@mateamargouy
Entrevista a Gabriela Borrelli Azara
Por Inés Cortés
Gabriela Borrelli Azara es periodista, escritora y conductora de radio argentina. Se formó
en letras, especializándose en crítica literaria. Se define como militante y comunicadora
feminista, que escribe, da talleres de lectura y escritura con perspectiva de género. Es
activista comunicacional, trabaja con el periodismo con perspectiva de género hace
muchos años, en radio y prensa escrita. Actualmente gabriela conduce un programa en
Futurock una radio independiente con la que sacó su último libro Lecturas Feministas.
Estás en Uruguay en el marco de la campaña de Carolina Cosse a la presidencia y
diste una charla sobre la cultura feminista latinoamericana: ¿Qué lugar ocupa
para ti el feminismo en latinoamérica hoy?
A mi me interesaba mucho participar activamente, tender puentes y apoyar la
candidatura de Carolina Cosse porque no es menor que Uruguay tenga su primera
presidenta mujer. Además Carolina está muy abierta a las perspectivas feministas y de
género.
En las últimas expresiones políticas de los últimos tiempos estamos las feministas en el
debate de si el solo hecho de ser mujer basta para que tenga una perspectiva
feminista, y bueno, de hecho no. Entonces, las oportunidades son únicas de tener una
presidenta mujer porque además está abierta a las perspectivas de género. Es decir, su
condición de mujer la interpela activamente para transformar esa realidad, así como
muchos trabajadores son conscientes de su posición de trabajadores y eso los activa a
movilizarse, unirse y pedir por sus derechos.
A Carolina la conocí cuando vine a presentar el libro Lecturas Feministas a Uruguay,
cuando ella todavía no era precandidata a la presidencia, ella se acercó porque le
interesó mucho el libro y a raíz de eso charlamos unos minutos. Luego ella me convocó
en el marco de su campaña y me alegró muchísimo, por su candidatura y por la
campaña y me ofrecí a tender puentes, porque me parece que los feminismos o los
trans-feminismos latinoamericanos están muy hermanados y tienen características en
común que transversalizan las identidades nacionales. Nos unen las mismas
problemáticas; en Latinoamérica los cuerpos feminizados o las mujeres sufren la
violencia de maneras muy parecidas y sufren también las consecuencias de los
neoliberalismos de maneras muy parecidas. Por eso me parecía que estaba bueno
reflejar eso en lo que yo hago que es la difusión de artistas o escritoras feministas.
¿Crees que es la «era de las mujeres»?
En cada ola del feminismo se dice que es la «era de las mujeres», cuando yo me
encontré con un texto de Elvira López (que fue la primera egresada de la carrera de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1902), con su tesis, ella escribió
sobre el feminismo en Argentina y en Latinoamérica, y comienza diciendo «dicen que el
siglo XIX fue el siglo de las mujeres por todos los derechos que se habían conseguido.
Estamos cada siglo proclamándolo como la era de las mujeres, porque en cada era
avanzamos en derechos que nos fueron negados. Es decir, no es que es nuestra «era»,
parece irrisorio pensar que todavía en algunos países de América Latina como en mi
país, no podemos decidir cuándo ser madres o no. Yo no puedo estar alegre y pensar
que es la era de las mujeres cuando una niña de 11 años es condenada y torturada a
ser madre después de una violación; cuando todavía no se reconocen ciertas violencias
como deben reconocerse sobre el cuerpo de las mujeres.
Hemos avanzado en muchas cuestiones, pero todavía la fuerza del patriarcado es muy
grande, entonces, a veces pensar que estamos frente a victorias es complejo. Yo creo
más bien que es un proceso largo en el que tenemos que estar alegres por la lucha,
pero atentas a que todo puede cambiar muy rápidamente y ser conscientes de que
cualquier ley puede rápidamente volver a atrás. Las leyes se consiguen militando, pero
luego se debe militar su aplicación, en todas las políticas de violencia contra las mujeres
no basta con proclamar una línea de ayuda, sino que hay que tender puentes para
ayudar a las mujeres.
Entonces sí, todas las eras son de la mujer, pero todas las eras hay que lucharlas
mucho.
En tu libro Lecturas feministas haces un recorrido por diversas escritoras desde
la Antigua Grecia hasta autoras contemporáneas latinoamericanas, ¿considerás
que los relatos narrativos dominantes son androcéntricos?
Si, por supuesto, siempre lo que se lee y lo que no, es una lucha política. Lo que
consideramos literatura o no literatura es una lucha política. La lengua que hablamos es
una lucha política, alguien ganó, alguien dijo esto es literatura y esto no es literatura. El
arte se debate siempre en esa constante disputa, en esa presión de lo que es o no es lo
mismo. En el arte plástico se ve mucho más fácilmente como se discute todo el tiempo
si tal o cual cosa es arte o no y se están corriendo los límites, bueno, en la literatura
también.
