NO A LA REFORMA, tampoco al determinismo

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@mateamargouy

Gustavo Nieto

El próximo 27 de octubre l@s uruguay@s tendremos que decidir -además de nuestros candidatos a la presidencia y al parlamento- si apoyar o no una reforma constitucional que propone, entre otras cosas, encomendarle la seguridad interna a una fuerza especial” de carácter militar. El rechazo a dicha reforma es absoluto, y no podría serlo de otra manera. Ahora bien, ¿por qué rechazamos profundamente esta reforma? ¿Es ésta una decisión tan simple como para caer en el nefasto determinismo de militar = malo”?

Creemos que el rechazo a esta reforma debe sentar sus bases tanto en nuestra propia historia como en los resultados recientes que iniciativas similares han dejado en la región. Ambos, demostraron y demuestran que el rol de los ejércitos no es el de la seguridad interna, sino el de la defensa de las soberanías nacionales.

La participación de la mayoría de la oficialidad, y de una parte de la tropa castrense, en la última dictadura cívico-militar dejó en el pueblo uruguayo heridas que aún sangran. El desafío que tenemos como izquierda es aprender a separar las responsabilidades, cargando las tintas contra los mandos militares y civiles que utilizaron una institución del pueblo para atacar al propio pueblo.

Los que tienen las manos limpias

Así se titulaba una pagina editorial del Mate en el año 89’ que refería justamente a esa mayoría de casos de soldados razosque pasaron a ser mal vistos a causa de la guerra suciaque llevó a cabo una parte minoritaria del ejército uruguayo (las cúpulas, básicamente).

Esa misma edición del mate publicó una serie de nombres (algunos de ellos con sus respectivos grados) de militares y policías que habían sido partícipes probados del terrorismo de Estado. 306 impunes [] una minoría de terroristas de Estado tienen en vilo al país” mencionaba dicha nota.

Entonces, ¿es proporcionalmente correcto juzgar a una tropa de aproximadamente 20 mil soldados (en ese entonces) por el accionar de esos 300? ¿Acaso hemos sido así de implacables con los civiles –y los partidos a los que pertenecían- partícipes del terrorismo de Estado?

Una manzana podrida, NO siempre pudre todo el cajón

Actualmente Uruguay cuenta con una tropa militar de aproximadamente 14 mil soldados (contabilizando solamente el Ejército). Todos ellos perciben un sueldo por su trabajo. Todos ellos pertenecen al pueblo, en la -cada vez más notoria y radical- división entre oligarquía y pueblo. Si continuamos marginando a esa numerosa parte del pueblo, ¿no corremos el riesgo de que otras fuerzas políticas no democráticas se apropien de ella?

En la nota de Mate antes mencionada un policía reconoció tener intenciones de votar la opción verde en el plebiscito de abril de ese año, es decir, votó para anular la ley de caducidad. Más adelante en la nota, ese mismo oficial reconoció tener intenciones de votar a Pacheco en las elecciones nacionales porque es el único que se preocupa por nosotros…Ese es uno de los tantos riesgos que corremos si continuamos marginando a ese sector del pueblo.

Por otra parte, ese nefasto determinismo (militar = malo) no resiste ni el más nimo análisis histórico, puesto que en todas las revoluciones (que los que somos de izquierda reivindicamos) el factor militar fue determinante. Desde la revolución soviética de 1917 hasta la revolución cubana, nicaragüense o bolivariana, entre otras tantas. A ese tipo de ejército debemos apuntar, con consciencia popular, y para ellos debemos dejar de marginalizarlo socialmente.

¿Qué hemos hecho? y ¿qué no podemos hacer?

Entendemos muy acertadas las reformas aprobadas por el Parlamento, respecto a cuestiones tales como: la disminución de los altos mandos, la eliminación de la obediencia debida(obligatoriedad de los subalternos a obedecer órdenes antidemocráticas), la transparencia de los concursos de ascensos, la eliminación de los tribunales de honor, entre otras.

También creemos necesaria la eliminación total de la influencia de la Doctrina de la Seguridad Nacional en la formación de militares.

Está más que claro que el ejército no está para encargarse de la seguridad interna. Está más que claro que es un debate para profundizar incluso con la tropa. El Frente Amplio ha hecho un gran sacrificio aumentando considerablemente el sueldo de los soldados más sumergidos, trabajadores como cualquiera de nosotros, pero también hay que trabajar políticamente con ellos, aunque más no sea por su carácter de ciudadanos.

Aprovechemos la plataforma del No a la Reforma para complejizar un poco más nuestro pensamiento político sobre la cuestión militar, que no sea una cuestión de piel, que los soldados de hoy no paguen los platos rotos de los mandos militares-civiles de ayer.

La convivencia y la resolución de nuestros principales problemas de pequeño país, capitalista y dependiente, requiere de una visión política certera y a largo plazo. Sin olvidar el horror, sin permitir el terror, pero reconociéndonos sujetos políticos con voluntad y necesidad de caminos comunes para el beneficio de todos l@s trabajador@s de nuestro país.

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