«La verdad la queremos toda», discurso de Rocío Martinez – Acto Tupamaro

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Montevideo, 26 de abril de 2019

Buenas noches para todos y todas.

Hoy nos encontramos aquí, a 30 años de la desaparición física del compañero Raúl “Bebe” Sendic para homenajearlo recordando su vida, sus valores tupamaros, sus acciones y sus ideas.

Es difícil encontrar los adjetivos justos para describir al bebe, pero me atrevería a decir que fue un compañero que dedicó su vida a aportar a la construcción de una sociedad más justa, siempre con y para los de abajo, los más desposeídos. Y no desde un escritorio o dirigiendo desde una reunión, siempre con las patas en la tierra y el corazón en el pueblo. Su mente permanentemente pensando en cómo hacer para que todos y todas seamos cada día un poco más libres. Y todo eso siempre sin esperar nada a cambio para sí mismo.

Cuando yo nací el Bebe ya no estaba, lo que no me impidió conocerlo, ya que él y sus historias quedaron grabadas en todos aquellos y aquellas que lo conocieron. Crecí escuchando sus historias, primero en las voces de mi familia y luego en la de tantos compañeros y compañeras que me han dejado claro que Raúl fue un imprescindible.

En esto de mis primeros acercamientos a la vida del Bebe quiero traer una anécdota personal cortita, pero que hace a la cuestión. Recuerdo encuentros familiares cuando era una niña, en los que mi madre y mi tío nos contaban como cuando eran gurises se desviaban del camino a buscar agua en la canilla del barrio para mezclarse en los campamentos de los peludos en “Lo del Hermida” decían, en el Cerro. Allí jugaban, los peludos los contaban historias y también les compartían de sus ollas. Algunas cosas no las agarrábamos, pero si entendimos así que era la solidaridad y la humildad. Pues esta anécdota es justamente eso, humildad y solidaridad hechos acción, solidaridad entre los hermanos de clase.

Y lo remarco porque dentro de las cosas a destacar de la vida del bebe es su coherencia entre la teoría y la práctica, su gigante habilidad para poner en acción todo aquello que se dice.

En palabras del Ruso “Raúl antes que nada, fue un evangelizador que pregonaba con un ejemplo de integridad, de honestidad, de austeridad. Y son esos los elementos que la gente observa junto a la transparencia que tenía en la mirada y ese coraje, que de alguna manera queda expresado cuando, rodeado por la represión que lo intima a entregarse, pistola en mano, responde con un grito YO SOY RUFO Y NO ME ENTREGO”

Medio al pasar cuando arranqué mencioné como una cualidad del bebe, los valores tupamaros, y no fue inocente. Hoy los hacemos persona en la imagen del rufo pero estos valores han sido y son una construcción colectiva de muchísimas personas que también a diario han dejado y dejan la vida en nombre de la Liberación Nacional y el Socialismo. Muchos de ellos y ellas aquí presentes, porque si hay algo que tiene nuestra organización es la historia viva más viva que nunca.

Todas y todos somos responsables y tenemos la obligación de hacer que estos valores sean la columna vertebral de nuestras prácticas. La honestidad, la integridad, el coraje, la humildad, la austeridad, la crítica y la autocrítica, la ternura, la solidaridad. Es nuestro desafío poner en acciones estas cualidades, como lo pudieron hacer, por ello no puedo dejar de reconocerlos, las compañeras y los compañeros de Gurises MPP y todos aquellos y aquellas que se arrimaron a dar una mano de forma desinteresada en la preparación de exámenes de educación media, por el simple hecho de considerarlo justo. Esta es la creatividad que necesitamos para resolver los problemas que visualizamos y seguir mirando hacia adelante.

Insisto con esta experiencia porque en ella también se ve reflejado el pensamiento del Bebe en el entendido que quienes se arrimaron, comprendieron la responsabilidad que conlleva poseer un conocimiento y utilizarlo entonces con un sentido justo, con un sentido liberador.

En este encuentro me gustaría que pudiéramos recordar a las muchachas de abril. Laura, Diana y Silvia, tres compañeras tupamaras que tenían entre 19 y 22 años cuando fueron acribilladas a balazos, mientras dormían, por parte del régimen cívico-militar. Y dejar claro esto último, porque si bien quienes apretaron el gatillo fueron militares, tenían atrás un aparato político y económico que los sostenía.

Fueron asesinadas por estar convencidas de que otra sociedad era posible, fueron asesinadas por ser revolucionarias.

Los responsables de su muerte y de la de tantos otros compañeros y compañeras y civiles también, siguen aún impunes y libres, otros muertos ya, y no solo los altos mandos de los aparatos represivos, sino también una parte importante de los partidos tradicionales, blancos y colorados, que actuaron y fueron responsables en su momento de los horrores que vivió la sociedad en el pasado reciente. Algunos de estos actores políticos que estaban detrás de esta época oscura hoy resurgen en la esfera pública hasta como candidatos presidenciales, como es el caso de Julio María Sanguinetti, haciéndonos el verso de que con ellos viviremos mejor. Fueron responsables también los grandes medios de comunicación que históricamente y no son la excepción en la actualidad han estado al servicio de los poderosos, no quiero olvidarme de las cámaras empresariales y la asociación rural. Y por supuesto el departamento de estado de los EEUU y su embajada en nuestro país, al servicio de los que siempre han estado los antes mencionados.

