Enrique Amestoy
Fundada en 1987 por el ex ingeniero militar Ren Zhengfei y dedicada a la venta de centrales telefónicas, Huaweii juega hoy día en el top cinco de empresas fabricantes de teléfonos inteligentes a nivel mundial. El nombre Huawei se podría traducir como «acto magnífico» o «acto espléndido» Statista informó que a diciembre 2018 Huawei avanzó sobre Apple y se coloca mas cerca de Samsung, lider del segmento a nivel global. Samsung lidera con un 18.9%, seguido por Huawei con el 13.4%, Apple con un 11.8% del mercado para completar el top cinco con dos firmas también chinas: Xiaomi y OVO o VIVO (según sea la empresa que genere estadísticas). No es menos importante analizar la caída del conglomerado surcoreano: en 2012 se estimaba que Samsung lideraba el mercado de teléfonos inteligentes con el 30.3% contra el 18.7% de Apple. Eran seguidos en tercer lugar por Huaweii con un 4%.
Huawei tiene presencia comercial en mas de 70 países, una facturación anual de 13 mil millones de dólares y una plantilla que supera los 70.000 empleados. La firma señala que es una empresa propiedad de los empleados. Se señala que el 98,99% de la compañía se encuentra en manos del 61% de los trabajadores, de nacionalidad china, organizados en «comités sindicales». Los trabajadores reciben sus acciones cuando entran a trabajar. Las acciones no se compran ni venden y la empresa las recompra cuando termina la relación laboral. Se indica que el 1,01% de acciones estarían en manos de Zhengfei.
Huawei tiene contrato de implementaciones de redes 3G, 4G y 5G en mas de 50 países. A finales de abril tuvo el visto bueno de Theresa May para la construcción de parte de las redes 5G en Gran Bretaña. La canciller alemana, Angela Merkel, ha expresado que se opone a excluir a Huawei o a cualquier otra compañía del desarrollo de la red móvil 5G alemana solo porque proviene de un determinado país.
Países como España, Alemania, Francia o Canadá ya han firmado acuerdos con Huawei para la instalación de antenas 5G. En America Latina tanto Cuba como Venezuela basan sus redes y puntos de acceso de internet de 3G y 4G en tecnología de Huawei. La mayoría de los países de nuestro continente tienen algún tipo de acuerdo en materia de infraestructura tecnológica con la empresa china.
El primer país del mundo en ofrecer servicios de internet 5G ha sido Corea del Sur en el mes de abril. Se señala que entre las tres firmas de telefonía (SK Telecom, KT Corporation, LG U Plus) han desplegado cerca de 90.000 radiobases con la nueva tecnología. Pese a varios desmentidos, hay quienes señalan que se ha utilizado tecnología Huawei de la mano de terceros proveedores de tecnología en oriente.
¿El “problema” comenzó con Trump?
El veto impuesto por Donald Trump a la firma Huawei se concreta imponiendo la restricción a la firma Google de brindar actualizaciones de los sistemas operativos Android utilizado por sus móviles y tabletas. Suena extraño ver como el imperio del norte pone a una de sus principales firmas de espionaje, Google, como herramienta contra el supuesto espionaje del gigante chino a favor del gobierno de Pekin. Continuó con la ruptura con empresas como Intel, Qualcomm, Broadcom, Xilinx y ARM.
Importante es recordar el plan PRISM denunciado por el ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en ingles) Edward Snowden en el año 2013. En aquel momento se señalaba que desde su creación en el 2007, PRISM contaba con el aporte de información de Microsoft, Google, Yahoo, Facebook, AOL y Apple.
En 2003 Cisco (una de las mas importantes empresas de telecomunicaciones norteamericana) denunció a Huawei por supuesto robo de patentes. Como generalmente sucede en este tipo de litigio, éste se arregló con dinero, quita de determinado software de algunos routers por parte de Huawei y con el levantamiento de la demanda de Cisco. En ningún caso se pudo determinar si denunciante o denunciado tenían razón.
Por otro lado y en el mismo año se difundió la existencia de un documento de 12.000 páginas elaborado por Naciones Unidas en el que se señalaba a Huawei como una de las empresas que vendían tecnología militar de la ONU a Sadam Hussein en Irak. Probablemente el informe sea tan veraz como el que indicaba la existencia de armas químicas también en Irak.
