Ricardo Pose
“El bondi como le dicen ahora al ómnibus (por suerte inventaron la palabra bondi) se detiene; entre los pasajeros suben algunos estudiantes; siempre los miro admirado porque de alguna manera son un reflejo de lo que alguna vez fui. Pero hoy tiene otra trascendencia; el boleto para estudiantes es gratuito, y ese boleto gratuito que los lleva de su casa a su centro de estudios, tiene impreso, un viaje de 51 años, más de medio siglo., en éste 14 de agosto”.
El 13 de junio de 1968 se habían decretado medidas prontas de seguridad, estado de excepción que se mantendría por meses.
En la madrugada del 9 de agosto, el ministro del Interior Eduardo Jiménez de Aréchaga ―bajo las órdenes del Presidente Colorado Jorge Pacheco Areco― ordenó el allanamiento de la Universidad de la República, las Facultades de Agronomía, Arquitectura, Psicología, Medicina y la Escuela Nacional de Bellas Artes con la excusa de que en esos lugares se depositaban armas y panfletos violatorios de las medidas prontas de seguridad vigentes. Cuando los estudiantes llegaron a clase se encontraron con el desorden y los destrozos provocados por los allanamientos.
El Consejo Directivo Central de la Universidad de la República denunció todos los destrozos producidos, la sustracción de material docente, de documentación y de todos los ficheros con los datos personales de los estudiantes. La indignación estudiantil estalló en forma de enfrentamientos diarios como consecuencia de la violación de la autonomía universitaria. Las movilizaciones se hicieron en forma a veces espontánea, en diversos lugares de la ciudad.
Al mediodía del 12 de agosto de 1968, un grupo de estudiantes de Odontología, Medicina, Enfermería y Veterinaria manifestaba desde la Facultad de Veterinaria ―situada en la calle entonces denominada Larrañaga―, rumbo a avenida Rivera. Esta «manifestación relámpago» fue interceptada por un vehículo policial con un oficial y tres agentes que se hicieron presentes. El oficial Enrique Tegiachi disparó sobre el grupo. Allí fue herido Líber Arce en la ingle izquierda, generándole una hemorragia.
Los policías encañonaron con sus revólveres a los estudiantes y les exigieron la presentación de sus documentos de identidad. De esta manera demoraron el traslado de Líber Arce a un centro asistencial. Finalmente lograron llegar al Hospital de Clínicas, donde a Líber Arce se le diagnosticó corte de la arteria femoral izquierda en la confluencia de la femoral superficial y profunda, en la región inguinal. La pérdida de sangre le produjo anemia, hipovolemia y sucesivos paros cardíacos a lo largo del día siguiente. A pesar de todo, los médicos lograron detener la hemorragia y se le practicó un injerto vascular para reparar la arteria seccionada por el disparo. Uno de esos médicos era el joven Marcos Carámbula, a la postre Intendente frenteamplista de Canelones.
Sin embargo, todos los esfuerzos resultaron en vano. Líber Arce falleció el 14 de agosto.
Líber Arce fue velado en el atrio de la Universidad de la República. Una multitud acompañó su cuerpo hasta el cementerio del Buceo, transformando el hecho en una manifestación popular contra la política del gobierno. Se estima que más de un cuarto de millón de personas concurrieron al entierro. Muchos comercios cerraron en señal de duelo y los ómnibus de la empresa de transporte de propiedad municipal AMDET colocaron cintas negras en sus parabrisas. Al pasar el cortejo por las iglesias, estas hicieron sonar sus campanas en señal de duelo.
El viernes 20 de septiembre de 1968, la policía volvió a reprimir otra manifestación de estudiantes contra la política de gobierno de Pacheco Areco, hiriendo a unos 40. Disparando andanadas de perdigones contra las ambulancias, mataron a Susana Pintos (27) y Hugo de los Santos.
Boleto Estudiantil.
En la larga lista de demandas estudiantiles, un boleto gratis era un factor fundamental para poder facilitar el acceso a la enseñanza secundaria y universitaria.
Sin embargo, esa reivindicación tan elemental, se mantuvo como un pendón contra todos los vientos que asolaron desde aquel 68, hasta el arribo, en el otro siglo, de los gobiernos progresistas.
“Tómala vos, dámela a mí, por el boleto estudiantil”, era una consigna voceada durante varias generaciones.
El reclamo ganó las calles en voces adolescentes nuevamente por 1983, y varios de nosotros nacimos a la lucha gremial, social y política en aquel maravilloso puesto de lucha que representaba la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES), organización de los estudiantes en aquel entonces de secundaria y bachillerato, como un apéndice de la ASCEEP FEUU.
No todo era un Boleto
Por supuesto que minimizar la rica historia del movimiento estudiantil y las organizaciones políticas de izquierda a la lucha por el boleto, seria en términos históricos una herejía.
Las Juventudes de izquierda, la UJS, la JSU, los de la FAU, el FER 68, los GAU los del PDC tenían fuerte incidencia en la organización gremial y al igual que la CNT de su momento, sus discusiones y definiciones abordaban demandas concretas como el boleto, pero también los caminos a recorrer en la lucha por una sociedad más justa.
Muchos de ellos, pagaron con su vida y su libertad, ser coherentes con aquellas definiciones.
En la vecina orilla, la bestial represión que se conoció como “la noche de los lápices”, dejó una huella imborrable.
Es cosa del otro siglo, pero hasta 1989 las manifestaciones estudiantiles en Uruguay eran tan reprimidas como las que podemos observar en el actual Chile que elogia Talvi.
Los músicos populares comprometidos con la suerte de su pueblo, dedicaron y crearon sendas canciones: “Que vivan los estudiantes” de Violeta Parra, “Vamos Estudiantes” de Daniel Viglietti,” “Los estudiantes” de Víctor Jara, etc.
Y toda esta comprimida historia, que merece agreguen protagonistas de todo ese más de medio siglo, repetimos viajan en este boleto gratuito.