Juan Caggiani
El mejor homenaje que podemos hacerle a José Gervasio Artigas en conmemoración de su nacimiento hace ya 255 años es el de reconocerlo como Comandante y Jefe de las/os Orientales a partir del enaltecimiento del resto de su equipo de comandancia.
Durante estos 255 años de historia, en estas tierras a Artigas se lo denominó primero Jefe de los Orientales, luego gaucho ladrón y contrabandista, bandido incorregible, origen de todos los desastres, patriarca de los caudillos del despotismo y la barbarie… Para resignificar después su imagen como única figura por encima de las divisas (blanca y colorada) que habían aportado con su pellejo a una guerra fratricida.
Elegir mostrar solamente a una personalidad de una determinada época es un recurso didáctico para enseñar sus acciones producto de su entorno, el contexto en las cuales se llevaron a cabo, ver aspectos relacionales y de las sensibilidades; en definitiva, contextualizar a partir de alguien. Es una de las formas de transmitir los cambios epocales, las coyunturas y su historicidad.
Pero es difícil imaginar cualquier periodo histórico de la humanidad en el cual una sola persona haya podido lograr transformaciones sociales. Y enseñar la historia a través de personalidades es una opción que reafirma la idea que son las personas y no las sociedades las que realizan los cambios sociales.
El desafío quizás sea transformar esas personalidades en sujetos sociales, asumirlos como seres no aislados, ponerlos en diálogo con otros. Por eso, este 19 de junio queremos seguir reivindicando al cumpleañero, pero a través de su equipo de comandantes.
El Negro Ansina (poeta, escritor y músico cuyo nombre se sospecha fue Joaquin Lencina), tenía una trayectoria de sublevaciones en la Banda Oriental, razón por la cual es encarcelado y puesto en un barco rumbo a Rio de Janeiro. Y estando en esa zona del Imperio de Portugal vuelve a sublevarse, a ser atrapado y enviado hacia la zona del Mato Grosso y vendido a un criollo de la Banda Oriental llamado José Gervasio Artigas.
Melchora Cuenca, de origen guaraní y reconocida por su calidad de lancera en las batallas de independencia de la Banda Oriental del Imperio Español primero y del centralismo porteño de Buenos Aires después. Junto con quien criaron un hijo al cual llamaron Andrés Guacurari y que fue reconocido por su capacidad de vinculación con los pueblos originarios de la zona de las Misiones.
Se puede apreciar mejor entonces que Artigas no fue el único hombre que hizo posible las transformaciones sociales en estas tierras que dieron origen a un nuevo periodo histórico, en el cual sus habitantes tomaron en sus manos el desafío de construir su propia historia, haciéndose dueños de ella. Se evidencia también que no fueron todos hombres, blancos y de descendencia Europea.
Fueron hombres, mujeres, pueblos de diversos orígenes: América, África y Europa quienes decidieron sentar las bases para que las futuras generaciones tuviésemos mayor independencia en nuestras decisiones, planteando incluso la autonomía de nuestra soberanía.
Esto se aprecia claramente en las Instrucciones del 13 de abril de 1813, en donde se señala:
«Art. 4 – Como el objeto y fin del Gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos y de los Pueblos, cada Provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del Gobierno Supremo de la Nación.
Art. 18 – El despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas constitucionales que aseguren inviolable la soberanía de los Pueblos.
Art. 20 – La constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana y que asegure a cada una de ellas de las violencias domésticas, usurpación de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía, que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y así mismo prestaría toda su atención, honor, fidelidad y religiosidad, a todo cuanto crea, o juzgue, necesario para preservar a esta Provincia las ventajas de la libertad, y mantener un gobierno libre, de piedad, justicia, moderación e industria (…).»
Así como también se lo ve reflejado en el Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de su Campaña y Seguridad de sus Hacendados del 10 de setiembre de 1815, en donde se expresa quiénes son los sujetos para los cuales se deberán dirigir todos los esfuerzos revolucionarios:
“Art. 6. Por ahora el señor alcalde provincial y demás subalternos se dedicarán a fomentar con brazos útiles la población de la campaña. Para ello revisará cada uno, en sus respectivas jurisdicciones, los terrenos disponibles; y los sujetos dignos de esta gracia con prevención que los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia, si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad, y a la de la provincia.
Art. 7. Serán también agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos. Serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros, y estos a cualquier extranjero.”
Reivindicar a Artigas en el siglo XXI es reivindicar el mismo proyecto de liberación de diversas naciones, que habitaron la Banda Oriental (que se extiende más allá de los límites político-administrativos actuales de la República Oriental del Uruguay) y que cuando se lo apropiaron como patrimonio exclusivo de unos pocos los más infelices dejaron de ser los más privilegiados.
Así que al Comandante y su equipo de comandancia, salú.