La regla del Mercosur es clara en cuanto al sistema rotativo para el ejercicio de la presidencia pro témpore de este organismo regional.
A despecho de ello, los gobiernos reaccionarios de Argentina, Brasil y Paraguay simplemente irrespetaron las normas vigentes para impedir que el gobierno de Venezuela asuma temporalmente la presidencia del bloque. Con el impasse creado, alcanzan el objetivo principal de paralizar y debilitar al Mercosur.
El Tratado de Asunción de 1991 es el documento fundacional del bloque. En el artículo 12 establece que “La Presidencia del Consejo se ejercerá por rotación de los Estados Parte y en orden alfabético, por períodos de seis meses”.
El Protocolo de Ouro Preto, firmado en 1994 en la ciudad brasileña del mismo nombre, en su artículo 5º especifica que ““La Presidencia del Consejo del Mercado Común se ejercerá por rotación de los Estados Parte, en orden alfabético, por períodos de seis meses”.
La combinación de estas dos normas del Mercosur –que fijan respectivamente el plazo semestral de duración del mandato temporal y el criterio de nominación automático de la presidencia por orden alfabético –redunda, naturalmente, en la toma de posesión del gobierno venezolano para conducir el bloque en el segundo semestre de 2016.
Cuanquier entendimiento contrario a este debería ser objeto de deliberación de todos los países asociados. El Sistema de Toma de Decisiones, definido en el artículo 37 del Protocolo de Ouro Preto, establece que “Las decisiones de los órganos del Mercosur serán tomadas por consenso y con la presencia de todos los Estados Parte”.
El gobierno uruguayo ya se pronunció en defensa de la institucionalidad vigente y, por lo tanto, no permitirá el consenso golpista que pretende subvertir el esqueleto institucional del Mercosur.
El gobierno de Venezuela ya se declaró en ejercicio del cargo, una vez que el gobierno uruguayo dio por cerrado su período. Por primera vez en 25 años de historia, no hubo solemnidad en la transmisión del cargo, porque los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay lamentablemente impidieron la realización de la ceremonia oficial – grosería que no quita la legalidad y la legitimidad de la gestión venezolana en la conducción del Mercosur.
¿Por qué los gobienos de Argentina, Brasil y Paraguay sabotean y atacan al Mercosur? ¿Cuáles son los intereses detrás de esta decisión que desintegra el continente y fragibiliza el posicionamiento geopolítico de cada país en el contexto mundial?
El Mercosur siempre interpuso dificultades a las estrategias de las grandes potencias para la región, en especial a Estados Unidos. Además de eso, fue el principal motor para la expansión de los procesos integracionistas que dieron origen a Unasur, Celac y a los acuerdos que, en la última década, multiplicaron por 12 los intercambios y las inversiones intrarregionales.
Ese fenómeno integracionista permitió La preservación de los empleos, la renta y los derechos sociales que, de otra manera –en la perspectiva colonialista de los actuales gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay – serían exportados para el norte geopolítico.
El sabotaje al Mercosur dejará a cada país y a toda la región en una condición de fragilidad y de subordinación en el ajedrez geopolítico mundial.
En esta coyuntura en la que tanto Hilary Clinton como Donald Trump afirman que pretenden abandonar el ambicioso proyeto estadounidense del Acuerdo Transpacífico, los neocolonialistas pueden estar preparando el terreno para una nueva incursión imperial en la región.
El ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas, el sueño de consumo del canciller usurpador y de la oligarquía golpista y colonizada del Brasil, puede estar siendo fertilizada con el sabotaje al Mercosur u el ataque golpista a la integración regional.
Jeferson Miola