«Hay mucho para describir de las condiciones miserables en que se vivía» Discurso de Chela Fontora

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@mateamargouy

 

Discurso de Chela Fontora
Seminario a 30 años de la desaparición física de Raúl Bebe Sendic, 23 de Abril de 2019.

Homenaje para no olvidar

esta es mi verdad que muestra mi entorno, mi compromiso de lucha con mis hermanos de clase y junto a quien supo integrarse, aportar y combatir la miseria.

Ojalá que nunca falten estas oportunidades de plantear quien fue Raúl Sendic, El Bebe.

Con sus ideas sus propuestas, podría destacar muchas cosas del compañero, pero lo voy hacer solo con algunas.

En primer lugar, luchador social incansable, político sindicalista, hombre de sólidas ideas, incorruptible, revolucionario que quiso cambiar de raíz las estructuras de poder.

El Bebe Sendic es de todas y de todos aquellos que luchan por sus derechos y se levantan contra la injusticia.

Hoy estoy aquí porque ese hombre luchador nos enseñó nuestros derechos fundamentales, todo aquello que nos negó el Estado y los políticos de turno.

Enseñanza, salud, vivienda y trabajo digno para comer todos los días.

La historia del pasado reciente poco habla de este líder que entregó su vida por los mas desposeídos.

Su persona hizo que tuviera gente de pueblo que lo apoyara, trabajadores incondicionales con sus ideas que perduran en el tiempo y también tuvo rivales y enemigos obsecuentes con los explotadores.

A fines de la década del cincuenta apareció en el litoral norte defendiendo causas laborales, integrándose a la lucha de los trabajadores rurales en conflicto como los remolacheros, los peones de tambo, los arroceros enfrentando a la patronal, que hacían y des-hacían a su antojo en las profundidades del interior olvidado, con los cómplices de los aparatos represivos, que no vacilaban en ir contra los trabajadores.

En 1959 se formo el sindicato de urde (unión regadores destajistas del espinillar), propiedad del Estado que tomaba trabajadores a través de los contratistas para la producción de la caña de azúcar y no tenían los mismos derechos que los obreros presupuestados de Ancap.

La primera asamblea que se hace es para la formación del sindicato, participa el compañero Sendic impulsando la necesidad de agremiarse y unirse junto a otros compañeros de la zona.

Si bien se logra avanzar en el aumento de salario, la fijación del precio en el mismo surco de caña y el acceso al banco de seguro en caso de accidente, se estaba muy lejos de dar respuesta a los derechos que nos correspondían.

El directorio de Ancap impuso las tarjetas de presentación emitidas por ciertas departamentales políticas de Salto y esto represento la expulsión de muchos trabajadores que no poseían el aval del clientelismo político partidario.

Junto a otras arbitrariedades se desencadena la primera marcha a Montevideo con la solidaridad de los sindicatos salteños, de los estudiantes y del pueblo solidario.

Esta marcha llega hasta la entrada de Paysandú donde se comunica en la asamblea, que por parte de la empresa estatal se deja sin efecto las medidas tomadas por el directorio.

Se reintegran los compañeros despedidos y se eliminan las tarjetas de presentación.

Bella Unión, rincón de la rinconada entre Argentina y Brasil, quedó demostrado que el trabajador no tiene frontera, la explotación es la misma y nos une la misma pobreza.

Los jornaleros deambulaban de zona en zona con su familia y con la necesidad a cuesta, se sumaban en los cañaverales con su fuerza de trabajo.

Después de haber dejado organizado el sindicato del espinillar departamento de Salto este hombre incansable junto a otros compañeros recorren las distintas zonas donde se concentran los trabajadores y sus familias, se hacen reuniones que son reprimidas y se nos empuja a reunirnos a escondidas en plena democracia, fundamentalmente en noche esquivando el control de los patrones que no vacilaban en echar compañeras y compañeros que quedaban engrosando las listas negras.

En 1961 junto a los compañeros de la zona y Raúl Sendic fundan UTAA (unión de trabajadores azucareros Artigas) se abre el camino de la lucha reivindicativa.

La cruda realidad que se vivía pertenecía a situaciones de esclavitud llevada adelante por señores feudales que eran dueños de todo.

Ahí no se conocía la moneda nacional, el pago se hacía con cualquier pedazo de papel, que se canjeaba en los mismos almacenes del patrón.

El trabajador vivía en aripucas abierta por delante y por detrás con su mujer y sus gurises en las mismas plantaciones donde trabajaban.

Cuando se prendían los motores de la fábrica, no había horario ni feriados, ni descansos, ni enfermedades.

Para la zafra se necesita quemar la caña de azúcar donde la llamarada llegaba hasta el cielo como pidiendo auxilio para quienes estábamos en la tierra iban cada uno al trabajo de un color diferente y volvían todos iguales negros por el hollín.