En 2006 el Partido Conservador Británico alertó sobre el supuesto peligro de permitir a Huawei comprar la firma británica de telecomunicaciones Marconi. Luego en 2009 el Comité de Inteligencia Conjunta del Gobierno Británico señaló a Huawei como «una potencial amenaza para la seguridad nacional». La preocupación se hizo extensiva a aliados de la Commonwealth como Australia, Canadá, Nueva Zelanda e India, quienes comenzaron a desarrollar legislación y vetos para poner límites a la implantación de Huawei tanto como comprador de firmas de telecomunicaciones así como proveedor de hardware e infraestructura tecnológica en ámbitos sensibles para la Defensa Nacional, como pueden ser redes militares, routers y demás equipos de infraestructura en ámbitos definidos como críticos en materia de Seguridad de Estado.
A finales del 2011 Barack Obama hacía uso de poderes asignados al Presidente desde la Guerra Fria para obligar a las firmas de telecomunicaciones norteamericanas a entregar información confidencial. La idea de Obama era poder detectar espionaje chino. El propio Comité de Inteligencia del Congreso abrió una investigación. A diferencia del Reino Unido, en el Congreso Norteamericano fueron ambos partidos quienes participaron con la intención de investigar. Se concluyó, un año después, con un señalamiento de que Huaweii y ZTE (otro gigante chino en el campo de las telecomunicaciones) eran una “amenaza para la seguridad nacional”.
Huawei comienza entonces a ser excluido de concursos públicos para redes de telecomunicaciones norteamericanas, especialmente las calificadas como críticas. De todas formas Huaweii pudo continuar vendiendo servicios e infraestructura en diferentes ámbitos como universidades, hospitales, grandes compañias privadas entre otras.
La Casa Blanca revisó el informe del Congreso y llegó a la conclusión de que no había evidencias del espionaje de Huawei. De todas formas, como cuando debieron reconocer la inexistencia de armas químicas en Irak, el gobierno mantuvo la idea de que Huawei era un potencial problema de “seguridad nacional” para los Estados Unidos.
En términos algo mas técnico debemos decir que no existen pruebas que demuestren el espionaje de Huawei o que Huawei instale puertas traseras en sus equipos que permitan el acceso del gobierno de Pekín a información reservada de otros países.
Administración Trump vs Huaweii
En enero de 2018, se conoció un documento del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos que pedía que la administración pública construyese y gestionase las redes 5G del país. Justificaban su planteo por el dominio chino del mercado de procesadores y antenas para el despliegue de la tecnología 5G, un liderazgo que suponía una amenaza de seguridad para los Estados Unidos.
Recordemos que Huawei es la firma que lidera en investigación, avance y despliegue de tecnología 5G, la que sustituirá las actuales tecnologías de comunicaciones por su baja latencia, capacidad de conectar miles de dispositivos, el “internet de las cosas” (IOT por sus siglas en ingles) con menos recursos y multiplicar la velocidad que hoy conocemos.
En la guerra “Trump vs Huaweii” hay quienes sostienen que el detonador del pedido de Washington al gobierno canadiense de prisión y extradición de la hija del dueño de Huawei Meng Wanzhou a fines de 2018, tuvo como motivo fundamental la negativa del gigante chino a una solicitud de colaborar y ceder sus avances tecnológicos en materia de 5G a firmas norteamericanas. El 2019 comenzó con el arresto en Polonia del director de ventas de Huawei, Wang Weijing. Se lo acusó de supuesto espionaje. En enero en Las Vegas, con motivos de la celebración de la feria tecnológica mas grande del mundo, la CES 2019, el FBI montaba operativos de cara a espiar a directivos de Huawei. El resultado fue mas de 10 cargos contra Huawei por supuestas infracciones en secretos comerciales e industriales, fraude bancario, entre otros.
Es interesante en este momento analizar la posición de la Unión Europea respecto a esta disputa. Es que si se lograra dejar fuera de la cancha a Huawei en el avance del 5G serían las europeas Nokia y Ericsson las únicas firmas que, al día de hoy, detentarían el control de dicha tecnología. Vemos a Europa por acción pero sobre todo por omisión, colocada en una posición a favor de las demencias de los jefes de turno en Washington. En este caso claramente se ve una defensa de lo que creemos es esencial en todo este ruido Huawei-China-Google-EEUU: la dominación en el plano tecnológico y comercial. El capitalismo puro y duro beneficiaría a la Unión Europea si es que se logra debilitar a Huawei y sin dudas con el control de la tecnología se logra el control, de facto y en la mayoría de los casos invisible, del mundo entero.
