MLN-Tupamaros
55 años trazando rumbos
En la noche de ayer 22 de abril de 2019, al igual que en aquel abril de 1989, decenas de manos militantes recorrieron todo el país pintando mil estrellas con la firma MLN-T y la consigna «30 Años Bebe Sendic”.
Actividades que se desarrollan a 30 años de la desaparición física de Raúl “Bebe” Sendic con el mismo compromiso militante estampado en las calles y en los diversos homenajes al Bebe que se están organizando como el “Seminario, Acción y pensamiento de Raúl “Bebe” Sendic…” a realizarse el martes 23 de abril en el PIT-CNT organizado por los compañeros del “Fondo Raúl “Bebe” Sendic”; y, el Acto Tupamaro del viernes 26 de Abril organizado por el MLN-Tupamaros.
La estrella de cinco puntas que se estampó en las diversas banderas de los muchos pueblos que recorrieron su camino de Liberación Nacional, que ondeó en las lejanas tierras de la Argelia insurrecta y su Frente de Liberación Nacional, no demoró en nacer como el símbolo de uno de aquellos grupos que coordinaba con otros en la construcción de una herramienta que permitiera encolumnar al pueblo uruguayo junto a sus hermanos de un tercer mundo que se retorcía con dolores de parto por la definitiva Independencia.
Un noviembre de 1964 “hicimos también la Estrella y la T..al tiempo que decidimos fabricar muchas crayolas con tierra de color y grasa envueltas en cilindros de papel de diario para llenar con el símbolo en las paredes posibles” (E.F.Huidobro Historia de los Tupamaros)
Las paredes empezaron a contar con aquella Estrella que otra patria era posible, inquietando a los poderosos ”Un día que viajaba en la única camioneta que teníamos en Inteligencia, veo la Estrella pintada en un muro de la calle Canelones y le dije al sub comisario Fontana: he visto ese símbolo en varios lados y hay que averiguar qué significa.” (Comisario de Inteligencia Alejandro Otero).
La Estrella con la T halló nido como un destino predeterminado históricamente en la cruzada franja roja de la bandera Artiguista; “Los Tupamaros figuraban en la primera línea; y, sabido es que bajo ese dictado histórico eran como distinguían a los criollos o nativos los dominadores, comparándolos con los adeptos del animoso Tupac Amaru. Esta denominación era extensible a los innumerables próceres de la independencia de Sudamérica, sin excluir a sabios que sufrieron otro género de suplicio, el de arcabuceó por la espalda. A esos tupamaros que sumaban las dos terceras partes del grupo, únianse algunos zambos y negros” (Fragmento de la Novela Ismael de Eduardo Acevedo Díaz, en la descripción del levantamiento revolucionario del Grito de Asencio).
Un abril de 1989, miles de estrellas tupamaras se estamparon en muros y paredes de todo el país, dando el santo y seña como un compromiso ineludible a seguir con la tarea iniciada, para que el enemigo no creyera que la muerte de Raúl Sendic le daría alguna ventaja.
Treinta años después, viejas y nuevas manos, en viejos y nuevos muros, vuelven a estampar el símbolo que nos guía hacia la Liberación Nacional, enarbolando como pendones de libertad, en la tierra, en las olas, en la estrella y con Sendic.