En ese sentido, por supuesto las ficciones o el “mundo” que podían proponer las
escritoras y los escritores variaba. En alguna época el imaginario literario era que las
mujeres solo podían escribir sobre sus sentimientos, en otra época sobre su vida.
Bueno, a mi me gustan las escritoras que pueden pensar en un mundo nuevo, por
ejemplo: Ursula K. Le Guin que puede pensar en ciencia ficción. Ir a otros mundos que
nos fueron vedados, y nunca estar condenadas a un destino.
¿Considerás que estamos ante la famosa cuarta ola latinoamericana del feminismo?
Creo que estamos en una ola sí, justamente por el nivel de popularidad, aunque esa ola
siempre como toda ola es difícil de «surfear». También tenemos un feminismo
hollywoodense, un feminismo de Meryl Streep, que poco tiene que ver con solidarizarse
con las mujeres mineras bolivianas u otras luchas de mujeres de Centroamérica.
Es decir, esa ola donde las mujeres se empiezan a ver inmersas, también atraviesa las
clases sociales y no siempre hay una mirada clasista del feminismo.
Me parece que la intersección y algunos conservadurismos intentan apropiarse del
feminismo, por ejemplo en Argentina con la campaña por el aborto legal, seguro y
gratuito, había mujeres antiderechos que decían ser «feministas pro-vida», bueno, no.
Eso es de una contradicción tan grande que no se ni como se puede mirar, pero, si todo
es feminismo, entonces nada es feminismo. Esos son algunos de los debates a los que
no hay que tenerles miedo. Yo no le tengo miedo a las ideas, no le tengo miedo a
debatir, y me parece que en ese debate todas podemos de alguna manera participar y
pensarnos, siempre y cuando estemos dispuestas a la aventura del pensamiento.
Es decir, estamos ante una ola, pero la ola va y viene; por supuesto que avanzamos en
derechos y vamos por más.
¿Como ves al mov feminista actualmente en Argentina y en la región?
Lo veo muy vivo. En argentina estamos a tan solo unos días del 8M donde hace ya
varios años el movimiento transfeminista argentino marca una huelga general que se
decide en asambleas horizontales, populares y abiertas, lo cual me parece una práctica
política muy potente y también me parece que esas prácticas políticas se contagian, y
deben contaminarse para unirnos con las feministas chilenas, uruguayas, brasileñas.
Lo que ha pasado en Brasil con el asesinato de Marielle Franco debe alertarnos a todas
las feministas de la región, debe ponernos en redes de conexión. Lo de Berta Cáceres
en Honduras, son cosas que deben ponernos en alerta porque hay un claro
ensañamiento contra las dirigentes populares feministas latinoamericanas.
¿Cuál Crees que es el mayor desafío para la etapa de estos movimientos
feministas de la región?
Que conduzcamos espacios de poder mujeres con miradas feministas. Que cada vez
más mujeres, trans, lesbianas ocupemos lugares de poder en políticas activas. Y que
nuestros dirigentes sean permeables a nuestras políticas. Que las militancias feministas
finalmente encuentren lugares en los partidos políticos tradicionales y que cambien sus
propios métodos de hacer política. Y eso no se hace diciendo: «a que bien vamos a
atender tu caso…» sino que se hace con políticas activas, con que formen parte de las
listas, con que tengan funciones en ministerios y que traigan todas esas prácticas
políticas populares a las instituciones. Es un gran desafió para el movimiento feminista.
Cada ola tiene su contra ola: ¿Qué opinas del backlash o la reacción antifeminista
en la región?
Creo que les da mucho miedo tener presidentas feministas, ministros LGTTB, diputados
LGTTB. Me parece que los conservadurismos están crispados porque algo se está moviendo,
algo está temblando, como decimos las feministas «la tierra tiembla». Y me parece que
la organización de ellos debe ponernos en alerta y organizarnos a nostras para el
mundo que queremos.
Yendo un poco más al movimiento feminista «desde adentro»: ¿cómo ves las
disputas que por momentos se tornan públicas en torno a incluir o no a les trans?
A mi me parece que el movimiento feminista no puede contaminarse de fascismos, que
excluyan a les trans de nuestro movimiento. Porque nuestro movimiento es
trans-feminista, diverso, y no podemos permitir esos movimientos biologicistas que lo
único que hacen es romper movimientos populares. Me parecen contaminaciones
fascistas dentro del mismo movimiento pero creo que son muy minoritarias y solo
colaboran a la confusión. No les daría mayor relevancia.
¿Qué opinión te merece la discusión abolición/regulación del trabajo sexual?
