar fuertemente al estado y la posibilidad de venta en las farmacias. Buscando no solo ampliar derechos sino atacar directamente al narcotráfico, buscando sacarle mercado.Atacando así a la corrupción (narcotráfico), que a mi entender, es de los elementos más complejos del sistema capitalista.
Estoy convencido de que la lucha por una sociedad socialista, implica la construcción y suma de derechos, estos son pilares fundamentales para construir una cultura socialista, pero nunca debemos olvidarnos que es contra el capital, el cual saca derechos a unos y le da a otros. La ampliación de derechos debe ser siempre una lucha contra el capitalismo, sino es una simple amortiguadora de este.
Ahora la pregunta que debemos hacernos es ¿cuál es la estrategia y qué bandera van a levantar los movimientos sociales, las organizaciones políticas de izquierda? ¿Podemos definir y proponer luchas como ir contra la baja de edad de imputabilidad, que permitan generar un consenso entre toda la izquierda?
Aquí me parece que radica el futuro de la acumulación de izquierda uruguaya.
Creo que antes era más fácil saber que el enemigo estaba en la derecha, y que había que acceder al gobierno para empezar a gestionar mejor. Hoy la pregunta es ¿por dónde seguir?, descarto que se deba gestionar y mantener el gobierno pero ¿esto alcanza?
Creo que no existe capacidad de acumulación política sin un planteo político claro y que logre sintetizar las necesidades de la izquierda y de la población.
En lo personal estoy convencido de que falta mucho para desarmar un Uruguay creado por la derecha en los últimos 60 años. Pero mientras algunos gobiernan en esta democracia representativa, ¿no tenemos los que no gobernamos espacio para construir un mejor lugar?
Parece fundamental discutir qué democracia queremos construir, porque la generación que sufrió la dictadura, claramente está enamorada de esta democracia, pues es infinitamente mejor a la dictadura que sufrió el país en aquellos años. ¿Pero a nosotros nos da con esta “democracia”? Luego de la dictadura pudieron volver a blandir y defender un estado que tenía una constitución del año 67, ¿no es hora de discutir que constitución para una democracia del SXXI?
Pero ¿cómo se profundiza la democracia?, ¿que entendemos que debe ser la democracia? ¿Están bien redistribuir con impuestos los sueldos? ¿ no es necesario redistribuir las viviendas? ¿Es una democracia aquella que reserve la cultura para algunos pocos, usando a la cultura como mercancía?
Tengo más preguntas que certezas pero creo que es necesario generar amplios ámbitos de discusión, que estén integrados por gente de todos lados. Hay que levantar banderas juntos y buscar juntar gente que quiera un mundo más justo. Lo bueno es que hay mucha gente pensando en esto, y de tantos colectivos seguros la izquierda uruguaya encontrará el camino de profundizar la acumulación.
Si bien nunca lo vi como una contradicción a lo generacional, parece ser que este debate y construcción colectiva se dará con cortes generacionales. En fin,nos debemos preguntar ¿por qué hacemos política?
Por: Piero Sabini