«Cualquier cortina de hierro digital (la generada por Estados Unidos sobre Huawei por motivos económicos y políticos) solo puede ser perjudicial para el desarrollo de América Latina», alerta Martín Hilbert, profesor de la Universidad de California-Davis y gurú en temas de BigData en entrevista concedida a BBC.
Hasta aquí las cosas
Es innegable que a lo largo de la historia, en situaciones en que un país quiere o entra en guerra con otro lo primero que debe “desconectar” es la infraestructura. Tradicionalmente se ha hecho sobre puentes, plantas termonucleares, represas, carreteras o aeropuertos. Las bombas han jugado su rol preponderante. Sin embargo en estos momentos la utilización de aviones o tanques parecería innecesaria: basta lograr hacerse con el interruptor para apagar tecnológicamente a un país. O controlar a la empresa que detenta el tope de la tecnología para evitar su avance o incluso hacerlo retroceder.
Recordemos el icónico ciberataque (atribuído de forma no oficial a agencias norteamericanas y con el apoyo “pasivo” de Microsoft) al sistema de centrifugadoras de uranio en Irán con el virus StuxNet que – según información del gobierno de Teherán – hizo retroceder al menos en diez años a Irán en sus desarrollos con energía atómica. Para investigadores, expertos en seguridad, docentes y hackers del mundo entero, Stuxtnet en enero del 2010 ha pasado a ser un punto de inflexión y de referencia en materia de la importancia geopolítica y estratégica que implica el control de la tecnología.
Los Estados Unidos se encuentran claramente en guerra contra China por detentar el control de la tecnología de punta que hoy es propiedad del gigante chino Huawei.
Trump teme que las antenas de 5G de Huawei le ofrezcan a China una inmejorable oportunidad para atacar infraestructuras críticas o comprometer el intercambio de inteligencia con sus aliados clave. En estos momentos se ocupa de intentar convencer a sus aliados de este supuesto peligro.
Claro está que Trump también debe ocuparse de su muro con Mexico, de la Helms Burton contra Cuba mas reforzar el bloqueo (acaban de anunciar la prohibición a sus ciudadanos de viajar en cruceros a la mayor de las Antillas) e intentar justificar por todos los medios el bloqueo e intervención militar en Venezuela. Como si fuera poco, Washington acaba de anunciar que en cada solicitud de visa turista parar ingresar a los Estados Unidos se deberá aportar datos de usuarios en las redes sociales, teléfonos y direcciones de correo electrónico utilizados en los últimos cinco años entre tantos otros requisitos.
No se han visto señales de preocupación, respuesta o rechazo al sur del Rio Bravo a esta nueva bravuconada imperialista del gobierno de Washington. Las pruebas o primeras implementaciones realizadas en Latinoamérica han sido con tecnología europea o norteamericana. En Uruguay ha sido Nokia quien proporcione la tecnología, en Chile y Argentina las pruebas se hicieron con Nokia y con Ericsson, Mexico ha señalado que seguramente utilizará tecnología de la norteamericana Qualcomm. Brasil ha avanzado con tecnología de Ericsson y Qualcomm.
¿Simplemente no hemos visto expresiones de rechazo porque vamos de la mano de empresas que responden a Washington o a alguno de sus aliados? ¿Es que el avance hacia la derecha de nuestros gobiernos nos ha llevando a alianzas no escritas contra China? ¿Es acaso solamente una “cosa de técnicos” como la elección de la norma europea o japonesa para la TV digital? ¿Es que no se logra ver que la lucha por el dominio de la tecnología es la lucha por el dominio del mundo?
Siempre parece haber un “mejor momento” para tomar decisiones que puedan mover el eje en el escenario multipolar en que vivimos. Tal vez estemos viviendo ese momento. La cosa viene linda, dijo un colega hace algunos días. Y lo comparto: estamos ante un escenario jamás visto que seguramente será estudiado por futuras generaciones como el momento en que las guerras mundiales se mudaron al escenario tecnológico.