No tengo una posición tomada al respecto, pero sí, me parece que el movimiento
trans-feminista debe estar para aquellas compañeras que piden sus derechos como
trabajadoras sexuales.
Cambiando un poco de tema, en relación a los medios y el cerco mediático que ha
generado el macrismo: ¿cuánta relevancia le das a la independencia y
autogestión de los medios de comunicación siendo que trabajas en un medio
independiente como Futurock?
Si pienso que los partidos tradicionales deben modificarse con la fuerza de otros
procesos políticos con otras militancias políticas y contaminar esas militancias, creo
también que hay una nueva forma de hacer comunicación que tiene que ver con las
comunidades.
Los medios de comunicación se volvieron muy chatos, pero también muy burdos en sus
operaciones políticas. Se puede leer como un libro, en su estética y en su campo
semántico es muy fácil saber a qué línea responden.
Entonces lo que hicieron muchos de les comunicadores fue explicitar su posición
política, si está todo tan claro, bueno, entonces estemos también claros nosotros.
Discutamos cómo mantenemos nuestros medios y de ahí surge la necesidad de la
comunidad: sabemos lo que queremos decir, no ocultamos nuestras preferencias
partidarias ni políticas pero no lo hacemos con la plata que nos obliga alguien.
Sería una suerte de «subjetividad independiente» en contraposición a la falsa
objetividad. Entonces, la cuestión está en profundizar esa subjetividad pero a la vez
mantenerte independiente económicamente. Futurock es un medio independiente,
sostenida por les mismos oyentes, lo cual le da a les comunicadores libertad, ya que no
estás presionado a decir tal o cual cosa. Incluso, dentro de Futurock no pensamos todos
igual, hay variantes, aunque compartimos una misma visión del mundo, una visión de
izquierda, no fascista, abierta a las diversidades sexuales y corporales; lo cual ya nos
coloca de un lado del mundo, después para adentro arreglamos los detalles.
Desde tu narrativa personal: ¿cómo conjugas resistencia anti-macrista y
feminismo?
Yo estoy pasando por momentos de mucha tristeza por muchas cosas que suceden,
pero esa misma tristeza me pone en acción para cambiar las cosas, para que las
políticas neo-liberales no vuelvan a dominar el país. Personalmente vivo rodeada de
gente que piensa como yo, que está en la misma tesitura para pensar el mundo y la
Latinoamérica que queremos habitar, la Argentina que queremos habitar.
No se si es una resistencia, hay que ponerse actives para que las cosas cambien, me
parece que ya vimos los frutos que dió la inactividad. Yo no tengo miedo de la palabra
política, de apoyar a una candidata, un candidato, para que las cosas cambien, y eso
hay que decírselo mucho a les jóvenes: si estás incómodo con el mundo hay una forma
de transformarlo. Me parece que los mensajes apocalípticos han logrado paralizarnos, y
mientras nosotres estamos inactivos la derecha avanza.
Ayer lo dije en la charla con Carolina, la situación es apremiante y hay peligro de que
todo vuelva para atrás, entonces hay que ponerse en acción.
Para cerrar, contanos un poco de tu nuevo taller de Poesía Cuir.
Tiene que ver con un recorrido (a mi me interesan los recorridos) por textos que han
salido de los cánones heteronórmicos, tanto por las historias relatadas como por las
mismas características de les autores y sus biografías.
Vamos a empezar con algunos versos de Catulo en la era latina a sus muchachos;
algunas cosas que me parecen muy cuir de la Ilíada; luego la edad media; algunas
monjas lesbianas.
Son recorridos donde yo mezclo poesía, narrativa, teatro. Además siempre es una
invitación; yo no soy una académica muy profunda, pero me parece que es muy
importante compartir una pasión, yo leo muy apasionadamente y me parece que mi
lugar es la difusión de la poesía para que otres lean y se acerquen a cosas nuevas.
Creo mucho en la conversación, que no todo pasa en la universidad, creo en la
conversación como conocimiento, entonces los talleres son conversación sobre
literatura y un popurrí loco de autores.
Ojalá puedas venir en algún momento a dar esos talleres a Uruguay.
Me encantaría. La verdad a mi me encanta venir y charlar y además siempre aprendo
un montón cuando vengo a Uruguay, que para mi, es el país de las poetas mujeres. Las
expresiones literarias más contundentes de Uruguay fueron sus poetas mujeres. Tienen
la poeta viva -para mi- más grande de Latinoamérica: Ida Vitale.
Siempre me voy con libros de poetas, me gusta venir acá a charlar de poesía con les
uruguayes y bueno, posiblemente en el año venga a dar el taller de Poesía Ciur si es
que hay interés, además el cuir es un recorrido muy latinoamericano.