@mateamargouy
colectivo mate amargo
Hace un año los Autoconvocados ocuparon un lugar en el país, llegando al punto fuerte la convocatoria de Santa Bernardina, Durazno, una movida, que, comenzando por audios de whatsapp, se ponía arriba de la mesa, para todo el Uruguay, los problemas que decían, hace un tiempo venían sucediendo. “Que la situación no daba para más”, “que había que hacer algo”, “que no podía ser que el Gobierno no hiciera nada”. Se estaba generando algo que extrañamente no pasaba por las gremiales, como ARU, Federación Rural, gremiales que históricamente pertenecían a la derecha, defendiendo los intereses de los dueños del campo.
Enseguida aparecieron respuestas fundadas que fueron demostrando varias cosas: La actividad agropecuaria de verdad venía disminuyendo, pero habíamos tenido desde el 2004 al 2014 una rentabilidad del agro muy por encima de lo normal y que lo que había bajado no llegaba ni a compararse con este crecimiento. Los buenos precios internacionales, favorecieron junto a otros factores las intenciones de un programa histórico, el Frente Amplio pudo generar políticas que empezaron a atender las necesidades de la mayoría: expansión de los derechos laborales en el campo, mesas de desarrollo rural, créditos y microcréditos, trabajo e investigación técnica que mirara hacia el productor familiar, etc. Por otro lado los grandes empresarios rurales, todos subidos al tren del agronegocio y los dueños de la tierra, viviendo de la renta. Con la baja de esos precios, a partir de 2015, la cosa cambió y como en toda latinoamérica, las oligarquías no estaban dispuestas a apretar el cinturón. Y como en toda latinoamérica la consigna era bajar el “costo del Estado”, bajar el peso del Estado en la economía.
Ese enorme crecimiento en el agro, también había beneficiado y en gran medida, a los dueños de la tierra, la ganadería y la agricultura, (y junto con estos el capital trasnacional), pero la producción familiar en su gran mayoría (hortifruticultura, lechería, pequeños ganaderos) sí estaban con dificultades importantes. La estructura agraria sufrió cambios, el capital extranjero tanto, siendo dueño como asociado a grupos nacionales paso a ser un fuerte componente hoy en día.
Las viejas agremiaciones del campo van perdiendo capacidad de incidencia, la era progresista además de tener un programa propio, también trajo la era del diálogo, de las mesas, del trabajo en conjunto, la síntesis, el acuerdo, la representación en lugares como Colonización, INALE, INAC, SUL e INAVI. Las Empresa transnacionales, como UPM, también tienen sus lugares dentro del proceso y juegan su propio juego. En términos reales sectores históricamente privilegiados como la ganadería estaban perdiendo poder, estaban perdiendo peso en el Estado.
Pasaron los meses y el Poder Ejecutivo los sumó a su lógica de trabajo, donde los grandes gritos y fuertes ademanes quedan sin sentido. Un Solo Uruguay pasó a conformar la mesa de trabajo ya instalada con las otras agremiaciones rurales. Ahí las propuestas dejan de tener contenido mediático para pasar a ser programas y proyectos. En ese momento empezó el desgajamiento del movimiento. Porque las propuestas de Un Solo Uruguay realmente favorecía a un sector específico y privilegiado y porque el Poder Ejecutivo desde el vamos reconoció las problemáticas de ciertos sectores y preparó, presentó y ejecutó muchísimos planes por sector para intentar mejorar la situación. En este proceso agremiaciones como Comisión Nacional de Fomento Rural comenzaron a tomar distancia de ciertas posturas, organizaciones como esta que vienen a representar intereses de las capas medias y bajas del campo ya venían trabajando en una línea que nada tenía que ver con estas reivindicaciones (tomen nota que la mayoría de estas reivindicaciones la llevó adelante Macri).
En este contexto los autoconvocados estaban desacumulando, a sus propuestas puntuales le siguieron las propuestas generales: Si de punto de partida estaba el motivo de que la torta se había achicado, donde antes había 100 para repartir, antes se llevaban 40. Ahora hay 60 pa repartir y quiero seguir llevándose 40, ellos no, pero alguien más tiene que perder . Por ejemplo, la “mochila del salario” o subir el precio del dólar, que directamente aumentaba los ingresos del que vende en dólares, pero perjudicaba fuertemente al que compra en dólares, básicamente al resto del Uruguay, una forma encubierta de trasladar poder de compra del resto de la sociedad a ellos mismos.
Las reivindicaciones no pagaban. El movimiento autoconvocados cada vez convocaba menos. Pero había aparecido un algo diferente, las viejas agremiaciones, aunque con un papel secundario, eran parte del proceso. Por lo que quedaban por fuera de la intensa disputa electoral. Un algo que pareciera no tener partido político, que podía apuntar a todo lo malo que había y a señalar la responsabilidad en el Frente Amplio. Ya los medios de comunicación habían hecho lo suyo, era un caudal que podía completar el cerco con el que rodear al FA, una organización social “primetime”. Había que reinventarse, aumentar el espectro, poner más organizaciones, entonces se sumaron actores del comercio y la industria, la seguridad obviamente se coló, todo muy embanderado con la celeste. Sumémosle el fantasma de la división social…
Un Sólo Uruguay estaba naciendo.
Acompañando estos intereses tenemos como referentes empresarios de todo tipo, profesionales, ex Partido Nacional y algunos Partido Nacional. Rengo quedó Un Solo Uruguay de productores familiares y asalariados rurales. Pero no importa, el marketing y los Medios harán la tarea. LLegamos al 2019 con una definición más nítida, la lucha de clases,en su expresión electoral viene subiendo de tono. La cartas están echadas, la posverdad operando fuertemente: se tensiona cuando observamos tanto al momento de poner organizaciones dentro de Un Solo Uruguay que no pertenecen a las convocatorias, como a la hora de ocultar los delitos cometidos por sus referentes, como mostrarse desvinculado a partidos políticos especialmente Partido Nacional. La derecha presentará un gran abanico de opciones anti-Frente Amplio, y a Un Solo Uruguay le corresponderá, tanto poner arriba de la mesa el programa país neoliberal como disputar la base social del campo y del interior. Es decir poder mover gente legitimando un proyecto que nada tiene que ver con los intereses de esa base social. Pagando viaje para todo el mundo, banderas y minutos (muchos minutos) en tv nos mostrarán más, de los que en realidad son.