Rodrigo Barbano
Amazon es una empresa multinacional dedicada a áreas tan dispares como la venta online de todo tipo de productos como electrónicos y libros (rubro con la cual inició sus actividades en 1994), hasta servicios de video online (con el cual compite con Netflix), cadenas de supermercados de comida saludable (Whole Foods), servicios de deliveries o inteligencia artificial. Es una de las 4 compañías de tecnología más importantes del mundo, completado por Google, Facebook y Apple.
No obstante ser el segundo empleador más grande de Estados Unidos y contar con una inmensa planilla de trabajadores directos, que ascendía a 647,500 personas en 2018, los intentos de sindicalización de sus obreros en el país del norte han naufragado contínuamente. Uno de los motivos es su política sistemática y agresiva de antisindicalización, como puede verse en un video filtrado de entrenamiento para los cargos de supervisores de sus filiales.
En el video, presentado como una animación en la que un narrador vestido de trabajador en una de las empresas de empaque de Amazon, se van abordando todas las herramientas necesarias para lograr “enfrentar exitosamente” los intentos de sindicalización que puedan aparecer en cada lugar de trabajo, es decir, mecanismos para reprimirlos, evitarlos o denunciarlos a las autoridades correspondientes (desde áreas de recursos humanos hasta gerentes).
En los primeros minutos del instructivo (de una duración de 45 minutos), la empresa aclara que no está en contra de los sindicatos (sin dudas una declaración necesaria para no exponerse a demandas en Estados Unidos) pero tampoco que se mantiene neutral ante la organización sindical, la cual considera perjudicial para la empresa, sus accionistas y los consumidores finales. Continúa aclarando por si hubieran dudas, que considera la sindicalización como un peligro para la estabilidad laboral de los empleados y prefieren que los trabajadores lleven sus preocupaciones a sus jefes en forma individual.
Si esto fuera poco, a medida que se desarrolla el video, lo descarnado del entrenamiento antisindical va quedando al descubierto. En la cuarta sección se abordan los mecanismos para detectar ‘señales de alerta’ de sindicalización, las cuales deben ser inmediatamente comunicadas a los superiores. Dentro de estas señales están el detectar que los trabajadores comienzan a incorporar a su lenguaje términos como jornal, contrato, salario mínimo, encontrar afiches referidos a temas laborales o avistar referentes sindicales en o cerca de la empresa. Otras señales de alerta que la compañía propone son trabajadores que comienzan a hablar entre ellos y antes no lo hacían, grupos de trabajadores que se dispersan cuando llega un supervisor o el incremento de la negatividad y rebeldía de parte de los trabajadores, así como el repentino interés que puedan demostrar por la política.
Reafirmando la naturaleza didáctica del video, luego se presentan 10 situaciones laborales hipotéticas las cuales se dividen en ‘interacción inocente entre trabajadores’ o ‘señales de alerta de sindicalización’. Obreros charlando después de su turno de trabajo o quejándose por sus condiciones laborales entran en la última categoría. En la tarea antisindical encargada a los supervisores también se aclara que cosas se pasan de la raya legal, como espiar, amenazar, interrogar o sobornar a los trabajadores.
Aunque no debe asombrarnos las técnicas empleadas por estas multinacionales, no es frecuente que este tipo de materiales de descarnada franqueza trasciendan las puertas de estas organizaciones. Cabe aclarar que este tipo de tácticas no se limita a las compañías que son filiales directas Amazon, si no que permean a todas las que conforman el ecosistema de la empresa, como distribuidoras y call centers. Algunas de estas empresas que podrían llamarse periféricas funcionan en Uruguay, como Alorica Uruguay, que si bien es una multinacional en sí misma, es en la cual Amazon terceriza su servicio de call center para países como España, Estados Unidos, México y Brasil, y es para Amazon que trabaja la mayoría de su planilla. Esta empresa, que funciona en la zona franca Aguada Park, empleaba unas 800 personas en el año 2018, en su amplia mayoría jóvenes entre 18 y 25 años de edad en su primera experiencia laboral, fue noticia a fines del año pasado, cuando debido cambios de gestión en Amazon, despidieron a 24 trabajadores. En el conflicto desatado por los despidos, que casualmente llegaron luego de una fuerte sindicalización de su plantilla, la gerencia de recursos humanos de la empresa se apresuró a aclarar que los despidos se decidieron exclusivamente al evaluar «métricas, presentismo, sanciones y comportamiento a los 640 agentes que trabajan dentro del proyecto Amazon», al tiempo que rechazaron las acusaciones de malas condiciones de trabajo que FUECYS realizó ante la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Representantes. Ese proceso luego de la sindicalización, culminó con un saldo de más de 120 trabajadores despedidos.
Además de la condena ética que despierta encontrarnos con este tipo de ‘materiales didácticos’, sería razonable analizar si esta pieza de prédica anti sindical, creada para caminar en la línea roja de lo legal e ilegal bajo las leyes laborales estadounidenses, no son violatorias de las nuestras, ya que esta y otras empresas periféricas, a pesar de funcionar en zonas francas, y muchas veces ser consideradas como el patio trasero de bajos impuestos, desregulación y deslocalización de las multinacionales, están en Uruguay.
Al margen de esto, también es importante que este tipo de técnicas antisindicales de aplicación mundial, sean conocidas y enfrentadas por los trabajadores, también de forma global. El trabajo del futuro ya está en el presente, y es un presente en el que estas empresas montadas a caballo de la innovación en términos de explotación y las debilidades de los Estados nacionales deben ser enfrentadas por la acción organizada de los trabajadores y de los estados que pretender ser garantistas como el uruguayo.