Morir de miedo en Brasil

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@mateamargouy

Por Diego M. Vidal, desde Brasil

El asesinato por 80 disparos de una patrulla militar del músico Evaldo dos Santos Rosa, en Río de Janeiro, cuando circulaba en auto con su familia a bordo, se da en momentos en que Jair Bolsonaro y su ministro de Justicia, el ex juez Sergio Moro, impulsan la liberación de tenencia de armas uno y mayor laxitud en el accionar de las fuerzas de seguridad el otro.

En la misma semana en que acribillaban a Evaldo, en el nordeste del país la policía abatía “por error” a un diseñador de interiores de la ciudad de Aracaju, Sergipe. Ambas víctimas tenían en común ser jóvenes y negros. Un aditamento que las balas policiales y del ejército parece tienen como objetivo primordial, antes de preguntar o averiguar.

Sin embargo, las últimas encuestas entre la población brasileña dan cuenta de que el 81% está en contra de las medidas promovidas por el gobierno de Bolsonaro para combatir el delito o prevenirlo. Que la única solución sean los tiros, de uniformados o civiles.

También el miedo es otra de las cuestiones que estas políticas que la derecha pide a los gritos cuando es oposición y aplica con gusto al gobernar. Según Datafolha, la consultora cautiva del influyente periódico Folha de São Paulo, el 59% de los jóvenes negros y de bajos salarios temen a la policía y sólo el 39% dice tener confianza en ella. La cifra se invierte cuando se trata de personas blancas, adultas y con mayores ingresos, quienes se sienten más seguras en un 64% ante la presencia policial. De todos modos, el resultado final de la pesquisa señala que el 51% total de los habitantes del gigante Sudamericano confesaron tener más miedo que confiar en los profesionales de la seguridad pública.

Los hombres negros, y la juventud en especial, tienen números de donde asirse para justificar su terror. El Fórum Brasilero de Seguridad publicó en su Anuario 2018, que sólo en São Pablo el 67% de los muertos a manos policiales eran afrobrasileños y mestizos, el 17% tenía menos de 17 años. “La caída en el número de homicidios en São Paulo, que disminuyó un 65% entre 2001 y 2016 no produjo una caída en la letalidad policial, que aumentó un 42% en el mismo período”, agrega el sitio de noticias Brasil de Fato.

El temor suele ser una herramienta de control que utilizaban las dictaduras cívico-militares que asolaron la región entre la segunda mitad y el final del siglo XX. Una sensación colectiva que crece ante las atrocidades de agentes del Estado, minimizadas como “un incidente bastante trágico”, de acuerdo a la visión Moro, titular del Ministerio de Justicia y Seguridad de Brasil o el negarse a “hacer juicios de valor”, como consideró el gobernador de Río Wilson Witzel, bolsonarista él y partidario de combatir el crimen con francotiradores.

“Ante tantas tragedias, los números y los episodios de violencia registrados”, concluye el informe del Fórum, “nos preguntamos si seremos capaces de movilizar alrededor de la vida o si, por el contrario, vamos a seguir en un barco perdido en el río Tíber, el primer y largo tramo que lleva las almas al Purgatorio, tan bien descrito en la Divina comedia por Dante Alighieri”.

¿Brasil está a las puertas del infierno tan temido?

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