@mateamargouy
Hugo Wilkins
A la memoria de los compañeros Tupamaros asesinados en 1974, luchando en contra de la dictadura en Uruguay.
El 25 de noviembre, Cuba y el mundo recordó el segundo año en que Fidel ya no estaba físicamente entre su pueblo.
Fue un día distinto. Quienes tuvimos la suerte de vivir durante muchos años cercanos a sus enseñanzas y su ejemplar sacrificio por mejorar la vida diaria de los cubanos y entregar a otros pueblos del mundo la solidaridad con sus médicos, sus técnicos y con la sangre de sus combatientes por la liberación del colonialismo y el imperialismo, lo sentimos intensamente.
Hace pocos días, con el embajador de Uruguay en Cuba, Eduardo Lorier, hicimos una visita de trabajo a una chacra ubicada en el medio de la ciudad de La Habana, en donde Fidel, en 80 hectáreas impulso la investigación en la producción y manejo de plantas proteicas para la alimentación animal. Nos contaban los trabajadores de dicho lugar que Fidel, quien vivía muy cerca, hasta casi sus últimos días de vida, recorrió aquellas tierras, sistematizaba información y daba orientaciones para mejorar y expandir las soluciones alimenticias para el ganado mayor y menor que requerían de soluciones distintas a la época en que existía el campo socialista.
Una cosa me impacto. Los recursos que utilizaban y utilizan tenían el sello que Fidel siempre le impuso a su quehacer: austeridad. Cerca de allí, grandes instalaciones de biotecnología o de centros de investigación que utilizan, en la medida que el bloqueo lo permite, los mas sofisticados aparatos para la producción de comida, alimentos para el pueblo cubano, eran sencillas, austeras, pero de una eficiencia increíble.
Arboles de Moringa capaces de producir 300 Tn por Ha de alimento proteico, surcos de Morera con rendimientos de 80 Tn por Ha, y así varias soluciones mas, exponían con sus resultados que habían soluciones para recuperar lo que en sus buenos tiempos garantizaban la comida de los cubanos.
Este relato que intenta exponer el trabajo de sus últimos años de vida, es, quizás un grano de arena más en esa inmensa montaña de ejemplos que sembró Fidel.
Desde aquellos lejanos años en que con un puñado de hombres, civiles, jóvenes, revolucionarios se atrevió a asaltar la segunda fortaleza de la dictadura batistiana, su derrota y su exilio en donde prometió que regresarían y regresaron, la matanza de decenas de revolucionarios desembarcados en el Granma y aquella frase en Cinco Palma en donde con 7 hombres y 5 fusiles declaro que ahora si la Revolución triunfaría y 2 años después era expulsada y derrotada una de las dictadura mas sangrientas de la época.
Pero dejemos para los que escriben la historia todas las acciones para quien al igual que Martí, creía que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.
Recordar su acción y pensamiento, actuar con el compromiso diario por la felicidad de los pueblos, nos lleva a recordarlo con una de sus más lúcidas reflexiones.
La dimensión universal de Fidel hace que este pensamiento no solo le sirva al pueblo cubano sino que también debe de ser guía para cualquier revolucionario que en el mundo luche por lograr una verdadera revolución.
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender los valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.
La síntesis expresada por Fidel en estas ideas, son la base para la existencia de un pensamiento revolucionario, libertario, soberano y éticamente expresado no solo a través de ideas sino de los actos diarios, de las acciones ejemplares para el logro de objetivos que a veces creemos imposibles de alcanzar, de la convicción y el sacrificio que deben hacer los pueblos para que la justeza de la lucha por cambiar no solo las condiciones materiales básicas de los seres humanos sino sus condiciones morales y culturales para lograr una vida plena.
Fidel, fue, sin lugar a dudas uno de los exponentes más lúcidos entre los convencidos de la necesidad de luchar por eliminar la explotación del hombre por el hombre. De luchar por el socialismo y el comunismo.
Habra Patria para Todos.
fotografía tomada de Cubadebate