Es muy interesante para los que usamos el lente marxista, la multiconflictividad del mismo incendio, por ello es de suponer que, en la complejidad, surgen elementos relevantes de todo tipo y a toda escala.
A escala local
Como se evidencia en el texto Los intereses económicos detrás de la destrucción de la Amazonía , el conflicto de la apropiación de la renta de la tierra sigue en plena vigencia.
Los campesinos y las empresas ganaderas van penetrando en nuevas tierras vírgenes de producción, incorporando un nuevo suelo a los suelos productivos, y una nueva “peor tierra” baja el escalón de renta, que paga cualquier productor. ¿quiénes son los que hacen esta tarea de generar un nuevo suelo para la producción? las ramas más atrasadas y empujadas a las peores tierras.
Posteriormente cuando logran ingresar al mercado y son presionados por nuevas demandas, pasan a ser desplazados nuevamente por un sector más avanzado y con capital, como es la soja, que aprovecha las facilidades de una renta menor y la apropiación de esa renta extra, mientras no se normalice la situación de mercado.
Este proceso no es lineal, se plaga de contradicciones y en la quema de la densa vegetación, campesinos, ganaderos y sojeros luchan por abrir nuevas tierras que permiten nuevas rentas. En el conflicto local son expulsados quienes habitan, quienes producen para sobrevivir, quienes no acceden al capital financiero y pierden competitividad con la inversión de capital fijo (tecnología).
A otras escalas ¿Qué rol juegan las ONG de Noruega o la ayuda del G7, los reclamos de Francia? Múltiples
Como demuestra el artículo mencionado, hay quienes pretenden lavar su imagen. Son los consumidores del producto obtenido en la desforestación, que no incluyen en el pago ni el costo ambiental ni social, y “mitigan” su responsabilidad.
Como la metafórica ayuda humanitaria después de un conflicto bélico. Los salmones de Noruega comían soja, y las «eficientes» ONG “frenaban” esa soja.
Otro afectado es quien compite a niveles de cuotas de mercado y acuerdos de aranceles entre bloques y países. Los reparos de Francia e Irlanda al acuerdo UE-Mercosur fueron cotidianos estos años, ¿pero los incendios les terminó de colmar la paciencia? No!! Fue una excelente oportunidad, -o excusa-. Casi que les faltó ir a quemar el amazonas a ellos, en primera persona.
Súmense a todo esto los multinacionales frigoríficos brasileros compitiendo a nivel mundial, ventajistas que viven de conflicto en conflicto, corriendo detrás de la última habilitación exigida. Ellos tienen sus propios intereses, sus propios productores, y la disposición para competir por esa ganancia extra, y por esa renta superior que tienen los que acceden a menores costos iniciales. Nada nuevo.
La geopolítica y las imágenes satelitales: La soberanía y la política en la mira
Por último, pero no por ello menos importante, hay batallas geopolíticas que nunca descansan y encuentran en ciertos puntos, la oportunidad de conseguir alguna ventaja.
La conmoción mundial que causaron las agencias de comunicación y las plataformas empresariales como Twitter y Facebook facilitando la histeria y posterior sublimación colectiva, tuvieron múltiples resultados. Si hay algo que siempre se trabaja desde los centros de poder, es la incapacidad de los latinoamericanos para administrar su biodiversidad y por ende sus riquezas. No es la primera vez que se señala públicamente a Brasil, o a cualquier Estado con territorio sobre el Amazonas, la incapacidad para velar por su cuidado. No es la primera vez que las intenciones más depredadoras de recursos naturales nos plantean que la Amazonía es propiedad global. Como siempre y para no perder la costumbre, cuestionan la soberanía de los Estados Latinoamericanos sobre sus territorios.
¿Esto quiere decir que Bolsonaro no es un aliado de EEUU y los poderes fácticos globales? no, pero hay objetivos que no se pierden y oportunidades que no se desaprovechan.
La NASA viene facilitando las imágenes satelitales de incendios, hace muchos años. No de otras actividades económicas como la minería, la soja u otras ramas de mayor pujanza económica y tecnológica. No es por falta de tecnología para hacerlo. Como los “culpables” del avance del desierto de Sahara, acá también lo son los campesinos y las ramas más atrasadas. Téngase presente que no es la primera quema monitoreada y difundida.
La tasa de ganancia y la apropiación de la renta, termina acaparada por los grupos capitalistas que manejan la tecnología de punta, y la especulación de los rentistas, hoy capital financiero; pero los culpables del destrozo, no son los que ganan sino lo que hacen el peor trabajo. Los que salen en la foto satelital.
Una aclaración: Esto no quiere decir que Bolsonaro esté defendiendo su soberanía. Él está defendiendo intereses puntuales de un sector aliado y colaborador activo de su gobierno, escondido atrás de un falso nacionalismo, y ofreciéndose de títere de varios titireteros. No tiene interés en distribuir el capital generado y, como ha demostrado, el Estado ni va a participar del reparto de esa renta y ganancia, ni va a permitir que los trabajadores lo hagan tampoco. El Estado Brasilero facilitará la utilización de estos recursos en pos de la ganancia de rentistas, de «la bancada ruralista» y sectores financieros, una política bastante poco soberana. De lo único que participarán los trabajadores es de las consecuencias sociales y ambientales, así como geopolíticas.
El segundo interés geopolítico en unas de las regiones en disputa, es una brutal campaña de sensibilización visual e inducción a la indignación, que queda al pasar en los subconscientes del mundo conectado, entre tanto humo, fotos y hashtags.
La responsabilidad del desastre fotografiable será en Latinoamérica de «la política», la culpa es del humano, de tu individual patrón de consumo, de los que comen carne, de los frágiles Estados Latinoamericanos. Que valga la desgracia, son los mismos Estados que llegaron tarde al reparto de la cuota de contaminación permitida, pues otros ya se gastaron la chance de contaminar por todos y no permiten que nadie los imite.
Nunca la responsabilidad de estos eventos de shock mediático, es de quien contamina más realmente, ni de los que se reparten responsabilidades y cuotas de contaminación en cumbres, ni del banco que financia al sojero, ni las industrias mineras de propiedad canadiense, ni del mundo industrializado.
A lo sumo dejarán que el títere local termine en la hoguera, después de hacer el trabajo sucio, pero no van a estar en los hashtag, ni el dueño del patio trasero, ni el capitalismo como tal.