Antisistema
Yo no soy progresista, quiero cambiar el sistema. Tenemos que discutir qué es lo que podemos hacer ahora. Yo lo tengo definido hace mucho rato, por algo no estuve en ningún organismo público, nunca acepté, y me propusieron, nunca acepté, ni de parlamentario, no. Porque yo estoy convencido que hay que trabajar abajo. Si queremos que la gente sea dueña de su destino, hay que trabajar desde abajo, porque no está capacitada, esa es la verdad, entonces tenemos que trabajar para eso. Justamente por eso me gusta mucho lo que dice Frei Betto y también lo que ha dicho García Linera; están preocupados por el vínculo con la gente de abajo. Hay un último trabajo de Frei Betto, en donde critica muy severamente al PT; cómo se despegó de los movimientos sociales, estoy completamente de acuerdo con él. Y nosotros no hemos hecho ese trabajo. Yo peleé para lograrlo. Es más, cuando se formó el MPP, yo soy uno de los inventores, la idea era otra: ser un instrumento de meterse en la sociedad. Para eso había que preparar a la militancia ¿no? Yo nunca estuve de acuerdo con decir lo que dicen todos los compañeros: “es un organismo de masas”. No, es un organismo para trabajar en la masa. Discrepé siempre y voy a seguir discrepando, si es organismo de masas nada más que para votar. Pero para la Liberación Nacional y el Socialismo, la marquesina esa que ya la pueden tirar, en mi opinión, precisas militantes preparados para hacer ese trabajo, para insertarse en la sociedad para fomentar la organicidad de la gente de mil maneras. No lo hicimos, para eso precisas militantes formados, preparados, tenés que hacer un gran trabajo de formación de militantes. No se logró, yo considero que la idea original fracasó.
Religión comparada
Observando eso propuse al MLN discutir el tema del cristianismo, yo lo he hecho buscando en el Google, que tiene de todo, pero hay buena información. Los cristianos no participaron nunca de la institucionalidad romana, porque además los romanos no los querían. Dioclesiano decretó que todo oficial que se sospechara que fuera cristiano, tenía que ser expulsado del ejército. Después Constantino, con una capacidad política infernal se dió cuenta de la importancia de eso. Pero a los cristianos les costó varios siglos crear una fuerza desde el punto de vista ideológico inclusivo, justamente que Constantino se dió cuenta de eso y la tomó. O sea los cristianos, al margen de la institucionalidad, paralelamente de la institucionalidad romana, que la respetaban porque si no les cortaban la cabeza, crearon otra cosa, crearon esa fuerza. Nosotros, que hablamos de poder popular y doble poder ¿lo vamos a crear desde la institucionalidad burguesa? No, tiene que ser en paralelo. Esos temas no han sido discutidos, no se quieren discutir. Justamente es mi discrepancia, yo quiero discutir esas cosas, de repente llegamos a la conclusión de que no sirven para nada, pero hay que discutirlas, hay que trabajar por afuera, aprovecharla en lo posible pero no descansar en ella, sino por afuera.
Aquellos locos
Además fue lo que pensamos en un principio cuando se formó el MPP, no pensábamos formar un partido político, la idea primaria de nuestra convocatoria… Convocamos a veintidós personas, a cada una le mostrábamos el papel, la lista, porque en aquella época había gente que decía: «si ese está, yo no estoy». Tuvimos la suerte de que no hubo ningún rechazo, hasta Chiflett estuvo con nosotros, estuvo al principio. Me acuerdo que a la primera convocatoria, los veintidós fueron todos. Entonces empezamos las reuniones y cada uno fue trayendo más gente y fue creciendo. La idea nuestra era formar algo así, no muy orgánico ni muy estructurado, le llamábamos El Foro, un lugar donde había una cantidad de compañeros con buena experiencia política, de años de militancia que no estaban conformes con ninguna de las organizaciones existentes, ni con el MLN, con nadie. Pero eran militantes con experiencia política que se habían desencantado de las organizaciones. Entonces decíamos, pero ahí hay una experiencia política y una capacidad que no se puede desperdiciar, hacer una cosa muy libre donde cada uno venía, opinaba, se podía organizar la discusión, pero sin ningún compromiso mayor organizativo. Esa fue la idea original, no fue lo que se plasmó después. Fueron casi dos años de discusión y al final salió el boniato del MPP, ese intercambio de ideas profundo es el déficit que tenemos. En el MLN discutíamos muchísimo, después cuando estábamos clandestinos ya era muy difícil, en la cárcel ni hablar como se discutió, mismo en la dirección del MLN, que le decía a los compañeros de la dirección del MPP: en el MLN los temas los discutíamos, no horas, días, le dedicábamos días a discutir un tema, lo buscábamos por todos lados, había otras capacidades por supuesto, pero no era cuestión que mirabamos por arribita, no no, discutíamos profundamente y a veces ciertos temas decíamos: “vamos a esperar”, y lo dejábamos en el cajón, cuando a veces no encontrábamos una definición. Eso se perdió.
La otra, la cantidad de veces que tuve que dar la discusión en el MPP, pasaba determinada cosa y ya querían salir, yo me negaba, vamos a salir el día que tengamos algo importante para decir, entonces frené cantidad de intentos de querer salir a la prensa por cualquier cosa que ocurría, “vamos a salir a la prensa cuando tengamos algo para decir, con sustancia, si no callate la boca”. Eso también se perdió, vamos a ver ahora los que quedan…. Porque yo ya tengo que pensar en eso, qué harán los que quedan. Yo siempre le digo a Beatriz, como no estoy militando, voy a los plenarios y ahí largo alguna cosita a veces, pero en términos generales no opino sobre todas las cosas porque no estoy militando, entonces yo creo que el derecho a poder opinar sobre un tema es tu militancia y después corroborás lo que vos sostenés en la práctica concreta. Entonces ser solo un tipo que lo único que hace es opinar nomás, no estoy de acuerdo, por eso me callo la boca y miro desde afuera.