Fernanda Cousillas – Sebastián Sabini
El Encuentro Nacional de Educación del MPP como espacio de y en construcción
Mucha agua ha corrido debajo del puente desde que en la década del ´90 nuestros compañeros militantes sindicales y estudiantiles le buscaron la vuelta al pienso que la educación debe tener en cada momento histórico y político.
Los vimos en la pelea contra la embestida neoliberal privatizadora desde lugares que aportaron muchísimo a la construcción de relatos comprometidos con la Educación Pública y su necesaria democratización. Las distintas coyunturas, y especialmente la llegada de nuestra fuerza política al gobierno, han puesto en tensión discursos de distintos actores de la arena educativa. No somos ajenos a ellas.
En este contexto debemos rescatar la función de la política, no como instrumento sindical o partidario, sino como espacio de elaboración y acción colectiva que apunta al ejercicio de transformar la sociedad con un sentido de justicia.
Desde la Comisión Educación del MPP y desde nuestro segundo Encuentro Nacional intentamos apuntar la mira a recoger la línea histórica e imprimirle una visión política desde la percepción actual de lo que creemos sería “lo justo” en materia de política educativa en este momento. No tenemos pretensiones de recetas acabadas ni fórmulas salvadoras e instantáneas. Creemos en que es necesario seguir construyendo desde múltiples colectivos, con la certeza de que los cambios, salvo honrosas excepciones, nunca se dan de una vez y para siempre.
Como dijera Julio Castro: “Hay una diferencia de ritmo entre el pensamiento y la práctica de la educación. El pensamiento puede ser – y es generalmente – revolucionario; la práctica es lentamente evolutiva” (1). No vamos en camino de un discurso complaciente, asumimos con compromiso los desafíos del momento.
Lo impostergable
Las premisas desde las cuales creemos que se debe pensar el escenario educativo son las siguientes:
1. Partir de la base de que la Educación Pública es el espacio de encuentro por excelencia que habilita la construcción de igualdad.
2. Tomar como centro los sujetos sociales que protagonizan el hecho educativo para crear y recrear propuestas desde sus voces.
Para ello creemos que es fundamental, en primer lugar, priorizar a nivel presupuestal el porcentaje de nuestro Producto Bruto Interno que es asignado a la Educación. Actualmente el Programa del Frente Amplio plantea “ir hacia el 6% del PBI”. Entendemos la pertinencia de la propuesta en el marco de la coyuntura. De todos modos creemos necesario avanzar en este sentido, poder replantearnos en base a qué se realizan los cálculos de asignación presupuestal, incorporando nuevos parámetros (porcentajes del Presupuesto Nacional, porcentajes del Producto Bruto Nacional, por ejemplo) y agregando propuestas de ejecución e implementación del gasto.
Creemos que es imprescindible dotar de sentido el “para qué” de ese 6%. Y también nos invitamos a seguir pensando, ya que “los países que cuentan con sistemas universales que brindan una educación personalizada, integral, con propuestas pertinentes y de calidad invierten más de un 6% de su PBI en educación” (2).
En segundo lugar, continuar apostando a los espacios de participación y debate. Las propuestas valiosas siempre van a surgir de colectivos y van a ser más potentes cuanto más espaldas las puedan sostener. Trabajadores y estudiantes organizados, comunidades educativas comprometidas y pensantes. Ejercitando la autonomía como un acto generoso de construcción junto con otras y otros. El Movimiento Sindical y el Movimiento Estudiantil, en tanto movimientos históricos con plena vigencia, representan para nosotros ese “deber ser” que tiene como norte la defensa y mejora de la Educación Pública.
Ello implica trabajar para un Plan Nacional de Educación. Los cambios en educación no son cuantificables en el corto plazo. No podemos hablar de productos acabados; las trayectorias y los procesos pesan y urge poder proyectar y sistematizar como país hacia dónde vamos en este sentido. Para ello es necesario contar con un Plan Nacional de Educación que nos habilite el trazado de líneas de trabajo estratégicas enmarcadas en un modelo de desarrollo nacional y popular que logre vincular a la educación con el mundo del trabajo y que a su vez tenga un norte emancipador.
Asimismo, consideramos importante participar en el próximo Congreso Nacional de Educación. Consideramos que este es un espacio valioso donde volcar estas propuestas. Su riqueza radica en la posibilidad de las discusiones en nuestros territorios y también en la posibilidad de seguirnos pronunciando a favor del fortalecimiento de la Educación Pública.
Otra de las apuestas principales debe ser propiciar un amplio y democrático debate en torno a la Ley Orgánica de la Universidad de Educación como una prioridad política sobre el eje de la autonomía técnico-política y el co-gobierno de los órdenes, y la necesidad de transformar la formación docente con espacios de Extensión, Investigación y Desarrollo, en diálogo con la Universidad de la República, fortaleciendo los canales de comunicación y promoviendo un modelo de universidad participativa y que sea capaz de generar oferta académica de grado y posgrado.
En esta etapa por lo tanto, no solo nos proponemos trabajar en aumentar los recursos para la educación -muchos de los cuales resultan más que necesarios a la luz de las necesidades- sino también en dotar de una mayor sustancia y participación al debate educativo. Sumando colectivos y comunidades a la elaboración del Plan Nacional de Educación y la Universidad de Educación. Lo impostergable es y será siempre para nosotros, construir más y mejor Educación Pública.
Notas
(1) Castro, J. El banco fijo y la mesa colectiva. MEC. Montevideo. 2007
(2) Documento disparador Encuentro Educación MPP. Mayo 2017