Carlos Reutor |
Cuando hablamos del 27 de junio del 1973, ¿de qué estamos hablando?
Estamos hablando de unidad de la clase trabajadora, de la lucha de los sindicatos en defensa de las Instituciones, de comunión con los vecinos y con el pueblo para vencer la Dictadura. Hablamos de una instancia en la que quedo más consolidada que nunca la consigna de “obreros y estudiantes unidos y adelante”, dado que la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU) impulsó la paralización de las actividades curriculares y la ocupación de los centros de estudio.
Cuando hablamos de la Huelga General del ´73, hablamos del enfrentamiento a la Dictadura, las prisiones, torturas, desapariciones. Si bien el Movimiento sindical desde la década del ´60 estaba alerta frente a una situación político económica que detonaría en una crisis social, desde el 9 de febrero de 1973 con los Comunicados 4 y 7, no quedaba duda que el pueblo estaba viviendo un Golpe de Estado.
En este contexto, el 27 de junio de 1973 se decreta la disolución del Parlamento y la instalación de un Consejo de Estado, ya no había dudas que el golpe de febrero se efectivizaba con la disolución de las Cámaras. Simultáneamente, en la madrugada del miércoles 27 de junio de 1973, la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), en el local de la Federación del Vidrio, en la esquina de Laureles y Carlos Tellier en La Teja, decretó la Huelga General con ocupación de lugares de trabajo y centros de estudios, dando así cumplimiento a una decisión tomada años atrás. Pocas horas después, la Mesa Representativa de la CNT ratificó la resolución en una asamblea realizada en la textil La Aurora, en Paso Molino.
Todos los sindicalistas integrantes del comando de la huelga general pasaron rápidamente a la clandestinidad: el sábado 30 los medios de prensa publicaron los nombres y fotos de los 51 sindicalistas de la CNT requeridos.
La Huelga General se extendió a lo largo de 15 días y fue acompañada por distintas acciones del movimiento popular y manifestaciones relámpago; la más significativa de ellas fue la realizada el 9 de julio sobre la avenida 18 de julio. El 11 de julio la CNT, con gran dolor, pero realismo, decidió levantar la huelga en el marco de una represión brutal, que provocó que las autoridades habilitaran el Cilindro Municipal, como centro de detención, dado que la capacidad de las cárceles se encontraba saturada de trabajadores, estudiantes y pueblo.
El Movimiento Sindical decidió la reorganización inmediata de las ocupaciones luego de los desalojos, llevando a cabo volanteadas y pintadas. Realizando el acto simbólico de apagar la llama de la refinería de ANCAP, demostrando al pueblo, a la prensa nacional y al mundo entero que la unidad de la clase trabajadora no había sido vencida. Como contraparte, la política represiva desplegada dejó como saldo cientos de detenidos, torturados, heridos y dos trabajadores asesinados.
Ahora bien, lo descripto es parte de la historia. Historia que no debemos olvidar, enumeración de hechos dolorosos que quedaron grabados en nuestra memoria. Pero el significado de esta Huelga General traspasa la enumeración de hechos y las realidades que vinieron con la larga noche de la Dictadura Cívico-Militar.
Esta Huelga General del 27 de junio de 1973 fue un hito de lucha, marcada a fuego en el pueblo uruguayo. Y para ser justos, es necesario abordar esta historia desde el trabajo, desde la perspectiva de los actores principales, los trabajadores, los estudiantes y sus organizaciones, que no dudaron en dar la vida si era necesario, para defender la libertad. La bandera ideológica fue la unidad, de sacrificios colectivos por encima del individualismo, para vencer las injusticias imperantes. Es una historia de triunfos y derrotas, que permitieron generar las bases para un futuro democrático. Simultáneamente en que se apagó la llama de ANCAP, se prendió la llama de la esperanza de una patria mejor.
Mucho le debemos al Movimiento Sindical que pagó con sangre la prepotencia y el abuso, donde la reivindicación no era lo económico sino las libertades y los derechos, no solo de la clase trabajadora, sino del pueblo todo. Mucho le debemos a esa Huelga General, que resistió durante 15 días el atropello cívico-militar, y no cesó de intentar derrotar a la dictadura en una lucha desigual, manteniendo vivo el espíritu de resistencia hasta la llegada de la democracia. Por eso, es importante que le brindemos homenaje a esos estudiantes, trabajadores y pueblo en general que lucharon por nuestra democracia. Arriba los que luchan.