El señor feudal era el dueño de todo, pero nunca fue dueño de nuestras ideas y de nuestros pensamientos.

Ya organizados empezamos a trabajar todas las zonas y a exigir nuestras reivindicaciones frente a la negativa de la patronal y a los políticos de turno.

Empieza a funcionar el campamento con su olla popular se organizan las marchas a Montevideo para dar a conocer las condiciones que vivíamos los olvidados de la tierra.

Raúl Sendic viene en la primera marcha junto a nosotros y nosotras, traíamos un petitorio sobre las condiciones del cañero que incluía la ley de ocho horas, el pago de horas extras, la bolsa de trabajo y una compensación alimentaria entre otras medidas.

Ésta sirvió para dar a conocer nuestras condiciones de vida.

Debo aclarar que sin la solidaridad y el apoyo de la clase obrera, los estudiantes y parte de nuestro pueblo no hubiéramos ni siquiera salido de Bella Unión.

Yo participé en 4 marchas recorrimos el país con la finalidad de llegar a Montevideo y hacer oír nuestros reclamos en el parlamento, siempre se vino pacíficamente y lo que recibimos fue palos, balas y cárcel.

El apoyo solidario de sindicatos, estudiantes y pueblo consciente que nos hacía sentir el afecto, nos alentaban para seguir luchando mas allá de nuestras fuerzas, pero también fuimos reprimidos, fichados y violentados por los dueños del poder y sus secuaces a lo largo y a lo ancho del país.

Hay mucho para describir de las condiciones miserables en que se vivía y las razones que motivaban nuestra lucha, pero sólo me voy a referir a algunos hechos que se dió en la marchas.

La muerte de Omar un niño de tres meses que murió de hambre cuando llegamos a Salto ese día me designaron para que hablara en el acto tenía yo 17 años hace poco me entregaron la documentación del discurso que había hecho estaba dentro del fichaje que nos hacían.

La marcha de 1964 balearon a Ana María Silva, 14 años, queda minusválida para siempre.

En la marcha 1968 muere Lourdes Pintos de tétano en el río olimar donde los milicos pretendieron que no le hiciéramos el merecido homenaje con la bandera nacional.

La mujer, siempre estuvimos en la organización y lucha en todo momento cumpliendo varias tareas.

Ayudaba en los cortes de caña, en el sindicato, en la organización del campamento, limpiando el rancho, cuidando hijos.

La mujer cañera también pagó caro en condiciones infrahumanas en los cuarteles y las cárceles fuimos violentadas en nuestro pudor y en nuestra condición de mujer.

Que lástima que poco nos reconocen, quizás, porque no somos mujeres ilustres, fuimos y somos luchadoras que aprendimos a leer y escribir por la solidaridad de las compañeras en las cárceles.

El Bebe Sendic querido y respetado por todos nosotros se ganó el lugar trabajando a la par como cualquier trabajador, comiendo lo mismo que comíamos nosotros.

Enfrentó el poder de los patrones siempre en primera fila y fue enseñando con el ejemplo los principios fundamentales para lograr igualdad y justicia y siempre supo escuchar y resolver colectivamente.

Además de las plataformas laborales del sindicato se levantó la bandera de tierra para trabajar y se pidió las 30.000 hectáreas improductivas del latifundio de Silva y Rosas y Palma de Miranda.

Fue en un largo proceso de sacrificio y de lucha, con la participación de todos quienes sentían el sacrificio y el dolor de sus hermanos.

No fue antojo de pocos ni de algunos aventureros, fue la necesidad de pedir lo que correspondía para quienes son parte de la tierra y conocen el trabajo.

La tenencia de la misma es lo que se sigue discutiendo hasta nuestros días.

La consigna (por la tierra y con Sendic) marca la lucha política por la recuperación de las tierras improductivas que pasen a hacer de los que la trabajan con sus manos y la riegan con el sudor de su frente.

El compañero Sendic pagó caro el haber luchado por y con los más pobres, los más explotados, años de cárcel en condiciones infrahumanas.

En cambio sus pensamientos, sus ideas jamás cedieron al embate del enemigo.

Cuando en el entierro trasladábamos el cuerpo de nuestro líder derramamos lágrimas, se nos acrecentó la bronca, se nos apretó el corazón, nos tomábamos de las manos, nos mirábamos, nos preguntábamos ¿quien sería capaz de entregar su vida a cambio de nada, en los lugares que sigue existiendo la explotación y la pobreza?

Ese día parte de nuestro pueblo lo acompañó hasta su última morada.

Las torturas, el aislamiento, el terrorismo de Estado se llevó nuestro compañero, los mismos que hoy quieren justificar los tratos inhumanos y degradantes.

Sigue y seguirá siendo vigente la unidad del campo y la ciudad, de los obreros y estudiantes, de mujeres y hombres por una sociedad justa, solidaria y con igualdad de derechos.

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