@matemargouy
Inés Cortés
Backlash anti-feminista: un acercamiento al término y sus implicancias *
Cuando hablamos de feminismo y sus avances en la esfera pública, se torna ineludible
referirnos también a su némesis: las trabas y los discursos contrarios al mismo. Existe una
corriente autoproclamada anti-feminista, que se moviliza para impedir el avance de las ideas
feministas, su visualización y difusión en la sociedad uruguaya. Este es un fenómeno
reconocible, y es preciso darle un nombre.
El término backlash anti-feminista surge en los Estados Unidos (Faludi, 1991),
aunque en aquí asumimos, en principio, que es aplicable para la globalidad de los episodios
antifeministas y sus movimientos alrededor del mundo. En cada caso y localidad el
feminismo y sus respuestas conservadoras tienen una impronta particular. En todos los casos
es la resistencia contra la opresión de la mujer la que motiva el surgimiento de los
feminismos. Y de manera análoga, podríamos suponer que es el deseo de mantener y
reafirmar la estructura de dominación patriarcal lo que motiva a los movimientos que
constituyen el backlash anti-feminista (Dragiewicz, 2008:121).
América Latina no es inmune a las contra-reacciones de este tipo, sobre todo en un
contexto de globalización donde emergen oportunidades para los movimientos
anti-feministas de generar iniciativas de nivel transnacional a través de las nuevas tecnologías
y la posibilidad que éstas brindan de organizarse internacionalmente. En otras palabras, en un
contexto en que los feminismos se organizan mundialmente, sus reacciones también lo hacen.
Estamos frente a un contexto de radicalización del antifeminismo, y en el caso
particular de Uruguay existen distintas manifestaciones y “niveles” de backlash antifeminista
los cuales pasaré a diferenciar y describir más adelante.
En Uruguay existen contradicciones y ambivalencias en relación al feminismo y qué
tanto éste debe inmiscuirse en los asuntos públicos del país. El backlash antifeminista está en
pleno auge respondiendo a las diversas manifestaciones del feminismo, disputando poder en
distintos ámbitos y de formas diversas: en los partidos políticos, en las iglesias, en las
escuelas, en los medios de comunicación, en el poder legislativo, en las universidades, etc.
El poder está en continua disputa en el plano material pero también desde la construcción de
hegemonía en clave gramsciana, ya que se está poniendo en juego la continuidad o el cambio
de las normas sociales que rigen la vida de los individuos, en otras palabras, la construcción
cultural del futuro, mediante la acción del presente.
La reacción antifeminista genera la idea de que el feminismo busca “pasar de la
opresión de la mujer por los hombres, a la opresión de los hombres por las mujeres”. Es a
partir de esta premisa que se construye parte del discurso antifeminista, que además de
arremeter contra el feminismo como movimiento, lo hace también contra todos los avances
vinculados a la nueva agenda de derechos (NAD).
* Este artículo es parte del resumen de la tesis «¿Qué 8 de marzo? El género del Uruguay en disputa: entre los discursos feministas y sus otros» que se encuentra disponible en la biblioteca del Mate:
https://www.mateamargo.org.uy/2019/03/01/que-8-de-marzoel-genero-del-uruguay-en-disputa-entre-los-discursos-feministas-y-sus-otros/