@mateamargouy
Denis Merklen
Con la decisión de multiplicar por diez, desde el comienzo del año lectivo 2019, las tasas de matrícula para estudiantes no europeos, el Ministerio de Educación Nacional lastima el ideal de universalidad al que pretende la universidad.
Carta abierta al Ministro de educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, publicada en el diario Libération del 11 de diciembre de 2018:
Señor Ministro Jean-Michel Blanquer, estimado colega, lo escuché a usted hoy en la mañana de este 5 de diciembre en la radio France Info, hablando del aumento del costo de inscripción en la universidad para los estudiantes extranjeros no europeos. Una medida anunciada por el Primer Ministro la semana pasada y que usted salió a defender. Usted considera que la Universidad debe alinearse con aquellas de otros países, que los estudiantes extranjeros piensan que nuestra enseñanza es de menor calidad por ser gratuita. Usted también argumentó que los contribuyentes franceses no deben pagar por los extranjeros, que esto debe ser acompañado por un sistema de becas, y también agregó que debe saberse que algunos extranjeros se aprovechan de la casi gratuidad para inscribirse en la universidad por otras razones… ¿para migrar quizás?
Como yo, usted enseña en el Instituto de Altos estudios de América Latina (IHEAL), en la Sorbona. Usted imparte derecho, yo sociología. Ambos conocemos muy bien los flujos de estudiantes que cada año toman un avión para conocer el continente de Jorge Luis Borges y de Mario Vargas Llosa. El IHEAL es un instituto formidable porque forma estudiantes franceses en el conocimiento de ese continente y porque recibe jóvenes que provienen de América Latina quienes aprenden a pensar el mundo contemporáneo y sus desafíos a través del prisma singular de las ciencias sociales francesas y en francés. Unos y otros se enriquecen mutuamente del intercambio, entre las lenguas. Los efectos de esta influencia se hacen visibles en la presencia de Francia en América Latina y de los latinoamericanos en Francia desde hace más de seis décadas. Esta influencia es posible porque Francia dispone de una excelente universidad que forma parte de un sistema de educación pública, libre y gratuita. Que no saldrá ileso si vuestro proyecto se concreta.
Es usted francés de nacimiento, yo lo soy por adopción. Elegí ser francés, solicité la nacionalidad y estoy orgulloso de ello. Nacido en Uruguay y formado en Argentina, pertenezco a ese tipo de extranjeros que ha usufructuado de la universidad francesa gratuita para migrar e instalarme en Francia. Llegué aquí para realizar un doctorado en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París en la que tuve la suerte de ser acogido por profesores como Robert Castel, mi director, quienes visiblemente no pensaban como usted. Desde el 2004 soy funcionario, fui Maestro de Conferencias al principio, Profesor titular catedrático actualmente.
De condición modesta, ni mi familia, ni yo mismo teníamos los medios para solventar el costo de una universidad paga, ni en Francia ni en ningún otro lado. Según el sistema que usted propone, yo no sería hoy vuestro colega o hubiera debido dar pruebas de pobreza para beneficiarme de una beca y tener una oportunidad de estudiar junto a los otros estudiantes que pueden pagar y acceden así a la movilidad, que es una forma de libertad. El razonamiento contable no puede ser el comienzo y el fin de un pensamiento político que oriente al Estado. Reducir el espíritu de la universidad pública y gratuita, de la investigación científica, a un cálculo de ese tipo es restringir la vida política a su más pobre expresión.
Usted pretende que se continuará haciendo lo mismo pero con un poquito más de recursos. ¿Piensa usted que la no selección por el dinero es un principio completamente extraño a la idea de universalidad a la que la universidad pretende? Hoy en día la universidad recibe a los jóvenes en un espacio intelectual y científico forjado por el proyecto de una radical igualdad. Un espacio que sería destruido por el proyecto que usted defiende al dividir a los estudiantes en clases, aquellos que pagan y aquellos que no, creando clases de extranjeros, los ricos y los otros, los que tienen pasaporte europeo y los otros.
El espacio político, cultural e intelectual al que la universidad integra a los jóvenes ciudadanos de Francia y de otras partes del mundo será radicalmente modificado si la universidad pasa a ser una universidad paga. ¿Un negocio rentable? Usted dice que busca alinear el costo de los estudios universitarios con los precios internacionales, pero para lograrlo los estudiantes deberían pagar 100 veces más de lo que pagan hoy. ¡Ahí si que el precio se alinearía con los de una buena universidad americana o británica! En realidad lo que usted nos propone es renunciar al espíritu de una universidad libre y gratuita para alinearnos con sistemas que condicionan el acceso a la enseñanza y a la investigación, a la pertenencia a familias acomodadas. Usted quiere que nos adaptemos al espíritu de aquellos que quieren convertir a la universidad en una empresa rentable. Usted reduce a nuestros conciudadanos a la condición de “contribuyentes” y los pone en oposición a los “extranjeros” por los que no deberían pagar. Un argumento que se asemeja mucho a las retóricas populistas que usted mismo denuncia y dice combatir. ¿Será quizás que en realidad usted reduce su función de hombre político en el poder a la tarea de un administrador?
La universidad francesa está en crisis por un conjunto complejo de razones. En lugar de proponernos repensarla y recrearla, usted busca que su espíritu naufrague. En lo que a mi respecta, yo obro para protegerla. En franco desacuerdo con usted, no puedo desearle éxito. Reciba sin embargo, Señor ministro, estimado colega, mis respetuosos saludos.
* Carta abierta de Denis Merklen al Ministro de educación de Francia, Jean-Michel Blanquer, publicada en el diario Libération del 11 de diciembre de 2018 bajo el título: Frais d’inscription pour les étrangers: le choix de l’inégalité. Accesible en https://www.liberation.fr/debats/2018/12/10/frais-d-inscription-pour-les-etrangers-le-choix-de-l-inegalite_1697159