Enrique de la Calle |
El programa electoral argentino establece elecciones legislativas este año: el sistema incluye dos llamados a las urnas; unas primarias abiertas (PASO) en agosto y luego, las generales en octubre. Ambas elecciones son obligatorias aunque la mayoría de los partidos optaron por no elegir sus candidaturas en las PASO. Están habilitados 32 millones de votantes, quienes definirán cargos municipales, provinciales y nacionales.
Principalmente, las miradas estarán centradas en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país (40% del padrón). Pero no solo por el dato demográfico. Más importante es el político: ocurre que el kirchnerismo irá con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner como candidata a senadora nacional. Por su parte, el gobierno de Mauricio Macri buscará que la polarización (con la que jugó desde que asumió) se exprese en las urnas. ¿Habrá espacios para terceros? El Frente Renovador, con Sergio Massa a la cabeza, y Cumplir, de Florencio Randazzo, apuestan a colarse entre la grieta. Por el momento, las encuestas no se ponen de acuerdo sobre el alcance de la polarización.
Las cartas con las que jugarán el kirchnerismo y el macrismo en la campaña ya están sobre la mesa. Cristina (lidera el espacio Frente Unidad Ciudadana) se presentará como la principal opositora a las políticas de ajuste de Cambiemos. «No se puede seguir así», es uno de los eslogan de campaña.
Las encuestas muestran que cada mes empeora la percepción que la sociedad tiene sobre su situación social y económica. Desde que asumió Macri en diciembre de 2015, todos los indicadores empeoraron: actividad, empleo, subempleo, inflación, poder adquisitivo, consumo. Una reciente represión a trabajadores despedidos volvió a centrar la discusión sobre las consecuencias de la política económica oficial.
Desde el macrismo aceptan esa realidad: de allí que su campaña se centre únicamente en la supuesta corrupción de los gobiernos kirchneristas. El optimismo económico quedó en el olvido. Similar a lo que ocurre en Brasil con Lula, donde un juez quiere proscribirlo para 2018, Cambiemos y sus aliados (los principales medios y parte del poder judicial) insistirán con las operaciones contra los ex funcionarios kirchneristas. Se verá cual agenda pesa más (y cómo) sobre el electorado.
Por último, queda la pregunta sobre qué hará el Ejecutivo luego de las elecciones, más allá del resultado que obtenga. El establishment económico le pide más ajuste y algunos funcionarios aceptan que ese será el camino elegido (por supuesto, sin usar la palabra «ajuste«). La experiencia histórica argentina demuestra a dónde llevan esos programas. «Con los votos o con la gente en la calle, pero vamos a resistir», reconoció un dirigente sindical. Esa será la otra discusión de este 2017 que se presenta agitado.
Enrique de la Calle. Editor Responsable Agencia Paco Urondo (https://www.agenciapacourondo.com.ar)