Todo esto lo menciono para recordar que los tupamaros y las tupamaras hemos pedido siempre la verdad ante todo, asumiendo nuestra cuota de responsabilidad con el pasado reciente, pero exigiendo también la verdad a los violadores de los derechos humanos. La consigna ha sido y es NO HACER TRAMPAS, LA VERDAD LA QUEREMOS TODA.

Viniendo a estos días y pensando en las elecciones que se nos vienen el MLN entiende sin dar vueltas que tenemos que pelear para que le frente amplio gane el cuarto gobierno. Y plantear esto no nos hace menos revolucionarios por el contrario, es nuestra responsabilidad hablar claramente y sin cortapisas. Y esto de ganar el gobierno no es por el gobierno en si mismo sino por las repercusiones que tendrá en el pueblo no hacerlo.

Basta que miremos a nuestros vecinos Argentina y Brasil, en los que ni bien volvió la derecha al gobierno, lo primero que hizo fue recortar los derechos de las y los trabajadores, haciéndolo retroceder a la década de los 90, e incluso matando militantes sociales.

Es innegable que si bien aún falta mucho por hacer, las condiciones de vida de las y los uruguayos ha mejorado, principalmente en el acceso a los derechos básicos para los postergados de siempre. Tenemos que poner todo para que no nos arrebaten lo conseguido y pelear para lograr lo que falta aun. Hasta que todos tengamos una vida digna, no una vida de lujos, una vida digna.

Aun nos falta garantizar una vivienda de calidad para todos, a los jóvenes nos cuesta mucho lograrlo con los trabajos precarizados a los que accedemos. Debemos levantar esta bandera y buscarle la vuelta para conseguirlo.

Tiene que estar claro que en estas elecciones se juegan dos modelos de país. Uno del y para el pueblo y otro contra el.

Y hago aquí un paréntesis para aclarar que cuando hablamos de pueblo nos referimos no solo a los trabajadores sino también a los mal llamados marginados, a todos los segmentos sociales no solo explotados sino sometidos ya sea por ser: mujeres, jóvenes, jubilados; a todos aquellos y aquellas cuyos intereses se enfrentan a los intereses de los imperios. Y también a los migrantes. Nos quieren hacer creer que hay ciudadanos clase A y clase B, y no podemos permitirlo. No podemos dejar que logren enfrentarnos. Seamos solidarios, sintamos el dolor de tener que dejar nuestras raíces persiguiendo el sueño de tener una vida mejor. No los dejemos solos.

Ahora bien, si a fin de este año nos toca perder las elecciones, esas derrotas circunstanciales de las que hablaba el bebe, vamos a seguir luchando siempre por los proyectos colectivos y es por ello que se hace necesario e imperante, fomentar, fortalecer y generar organización.

En esta Etapa histórica en la que nos encontramos todos y todas somos imprescindibles. Todos los proyectos de organización popular que apunten a una sociedad más justa, por más que no compartamos alguna consigna, son fundamentales y debemos poder ayudar a la articulación entre ellas, cuidarlas y aportar por poco que sea lo que tengamos. Debemos tener cuidado de no ningunear a ninguna organización que persiga estos fines, nosotros no somos vanguardia, acompañamos los procesos del pueblo. Todo esto, porque seguimos creyendo en un Frente Grande que nos encuentre a todos y todas luchando codo a codo.

Es tarea cuidar la unidad de la izquierda, entendiendo que tanto el MPP como el FA sea lo que a nuestro juicio creemos debe ser, o que sea otra cosa, depende del devenir histórico, pero también de nosotros mismos, de lo que hagamos y lo que no.

Y si hay algo que tenemos para trasmitir en este proceso, y es una de nuestras principales virtudes es la lealtad ante todo, tanto en las discrepancias como en los acuerdos.

Asumamos la responsabilidad de ayudar a las compañeras y compañeros a no desviarse del camino, siempre que nos demos cuenta marquemos a la interna aquellas cosas que no nos permiten avanzar y ponen en peligro el proyecto colectivo. Evitemos las guerras de poder interno que pueda haber, somos seres humanos y nos equivocamos, entendiendo que las cuestiones internas cuando no son pensando en el colectivo nos apartan del verdadero debate que debemos dar. Estos problemas imposibilitan, a la corta y a la larga uno de los objetivos principales para esta etapa, el de generar la organización de la fuerza motriz de la revolución históricamente posible.

En el MLN-T entendemos como central la necesidad de que la lucha sea continental. No opinamos sobre los procesos de los pueblos hermanos porque respetamos la autodeterminación de los pueblos. Lo que si estamos totalmente en contra de las intromisiones imperialistas en la región y el mundo. Esos imperios que se disfrazan de países y de organismos internacionales entre otros, operando en los territorios con su histórico aliado, los grandes medios de comunicación, dejando muerte y desesperanza.

Ya para ir finalizando quiero dejar el mensaje de que las y los jóvenes del MLN estamos comprometidos con la construcción de una sociedad más justa, que no pedimos nada para nosotros mismos y que cuando traemos un tema de discusión una y otra vez es para intentar complejizar los análisis y brindar nuevos elementos a la construcción colectiva. Y no solos nosotros, sino todos los tupamaros y tupamaras que andan construyendo poder popular por donde pisan. Porque ser un tupamaro no implica pertenecer al MLN-T, sino dejar la vida por sueños colectivos guiados siempre por los valores ideológicos básicos.

Seguiremos luchando por una sociedad sin niños y niñas hambrientas, sin hombres y mujeres explotados, donde para todos haya pan y rosas. Porque en definitiva “Al final como al principio todo es plan y fantasía”.

Habrá patria para todos y todas, compañeros y compañeras.

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